El tribunal de Oslo ha condenado a 21 de años de prisión al autor confeso de la matanza del 22 de julio de 2011 en Noruega, Anders Behring Breivik, y ha declarado, en contra de las pretensiones de los fiscales y tal como pedían las víctimas y el propio procesado, que reúne las condiciones de salud mental adecuadas para cumplir la pena en una cárcel.
"La decisión es unánime", declaró la juez Wenche Elizabeth Arntzen durante la lectura de la sentencia. "El tribunal condena al acusado a 21 años de prisión preventiva", añadió. Breivik, de 33 años, había sido imputado por cargos de homicidio y por terrorismo en relación con la muerte de 77 personas en un atentado con coche bomba en Oslo y en un tiroteo posterior en la isla de Utoya, donde se estaba celebrando un campamento de las juventudes laboristas.
El autor de la matanza será recluido en la prisión Ila, en las afueras de Oslo, en celdas relativamente espaciosas que incluyen una sala de ejercicios, un ordenador y una televisión. La pena de 21 años de cárcel podría ampliarse a su conclusión si las autoridades consideran, pasado ese tiempo, que sigue siendo un peligro para la sociedad.
Muchos supervivientes y familiares de las víctimas habían reclamado que se declarase sano, ya que, en caso contrario, hubiera disminuido su responsabilidad por los ataques.
NO ESTÁ MENTALMENTE INCAPACITADO
El propio Breivik había advertido de que presentaría un recurso si el tribunal lo consideraba mentalmente incapaz y lo hubiese encerrado en un psiquiátrico en lugar de en una cárcel. La fiscalía había pedido su reclusión en un psiquiátrico, mientras que los expertos médicos consultados a lo largo del proceso habían dado versiones contradictorias en torno a la salud mental de Breivik.
Para el autor confeso de la masacre, su acción tenía un motivo. Actuó, según alegó durante el juicio, por "necesidad", en aras de una ideología nacionalista y por odio hacia el multiculturalismo.
Durante diez semanas, un tribunal de Oslo ha escuchado a testigos, expertos y al propio acusado para averiguar los motivos y circunstancias de la matanza, que comenzó con la explosión de un coche bomba frente a oficinas gubernamentales en la capital Noruega.
Ocho personas fallecieron en este primer ataque, mientras que otras 69 --en su mayoría adolescentes-- perdieron la vida en el tiroteo indiscriminado que Breivik perpetró en la isla de Utoya.
El acusado espera la lectura de la sentencia en una celda de tres habitaciones en la que dispone de ordenador, una cinta para correr, acceso a televisión y a periódicos.
Matanza en Noruega
Equipos de rescate buscan cuerpos en las aguas de la isla de Utoya.
Oficiales de policía trasladan un cuerpo en la isla de Utoya dos días después de la masacre.
La reina Sonia de Noruega ofrece consuelo a una mujer a las puertas del Hotel Sunvold, después del tiroteo en la isla.
Médicos transportan a una joven que sobrevivió al ataque en la isla de Utoya
Un grupo de familiares de una de las víctimas se abraza para guardar un minuto de silencio en la isla de Utoya, donde Breivik asesinó a tiros a 67 jóvenes.
Miles de personas caminan por la isla de Utoya para asistir a un homenaje a las víctimas, dos días después de la masacre.
Un niño lanza una flor al mar, en la isla de Utoya, en recuerdo de las víctimas de la matanza de Breivik
Flores y velas en la orilla del lago Tyrifjorden, justo enfrente de la isla de Utoya.
Un grupo de trabajadores reparan los daños en el edificio del gobierno en el que Breivik perpetró un atentado causando diez muertos.
Allegados a las víctimas, durante la vigilia en una de las iglesias de Oslo, al día siguiente de la matanza.
Amigos y familiares encienden velas en la catedral de Oslo.
El llanto fue constante durante las misas en recuerdo de las víctimas.
Miles de personas en la vigilia por las víctimas de la matanza de Utoya tres días después del suceso.
La policía montada vigila las calles pocos días después del atentado.
El ejército noruego también custodió las calles de Oslo los días posteriores al atentado con bomba en el edificio gubernamental, que provocó 10 muertos.
