La mitad de los mayores atendidos por Cruz Roja vive bajo el umbral de la pobreza
"Buenos días María, le llamamos del servicio de teleasistencia, ¿cómo se encuentra hoy?, ¿qué tal se ha levantado?", pregunta una de las voluntarias de la Cruz Roja desde su mesa en la centralita en Madrid. Ella lo sabe (casi) todo de María: si le duele la rodilla, si tiene diabetes o quién tiene llave de su casa. Gracias a este servicio, María puede sentir que no está sola, que tiene alguien que se preocupa por ella.
María es uno de los 364.000 mayores que Cruz Roja atiende en España. Según esta organización, el 51% de los que atendieron en 2013 viven por debajo del umbral de la pobreza, con pensiones que no superan los 400 euros y, cada vez más, ayudando a sus familias.
Cada día, en la capital, ocho o diez voluntarios ofrecen unas horas de su día para asegurarse de atender las necesidades más inmediatas de los mayores. Confirman que están bien y, si necesitan algo, les envían a la persona adecuada.
Cruz Roja alerta en su boletín dedicado a los mayores que se encuentran en una situación realmente vulnerable. "Para que os hagáis una idea, el 33% de los mayores que hemos atendido este año no podían ni encender la calefacción", explica Antoni Bruel, coordinador general de Cruz Roja España.
La situación de este colectivo "está empeorando", insiste Bruel, quien ha presentado este jueves el informe sobre el impacto de la crisis en las personas mayores. "Estamos en la época de la familia y los niños, por eso hemos querido recordar a nuestros mayores", añade el coordinador.
La organización también ha podido constatar que un tercio de los atendidos tiene que ayudar económicamente a sus familias. De hecho, según el Consejo Económico y Social (CES), más de 420.000 hogares, de los 17 millones que hay aproximadamente en España, viven gracias a los ingresos de los abuelos. Además, la pensión con la que cuentan estas personas normalmente no supera la cuantía mínima, que se sitúa en unos 400 euros mensuales.
UNA CARGA O UN APOYO
A la complicada situación económica de los mayores hay que sumarle su estado anímico. El 45% cree que la sociedad les percibe como una carga para la economía, mientras que un 30% opina que son un apoyo necesario en los tiempos que corren. Esa "visión utilitarista de ellos mismos", como define Bruel, hace que sea un colectivo al que le cueste pedir ayuda.
Cruz Roja llega a estas personas por varias vías, pero pocas veces porque ellos les llamen directamente. "Normalmente, cuando atendemos a las familias, por el motivo que sea, terminamos descubriendo si hay algún mayor. Además, nos avisan desde centros de salud o servicios sociales", comenta Bruel, que añade: "Es curioso, los casos de niños que requieren atención se detectan muy facilmente gracias a los colegios, con los mayores es muy complicado".
Sin embargo, una vez que entran en el sistema, Cruz Roja trata de ofrecerles la atención que no pueden obtener de otro sitio. Algunos no tienen familia, otros sí la tienen pero viven solos y hasta los hay que viven acompañados. Pero, casi todos prefieren saber que con una simple llamada alguien va a estar ahí. Como la voluntaria que llama a María, que antes de colgar no olvida la fecha en la que estamos: "¿Me escucha, María? Si no hablamos antes de Navidad, ¡que pase unas felices fiestas! Cuídese".
Dos voluntarias de junto a tres mujeres mayores