Guerra en la UE por las cuotas de mujeres en la élite empresarial: Bruselas quiere un 40% en 2020
En la Unión Europea, nada existe definitivamente hasta que se pone por escrito. Hay presiones, conversaciones telefónicas, contactos discretos, pero el papel es condición necesaria. A la hora de redactar una nueva ley o reglamento, todo empieza con un escrito de la Comisión Europea, el Ejecutivo comunitario.
Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión, lleva años haciendo borradores de un documento crucial en su mandato, tras el que aspira a convertirse en la presidenta y suceder al portugués José Manuel Durao Barroso. La comisaria quiere introducir cuotas de mujeres en las más altas esferas de la economía, obligando a que las empresas, públicas o privadas, tengan en 2020 un 40% en sus consejos de administración.
De ser aprobada, la norma se aplicaría en los 27 países que conforman la UE y afectaría a las grandes empresas, las de más de 250 trabajadores y las cotizadas, dejando fuera a las pequeñas y medianas compañías. Además, se aplicaría a los consejos de administración y supervisores, pero no a los órganos ejecutivos de las empresas, los que llevan el día a día y que a menudo dependen de los primeros. Tras muchas consultas y llamadas a la autorregulación, que Bruselas reconoce en documentos internos que ha sido un “fracaso”, la propuesta se encuentra en su fase final de preparación previa.
Pero no hay papel.
Bruselas no ha presentado todavía su propuesta por la feroz oposición de varios países, liderados por el Reino Unido. Ellos sí han presentado el primer escrito, en un movimiento muy poco habitual, para oponerse a una medida que ni siquiera se ha presentado.
En otras palabras, estos países están de acuerdo con el fondo, pero no con la forma. O eso dicen, ya que según la Comisión Europea esa convicción por la igualdad de oportunidades no se ha reflejado en avances en los últimos años. El año pasado, Reding dio una última oportunidad a la autorregulación, haciendo un llamamiento público a las empresas para que se comprometieran a incluir a un 30% de mujeres en 2015 y un 40% en 2020. “Un año después, sólo 24 empresas lo hicieron”, recuerda un documento del equipo de Reding. En los últimos años, la representación de las mujeres en la cúspide empresarial sólo ha avanzado un 0,6%, según los datos de Reding, por lo que “harían falta más de 40 años para que de manera natural se alcanzase un equilibrio”. Y Reding no quiere esperar.
“Está ampliamente estudiado, cualquier intento por dejar que funcione la autorregulación ha fracasado estrepitosamente, por lo que el debate no es ese”, señala Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres. “Y si de méritos y capacidad se trata, que es lo que queremos todos, hay estudios que cifran las miles de mujeres preparadas para ocupar puestos de responsabilidad”. Según ella, “la sociedad en su conjunto sí está preparada” para la presencia de mujeres, pero la élite política y empresarial sigue vistiendo corbata.
En la empresas de la UE sólo hay un 13,7% de los miembros de consejos de administración son mujeres. La media está por encima del dato español, que se sitúa en el 11%, pero que ha aumentado sustancialmente desde 2007, cuando el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó la Ley de Igualdad. Tan solo en el 2004 eran un 4%. Según un informe de Add Talentia, cinco empresas del IBEX 35 no cuentan en sus consejos con ninguna mujer. Se trata de Endesa, Gas Natural, Iberdrola Renovables, Sacyr Vallehermoso y Técnicas Reunidas, según el informe hecho con datos de 2011. De los 496 puestos de consejero en las empresas del selectivo, sólo 56 están ocupados por mujeres.
El Gobierno de Mariano Rajoy, que no ha firmado hasta la fecha ningún documento de oposición, guarda silencio sobre el debate.
REDING NO CONVENCE NI A SUS COLEGAS COMISARIAS
La propuesta de la vicepresidenta Reding se espera para “este otoño”, según Bruselas. Pero bien podría ser descafeinada desde dentro. El Ejecutivo comunitario no suele presentar propuestas que cuenten con un amplio rechazo de los países que tienen que respaldarlas y, lo que es más importante, aplicarlas. Pero al menos tres de las 8 comisarias del equipo de Barroso (que contándolo a él, tiene 27 miembros) se oponen a la medida. Se trata de Catherine Ashton, la jefa de la diplomacia comunitaria, que llegó al cargo por un conjunto de factores, entre las que estaba ser mujer, algo que en su día valoró como un plus Zapatero. Ashton es la comisaria británica. Pero también se oponen Cecilia Malmstrom, la sueca a cargo de Interior, y Neelie Kroes, la holandesa a cargo de las telecomunicaciones e internet. Creen que es un territorio más apto para la legislación nacional, según fuentes comunitarias.
En el seno del Gobierno de Angela Merkel, la propuesta cuenta aún antes de ser presentada con la oposición de la titular de Familia, mientras que la responsable de Trabajo se muestra a favor.
EN NORUEGA LO INTENTARON... Y FUNCIONÓ
En 2003, el parlamento noruego apostó por exigir la presencia de un 40% de mujeres en las empresas públicas, una norma que poco después se extendió a los consejos de administración de las grandes empresas. Y funcionó. “Es el ejemplo de que lo único que se necesita es la voluntad política, que además en Noruega partió del centro derecha y fue rápidamente apoyada por los laboristas”, recuerda Soleto, de la Fundación Mujeres.
Las autoridades de ese país consideran la medida como un paso fundamental hacia la igualdad de oportunidades y se centran ahora en el acceso a guarderías y otros aspectos clave para que la mujer sepa que su vida laboral no estará frustrada ni por hombres tapón ni por hijos a los que atender sin posibilidad de conciliar.