Este es el falso traje de policía que llevaba Anders Breivik cuando mató a los 67 jóvenes de Utoya.
La policía noruega custodia el juzgado donde Breivik se estaba declarando culpable de los asesinatos que se le imputan.
A su llegada a los juzgados, Breivik saluda con el puño en alto. El pasado abril estuvo declarando durante cinco días sobre su responsabilidad en el atentado de Oslo y el tiroteo de Noruega.
Elizabeth Amundsen,16 y Tiril Killi, 16, sollozan entre las miles de personas reunidas en la vigilia en Oslo, en memoria de las víctimas dos días después de la matanza.
Breivik escucha a su abogado, Geir Lippestad, durante la celebración del juicio, en abril.
Homenaje a las víctimas con flores, tres días después de la matanza. Los noruegos intentan recuperar la normalidad en sus vidas después del ataque que conmocionó al país.
Un año después, miles de noruegos homenajearon a las víctimas con un concierto.
La princesa Marta Luisa y el príncipe Haakon de Noruega acudieron a la conmemoración del primer aniversario de la masacre, el pasado 22 de julio, en Oslo.
Las princesas Mette-Marit y Marta Luisa de Noruega se secan las lágrimas mientras escuchan, junto a miles de personas, un discurso durante la vigilia en memoria de las víctimas, en Oslo, tres días después de la tragedia.
Una pareja de jóvenes sostiene dos rosas durante la vigilia celebrada en Oslo en recuerdo de las víctimas de la tragedia.
Una bandera noruega ondea entre las más de cien mil personas reunidas en Oslo durante la vigilia en recuerdo de las víctimas de la matanza.
El acusado, que acaba de ser condenado a 21 años de prisión por la justicia noruega, siempre ha defendido que sus crímenes son parte de una cruzada contra la inmigración y el multiculturalismo.
Vibeke Hein Baera y Geir Lippesta, abogados del ultraderechista, conversan con los periodistas tras visitar a su cliente en la cárcel de Ila, en Noruega el pasado jueves.
Un convoy policial transporta a Anders Breivik de la prisión de Ila al tribunal de Oslo, en Noruega, este viernes 24 de agosto de 2012.
Un convoy policial transporta a Anders Breivik de la prisión de Ila al tribunal de Oslo, en Noruega, este viernes 24 de agosto de 2012.
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Breivik asesinó a 67 jóvenes del partido laborista en esta isla noruega. Cuando las fuerzas de seguridad llegaron, los cadáveres estaban desperdigados entre los matorrales.
Un grupo de familiares de una de las víctimas se abraza para guardar un minuto de silencio en la isla de Utoya, donde Breivik asesinó a tiros a 67 jóvenes.
El ejército noruego también custodió las calles de Oslo los días posteriores al atentado con bomba en el edificio gubernamental, que provocó 10 muertos.
A su llegada a los juzgados, Breivik saluda con el puño en alto. El pasado abril estuvo declarando durante cinco días sobre su responsabilidad en el atentado de Oslo y el tiroteo de Noruega.
Elizabeth Amundsen,16 y Tiril Killi, 16, sollozan entre las miles de personas reunidas en la vigilia en Oslo, en memoria de las víctimas dos días después de la matanza.
Homenaje a las víctimas con flores, tres días después de la matanza. Los noruegos intentan recuperar la normalidad en sus vidas después del ataque que conmocionó al país.
La princesa Marta Luisa y el príncipe Haakon de Noruega acudieron a la conmemoración del primer aniversario de la masacre, el pasado 22 de julio, en Oslo.
Las princesas Mette-Marit y Marta Luisa de Noruega se secan las lágrimas mientras escuchan, junto a miles de personas, un discurso durante la vigilia en memoria de las víctimas, en Oslo, tres días después de la tragedia.
El acusado, que acaba de ser condenado a 21 años de prisión por la justicia noruega, siempre ha defendido que sus crímenes son parte de una cruzada contra la inmigración y el multiculturalismo.
Vibeke Hein Baera y Geir Lippesta, abogados del ultraderechista, conversan con los periodistas tras visitar a su cliente en la cárcel de Ila, en Noruega el pasado jueves.