Rajoy presume de alejar a España del "desastre", elude mencionar a Bárcenas y anuncia una "segunda generación de reformas"
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha servido del debate sobre el estado de la Nación para anunciar las líneas maestras de lo que ha definido como su “segunda reforma”. Promesas del mismo político que ha reconocido haber incumplido gran parte del programa electoral con el que ganó las últimas elecciones generales.
El discurso de Rajoy —tedioso, leído desde la primera hasta la última línea, y en el que no ha mencionado palabras como Bárcenas, ETA o desahucios— ha dejado anuncios enfocados a estimular la salida de la crisis económica. Una crisis que sigue golpeando con fuerza (“Nada de brotes ni nubes pasajeras”, ha aclarado) y de la que, ha insistido, va a costar salir.
El grueso de las medias avanzadas este miércoles por el presidente del Gobierno serán aprobadas el viernes mediante un Real Decreto Ley, sin consulta a los grupos parlamentarios. Sin debate.
En todo el momento de su discurso, de una hora y 31 minutos de duración, Rajoy se ha arrogado el papel de salvador de la nación, de persona que, gracias a las medidas adoptadas, ha sacado a España de lo más profundo de la crisis. "Ha costado dolor, pero el barco no se ha hundido", ha subrayado. “Hemos dejado atrás la inminencia constante del desastre”, ha dicho poco después.
REDUCCIÓN DEL DÉFICIT
El presidente del Gobierno ha avanzado que el déficit de 2012 se situó "por debajo del 7% del Producto Interior Bruto". La Unión Europea exigía a España cumplir con el 6,3% del PIB, dato al que con toda seguridad no se rebajará el agujero de las cuentas públicas en España en el pasado ejercicio.
En un momento de "recesión", España ha reducido su déficit estructural primario en 3,5 puntos del PIB, lo que Rajoy ha interpretado como un "ajuste sin precedentes" en el que han colaborado "la mayor parte" de las administraciones públicas en un "esfuerzo colectivo" que reconoció y agradeció.
CORRUPCIÓN
Sólo en la parte final, un Rajoy acosado por los casos de corrupción tanto dentro de su partido —caso Bárcenas, cuyo nombre no ha citado ni una sola vez— como dentro de su Gobierno —caso Mato— se ha adentrado en la cuestión proponiendo penas más duras para los casos de corrupción y defendiendo, como ya ha hecho en ocasiones precedentes, que no todos los políticos son iguales ni permitirá que se extienda "la leyenda negra" de que España es un país corrupto: "Tengo que decirlo con toda firmeza: no es verdad que en España haya un estado generalizado de corrupción. Eso es una insidia". "Toda corrupción es insoportable, siempre es demasiada", ha abundado.
"España es un país limpio", ha señalado para advertir de que hará todo lo posible para evitar que se convierta un lugar "inhabitable" porque se "aplaudan las acusaciones sin pruebas" que acaban causando daños que ni la "rectificación" podrá reparar. "Es necesario acabar con este clima que empieza a ser irrespirable".
Ante todo ello ha propuesto modificar el Código Penal para endurecer las penas previstas por los delitos de corrupción y aumentar los plazos de prescripción, así como una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que agilice los procedimientos para que el tiempo de respuesta ante el delito no favorezca la impunidad del delincuente y también para que no se condene a una "sentencia pública" al que no lo es.
Rajoy ha presentado un discurso marcado por la inevitabilidad. Las medidas adoptadas son las únicas posibles, no tuvo más remedio que incumplir su programa, la corrupción es un problema muy importante, pero no afecta con especial incidencia en su partido y, pese a las propuestas presentadas, "no puedo afirmar que con ello vayamos a acabar del todo con la corrupción".
MENSAJE A MAS
No ha sido hasta el tramo final del discurso cuando el debate soberanista lanzado por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha encontrado respuesta por parte de Rajoy que, sin embargo, no se ha salido ni un milímetro del discurso expresado a partir del 25 de noviembre, cuando CiU se impuso en las elecciones catalanas. Ha insistido en que toda pulsión independentista se dará de bruces contra la Constitución. "Comencemos por respetar la Constitución y la Ley y luego hablaremos de lo que haga falta", ha señalado.
El Estado autonómico puede ser cuestionado, ha reconocido. E incluso caben críticas y propuestas de un modelo diferente ("De todo lo que tenga que ver con diferencias de criterio, necesidades insatisfechas, o carencias fiscales, económicas o competenciales, el gobierno está dispuesto a hablar, ha dicho). Pero siempre "dentro del marco de la legalidad". "Lo que no es aceptable, y espero que en esto estemos todos de acuerdo, es que se tomen decisiones que vayan en contra de la propia carta magna. Y menos desde las instituciones".
CONTRADICCIONES
El presidente ha cometido, además, contradicciones no menores como presumir de que "hemos demostrado que merecemos confianza, que somos de fiar, que nuestra palabra vale como un contrato" poco después de que reconociera: "No me ha sido posible cumplir con algunos de mis compromisos electorales".
De igual forma, en los primeros minutos de su discurso ha recordado que durante el debate de investidura sentenció que “en política, las herencias no se reciben a beneficio de inventario”. "Sobre lo que pasó antes de esa fecha, los españoles emitieron su juicio el 20 de noviembre de 2011 y éste es inapelable. Por lo tanto, nada de burladero". Inmediatamente después ha comenzado a criticar la gestión realizada por el anterior presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero: "La verdad es que, ante la crisis que se inicia en 2007, ni se vio su alcance, ni se acertó en el diagnóstico. Y, a partir de ahí, todo lo que se podía hacer mal, se hizo mal".
20 02 2013 Discurso Presidente Debate sobre el Estado de la Nación by ElHuffPost