Si eres fan de ABBA su museo en Estocolmo es tu sitio
¿Quieres ser Agnetha, Benny, Björn o Anni-Frid? ¿Quieres convertirte en una estrella del pop de los 70 por un día y abandonarte al brillo de las lentejuelas mirando al mundo desde unas plataformas? ABBA The Museum está pensado para que cumplas con tu sueño en la isla de Djurgården de Estocolmo. Y es que los fans del cuarteto prefieren quedarse con el lustre del pasado que esperar a un posible nuevo disco con canciones inéditas, nos dicen en ese palacio de memorabilia que es el museo dedicado al grupo en la capital sueca.
Algunos de los visitantes se muestran nerviosos porque saben que de verdad van a adentrarse en el universo del grupo. En el interior de este viaje de nostalgia les esperan fieles reproducciones del estudio donde grabaron sus grandes éxitos, los rincones íntimos de sus casas donde los compusieron y hasta la oficina del manager al que hicieron rico o que les hizo ricos. Antes de entrar en el recinto una fotografía a tamaño natural permite colocar la cara en lugar de la de los miembros originales. Ya hay foto para el Facebook y aún no ha hecho falta pagar las 200 coronas -cerca de 20 euros- de la entrada (Consejo para la foto en Facebook: ve con otros tres amigos).
El lugar está planteado en muchos aspectos bajo la concepción actual de las redes sociales, en donde la admiración a los ídolos pasa por compartir los focos con ellos. En su interior, mientras los niños disfrutan de la reproducción de un helicóptero a tamaño real, los mayores posan dentro de él como lo hacía el grupo en la portada de su álbum Arrival, suplantando así su personalidad. (Consejo para la foto en Facebook: Vete vestido de blanco, como ellos en la carátula del álbum).
Si quieres reproducir la portada de este disco, mejor que vayas vestido de blanco.
El museo también se las arregla para que quien lo desee pueda subirse a un escenario y cantar como el quinto ABBA gracias a las nuevas tecnologías. (Consejo para el vídeo en Facebook: practica las letras en esta web).
El grupo sigue vendiendo miles de discos al día, además de entradas para sus distintos espectáculos teatrales en todo el mundo y ahora también tickets de museo: en los primeros tres meses desde su apertura ha recibido a más de 170.000 visitantes, lo que también repercute en el turismo local. Un matrimonio español nos reconoce que, aprovechando que se ha inaugurado este museo, decidieron dedicar su siguiente viaje a Estocolmo. Muchos visitantes pasan después por los cercanos Vasamuseet, el más popular de la ciudad y que alberga un impresionante navío del siglo XVII, o el Modernamuseet, con arte moderno.
Han pasado treinta años del último disco de estudio del cuarteto. Algunos de ellos han lanzado discos en solitario y otros se han convertido en empresarios. Es el caso de Benny Anderson, dueño del Hotel Rival, el más lujoso de la ciudad en la isla de Södermalm.
Un grupo de fans acérrimos venidos de Londres no se muestran muy entusiasmados con la idea de que el grupo grabe un disco con canciones inéditas para celebrar el 40 aniversario del lanzamiento de Waterloo, como insinuó hace poco Agnetha Fältskog a un periódico alemán. Muchos de ellos no creen que las voces o el nivel de las composiciones vayan a estar a la altura y prefieren seguir disfrutando del revival que ofrece el museo.
Los visitantes más jóvenes, que reconocen haberse incorporado al universo ABBA por herencia familiar o gracias al musical Mamma Mia! y a la película posterior, parecen disfrutar más de la tienda del museo, un batiburrillo de neón repleto de camisetas rosas fosforescentes con estampados que rezan Dancing Queen o Gimme, gimme, gimme, muy similar a la sección masculina de cualquiera de las tiendas de ropa de sus compatriotas H&M.
Ediciones japonesas en vinilo y más ropa en la Gold room.
Los más veteranos en cambio se dejan llevar por el fetichismo de prendas e instrumentos musicales. "¡Esa guitarra la llevaron a una de las giras británicas en las que yo estuve!", exclama un visitante, quien sabe si alimentando sus propias ilusiones o un verdadero fan capaz de controlar hasta el mínimo detalle. Los más obsesionados no paran de comparar este museo con el que hay en Londres y que está abierto desde hace años.
No es de verdad, es la réplica.
Para ellos, uno de los puntos fuertes de este museo oficial en Suecia, es el poder escuchar el relato de la historia del grupo en primera persona, con las voces de los componentes originales en las versiones en inglés y sueco de la audioguía (Consejo para el Facebook: grábalo con el móvil y cuélgalo en tu muro, no serás el primero).