Rajoy: "Sin ajustes, el déficit estaría por encima del 11% y la situación sería insostenible"
España sigue inmersa en una especie de estado de excepción, pero un poco menos. La paradoja puede servir como resumen del balance del año que el presidente del Gobierno hizo este viernes. Estado de excepción porque Mariano Rajoy sigue justificando todas sus medidas de la misma manera: son las únicas posibles y de no haberlas tomado el caos camparía a sus anchas. En sí mismo, el razonamiento no acepta la autocrítica y el presidente no la hizo.
Pero el ambiente que asoma en el Ejecutivo es otro muy distinto. El presidente promete para 2013 crecimiento tras cinco años de recesión y presume del apoyo de la Unión Europea, donde la Comisión Europea no pide sacrificios adicionales hasta 2014. En los márgenes de la comparecencia, celebrada en un salón reservado a las ocasiones, un destacado miembro del Ejecutivo exhibía además la frenética actividad del Consejo de Ministros, que en un año ha sacado adelante hasta 90 leyes, un tercio por decreto.
Rajoy lleva un año al frente del Ejecutivo y aunque en ocasiones reconocer haber aprendido mucho, no es capaz de reconocer ningún error. Preguntado por El HuffPost, declinó responder asegurando que sus “adversarios políticos” estarían “hablando horas y horas, de manera continuada”. Tras haber incumplido su programa electoral en multitud de ocasiones, Rajoy tampoco teme perder la confianza de los españoles, anclada en una mayoría absoluta durante tres años más y sin elecciones a la vista hasta junio de 2014.
De no haber impuesto la austeridad, España tendría un 11 o un 11,5% de déficit en relación al PIB y probablemente rescatada, según sugirió el presidente.
CATALUÑA
Sin citarlo en su intervención inicial, Rajoy se refirió constantemente al clima político en Cataluña. El presidente se mostró dispuesto a buscar “puntos de encuentro” con el Ejecutivo de Artur Mas, con quien se reunirá “cuando él quiera”. También puede negociar cómo “acomodar” las demandas de “diversidad” y un nuevo modelo de financiación. Pero la Constitución, que Mas critica como muro en el que se se estrella una y otra vez la voluntad del pueblo catalán, es intocable. Rajoy es un “incondicional” de un texto que integró a “personas que venían del régimen anterior” o del “exilio” y que ha funcionado muy bien. Preguntado por El HuffPost, el jefe del Ejecutivo no prevé ningún cambio en “los próximos diez años” y pide “pocos brindis al sol”.
¿Qué deparará el 2013? Más austeridad, una reforma de la administración y un “debate abierto” sobre el futuro de las pensiones. ¿Un rescate? “Hoy” no está previsto. ¿Una subida del IVA? Dependerá de los acontecimientos. En otras palabras: Rajoy, que acusaba al Gobierno anterior de ser imprevisible y errático, de no tener un plan para España, vive al día. Y pide comprensión. Según algunos, justo lo contrario de lo que prometía.