Día de la Salud Mental: asociaciones y afectados denuncian los recortes sanitarios y la falta de prevención
“Tengo trastorno bipolar. También tengo caries”, es la breve descripción que Sergio Saldaña hace de sí mismo en Twitter y que no para de repetir durante la presentación de su libro, Tengo trastorno bipolar.
Después de casi dos décadas aprendiendo a convivir con su enfermedad, este empresario navarro ha decidido alzar la voz sobre un trastorno que afecta, aproximadamente, a unos 230.000 españoles (el 0,5% de la población). “Este libro es para mi vecina del primero, y la del cuarto, también para el panadero que me vio haciendo cosas raras y no entendía”, explica.
A pesar de los varios años que lleva embarcado en su campaña por la sensibilización —especialmente el 10 de octubre, día Internacional de la Salud Mental—, enfermos con patologías mentales como la de Sergio sienten que viven con un estigma. "Eso lo notaba mucho con las mujeres. Aunque ninguna se fue de mi cama cuando le dije que tenía este trastorno, muy pocas volvían a querer verme", ejemplifica entre bromas este navarro a El Huffington Post.
Carles, que protagoniza un vídeo para concienciar sobre estos problemas, coincide con él.
Enfermo de esquizofrenia, recuerda sus primeros años, los más difíciles: "Me diagnosticaron el trastorno hace más de 20 años, con sólo 17". No era consciente de lo que suponía, y a ese desconocimiento se sumó el estigma social: "Sabía que no debía comentarlo por ahí. Sólo con la familia y el psiquiatra".
POCA VISIBILIDAD
Estos trastornos, conocidos como 'graves' (bipolaridad, esquizofrenia...), afectan al 1% de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero, si a este porcentaje se suma el de los desórdenes leves, como la depresión, las enfermedades mentales representan el 12,5% de todas las patologías. Esta proporción es superior a la del cáncer, pero tienen mucha menos visibilidad. En todo el mundo, 450 millones de personas padecen algún trastorno de tipo mental.
El presidente de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES), José María Sánchez Monge, defiende que “no hay ninguna enfermedad de este tipo que te impida llevar una vida normal”. No es una sentencia baladí: según FEAFES, aproximadamente un millón de españoles vive con un trastorno grave y el 9% de la población sufre alguno leve.
DESAPARICIÓN DE PROGRAMAS
Al eterno problema de la estigmatización que denuncian asociaciones y afectados, en los últimos cinco años se han añadido todos los derivados de la crisis económica, que se traduce en menos recursos y ayudas.
Sánchez Monge evidencia el deterioro de la atención a los pacientes con trastornos mentales y la desaparición de numerosos programas, sobre todo de reinserción, debido a los recortes en la sanidad pública. Siempre los recortes.
“La prevención es lo que más ha perdido… Con la crisis ha aumentado el consumo de tóxicos, en especial el alcohol”, explica el presidente de FEAFES, quien detalla que los malos hábitos de salud pueden actuar como desencadenante en pacientes con tendencia a sufrir problemas mentales.
Cada vez es más difícil ver campañas públicas de prevención en materia de salud, y mucho menos en el ámbito psiquiátrico. “En 2015 aumentará el número de enfermos con desórdenes mentales precisamente por no llevar buenos hábitos de vida”, se lamenta Sánchez.
EVITAR HOSPITALIZACIONES
Desde las asociaciones abogan por una mayor inversión en los tratamientos para evitar hospitalizaciones. Según el presidente de la confederación, un día de ingreso hospitalario equivale en términos económicos a todo un año de tratamiento (medicación, terapia, etcétera).
El problema económico puede representar un verdadero dolor de cabeza para los pacientes, fundamentalmente a la hora de adquirir sus medicinas. Saldaña asegura que para él supone un coste irrisorio (paga aproximadamente dos euros por un medicamento que le dura dos meses), una opinión que no comparte Carles. Su enfermedad le obligó a jubilarse prematuramente y no le parece una nimiedad dedicar cada mes seis euros de su pequeña paga a sufragar el tratamiento.
LA CRISIS Y EL ESTRÉS
Sin embargo, la crisis no sólo afecta a nivel económico a los enfermos en tratamiento. Puede repercutir en cualquiera.
El miedo a perder el trabajo, a no poder seguir pagando la hipoteca, a encontrar la forma de alimentar a los hijos... provocan estrés en todas las personas, con o sin patologías psicológicas previas. Esta reacción fisiológica del organismo humano ante situaciones tensas es otro de los posibles detonantes en las personas que tienen predisposición natural a padecer este tipo de trastornos.
“Hay quien dice que desde que comenzó la crisis ha aumentado el número de problemas mentales, pero sólo lo ha hecho el de los leves”, recuerda el presidente de FEAFES, Sánchez Monge. Ansiedad o depresión son los más habituales, pero por ser considerados menos graves no deben tenerse menos en cuenta. “La depresión es una de las principales causas de suicidio”, advierte este profesional.
Mira el vídeo de FEAFES protagonizado por Carles: