Chipre busca dinero en Rusia, la iglesia ortodoxa y sus recursos naturales para evitar la quiebra
"No hay plan B" es una de esas frases, repetidas hasta la saciedad en Bruselas y copiada en Madrid, que han definido la crisis del euro desde su inicio. No hay plan B al euro, cuyos líderes defienden como "irreversible", y tampoco hay plan B a las medidas que se toman, una condición imprescindible para justificarlas como inevitables, por muy dolorosas que sean.
Sin embargo, Chipre lleva varios días anunciando una alternativa al plan de rescate de la eurozona, aprobado por unanimidad en la madrugada del sábado y rechazado el martes por el parlamento chipriota. Ese plan B, que el presidente Nikos Anastasiadis prevé anunciar este jueves, pasa también por Moscú.
El ministro de Finanzas, Mijalis Sarris, prosigue sus reuniones en Moscú con las autoridades rusas a las que se pretende convencer de una mayor participación en el rescate a la economía isleña. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, se encuentra este jueves en Moscú, donde por la mañana ha participado en una conferencia junto al primer ministro Dimitri Medvedev y altos cargos del Gobierno. Durante el encuentro, Barroso desgranó los numerosos contactos con Moscú sobre Chipre en los últimos meses. Según comentaristas rusos, el Kremlin se muestra dispuesta a implicarse más en Nicosia.
Diversas informaciones publicadas por medios griegos y rusos apuntaban a la compra por parte de inversores rusos de Laikibank, el segundo banco del país, una operación que podría saldarse con 4.000 millones para aligerar la factura del rescate, de 16 o 18.000 millones de euros. Sin embargo, el Gobierno chipriota desmintió esa posibilidad.
La posibilidad de que Rusia se haga con el gas del país, en disputa por el conflicto entre la parte turca y greco-chipiotra, o la instalación de una base militar son otras opciones barajadas.
ALTERNATIVAS SIN PASAR POR MOSCÚ
Durante la noche del miércoles continuaron también los contactos a nivel técnico para buscar una medida alternativa a la tasa de entre el 6,75 % y el 9,9 % a los depósitos, que fue rechazada por el Parlamento.
Chipre debe encontrar una fórmula para recaudar unos 5.800 millones de euros, ya que de otra forma, la Unión Europea se niega a contribuir al rescate de su sistema bancario con otros 10.000 millones de euros.
Según filtraciones de los medios locales, la nueva propuesta mantendría una quita de depósitos -aunque se desconoce su cuantía-, ante la exigencia de Alemania de que haya un impuesto, al menos simbólico, a los grandes clientes de los bancos chipriotas.
Pero la novedad más importante sería la creación de un fondo de inversión que incluiría valores inmobiliarios del Estado y otros organismos -la Iglesia se ha ofrecido a participar- y en el que participaría también la Seguridad Social, además de quedar abierto la contribución de los ciudadanos y empresas que así lo deseen.
Este fondo podría emitir bonos ligados a los beneficios futuros de la extracción de gas.
De acuerdo a fuentes del Gobierno citadas por el diario "Politis", "la principal cuestión es que el fondo no esté dirigido por el Gobierno, ya que la troika no lo aceptaría".
Se prevé que la nueva propuesta sea votada a lo largo del día por el Parlamento.