Benedicto XVI "no se arrepiente" de su renuncia un año después (FOTOS)
Este martes se cumple un año desde que Benedicto XVI pronunciara estas palabras (eso sí, en latín), sacudiera a la Iglesia e hiciera historia al renunciar a su cargo, algo que no sucedía desde 1294 con el papa Celestino V.
Tras un período apartado del mundo, tal como él mismo había planeado, Benedicto XVI ha confesado que "no se arrepiente" de su decisión y está "en paz consigo mismo" y también con Dios, según ha indicado su secretario personal, Georg Gänswein, en una entrevista concedida a Reuters.
La histórica renuncia se produjo un lunes 11 de febrero a mediodía. El Pontífice se encontraba celebrando el consistorio para la canonización de los mártires de Otranto, y sólo una periodista de los pocos que cubrían el evento entendió sus palabras y las difundió.
A las 17.07 horas del 28 de febrero, Benedicto XVI abandonó el Vaticano en helicóptero con destino a Castel Gandolfo. Antes de partir, se dirigió a las personas congregadas en la Plaza desde el balcón para decirles: "Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en esta tierra".
Benedicto XVI se instaló después con Gänswein en el monasterio Mater Eclesiae junto a las cuatro memores Domini (Rossella, Loredana, Carmela y Cristina), las laicas consagradas de Comunión y Liberación que le asisten desde entonces.
En septiembre, el Papa emérito hizo sus primeras declaraciones publicadas tras su renuncia, para señalar que los abusos a menores por parte de sacerdotes provoca "sufrimiento" en la Iglesia y que nunca ha tratado de encubrir estas acciones, un tema que le dio problemas durante su papado.
CONFESIONES UN AÑO DESPUÉS
Benedicto XVI ha permanecido oculto al mundo, con pocas apariciones públicas (la más reciente, el pasado 15 de enero en el 90 cumpleaños de su hermano mayor, monseñor Georg Ratzinger). Ha concedido pocas entrevistas, la mayoría para resaltar su buena relación con su sucesor, Francisco I, y para asegurar que se encuentra "muy bien".
Un año después de su retiro, su secretario personal ha indicado que el Papa emérito no guarda resentimiento contra quienes le criticaron por renunciar. "Está claro que, humanamente hablando, es doloroso ver que lo que escriben sobre uno no corresponde con lo que se ha hecho. Pero la medida del trabajo no es lo que los medios escriben sino lo que es justo ante Dios y la propia conciencia".
Cuando renunció, recibió muchas críticas porque aún condicionaba mucho la imagen de Juan Pablo II, sufriendo la enfermedad hasta el último suspiro de su vida. El actual cardenal arzobispo de Cracovia y secretario privado del papa Wojtyla durante 40 años, Stanislaw Dziwisz, señaló que "de la Cruz no se desciende".
Gäswein se ha mostrado convencido de que la historia "ofrecerá un juicio diferente del que a menudo se ha leído en los últimos años acerca de su pontificado". Benedicto XVI, conocido como Joseph Ratzinger antes de alcanzar la cúspide de la jerarquía eclesiástica, renunció tras un 2012 marcado por el escándalo de la filtración de documentos reservados del Vaticano.
Sobre su forma de vida, Ganswein ha apuntado que Benedicto XVI está "lejos del mundo" pero está "presente en la Iglesia". Además, ha señalado que pasa su tiempo estudiando, leyendo, revisando la correspondencia, recibiendo visitas, tocando el piano y rezando mientras pasea por los jardines de la Santa Sede.
"UN GRAN ACTO DE GOBIERNO"
Para el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, la renuncia de Benedicto XVI fue "un gran acto de gobierno" en el que Benedicto XVI mostró "mucha valentía" al tomar una "decisión libre" que incide en la situación y en la historia de la Iglesia.
En una entrevista concedida a Radio Vaticana, Lombardi ha definido la vida de retiro del papa alemán como un gesto "discreto" y "sin dimensión pública", pero ha matizado que esto no significa que viva de manera "aislada".
El portavoz de la Iglesia ha afirmado que la relación entre Benedicto XVI y el Papa Francisco es de "solidaridad espiritual profunda". Lombardi considera que Benedicto XVI es "el anciano sabio y santo" que ayuda a la Iglesia a continuar hacia adelante en el camino "con confianza y esperanza".
Tras los duros años que le tocó vivir a Ratzinger, la llegada de Francisco I ha supuesto una nueva primavera para la Iglesia. El papa Bergoglio ha devuelto a los católicos la alegría de ser cristianos y se ha ganado el favor de los medios de comunicación de todo el mundo.
Benedicto XVI fue duramente criticado desde el comienzo de su pontificado, tal vez porque pesaban demasiado sus 24 años como "guardián de la fe" junto a Juan Pablo II. Francisco fue acogido a lo grande desde el primer momento y todo lo que dice o hace se ve de manera positiva.
La relación entre ambos es "buena, incluso si a veces no coinciden en sus iniciativas", reveló a AFP un cardenal que prefiere permanecer en el anonimato. El primer papa argentino suele reconocer a su antecesor citándolo frecuentemente y llamándolo por teléfono o desayunando con él. "Es como tener al abuelo en casa", confesó a los medios durante un viaje oficial, y reconoció que siente la necesidad de pedirle consejo a menudo.