Cómo hacer una gala para mujeres, sin mujeres (y fracasar en el intento)
"Queremos reivindicar el papel de la mujer y por eso la gala la presento yo. Joaquín es como mi mujer porque me aguanta a diario y cobra la mitad". Así empezaba una gala dedicada a las mujeres, guiada por dos hombres, Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, a quien no les hizo falta llevar tacones para resbalar una y otra sobre el escenario. El punto de partida ya auguraba decepción: este año el lugar principal no sólo lo volvía a ocupar un hombre sino dos. ¿El equipo pensante de guionistas? Todo formado por hombres: Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Miguel Esteban, David Galán y Raúl Díaz Rivas fueron los responsables de dejar muy claro que la única forma digna de reivindicar el papel de las mujeres no era a través de la ironía sino cediéndoles el espacio.
Chistes casposos, bromas pesadas y un humor que no pillaba ni el apuntador. Rimar los Goya con "polla". Hacer mansplainings a las invitadas. Simular madres que no aciertan a escribir WhastApps para pedir pan. Musas ataviadas con túnicas blancas... Silencio sepulcral tras cada intervención. La cara de Maribel Verdú buscando desorientada la explicación al chiste sobre la copa de Soberano y la plancha lo resumía todo. "Tan sólo el 27% de los candidatos son mujeres" denunciaban los presentadores "Y en alguna de las categorías no hay ninguna". También se referirían a la categoría de cómicas españolas, porque aparte de su bochornoso guion, el segundo monólogo más largo fue otorgado a otro hombre, Brays Efe, esta vez disfrazado de mujer. ¿Es que no había mujeres cómicas que tuvieran algo inteligente que decir? Unas cuantas referencias para próximas ediciones: Ana Morgade, Patricia Sornosa, Yolanda Ramos, Esther Gimeno, Velilla Valbuena, Isa Calderón, Marta Flich, Raquel Sastre, Esther Vidal, Belén Rubio, Silvia Abril....
Durante la gala vivimos algunos momentos surrealistas con respecto a la pretendida causa feminista, como el premio y homenaje a la figura de Woody Allen, denunciado por su hija adoptiva por abusos sexuales o la reivindicación de Santiago Segura, productor de contenidos machistas S.A., diciendo no sé qué sobre el salario de las mujeres (ejem, perdona Santiago, se te ha caído un Torrente por el camino). Los previos a la gala también dejaron en evidencia a más de un señoro que demostró que no le importa un pimiento la igualdad ni tampoco sabe de qué va. El Goya a la nula empatía hacia sus compañeras es para de Arturo Valls, que aseguró que había que hablar de los verdaderos problemas del cine, como el trabajo de los actores, y "no marear con otros temas" (Arturo cariño, el próximo año que te maquillen un poquito más ese machismo, que lo llevabas ahí al descubierto y daba reflejos) o Antonio de la Torre que se marcó un Toni Cantó señalando que "estamos por la defensa de los débiles y de las víctimas, pero también hay que observar la presunción de inocencia". Lástima que no les abrieran en plenas declaraciones la trampilla del 'Ahora Caigo' a ambos.
Menos mal que la presencia y la voz de las mujeres palió un poco el mal sabor de boca de una gala que hacía aguas. Los únicos discursos coherentes con la reivindicación feminista fueron los de ellas, que supieron estar a la altura de las circunstancias y emitir mensajes necesarios para conseguir la deseada igualdad. Algunos en clave irónica como el de Leticia Dolera calificando de "campo de nabos feminista" la velada. Otros rotundos e incisivos como el de Pepa Charro. Alguno espontáneo como el de la homenajeada Marisa Paredes que ya se iba sin su Goya porque ¡ups! "no estaba acostumbrada". Y muchos sentidos y esperanzadores como el de la vicepresidenta de la Academia de Cine, Nora Navas, comprometiéndose a "defender la igualdad profesional y derrotar la superioridad de género". Este último arropado por decenas de abanicos rojos que se agitaban silenciosos pero clamorosos entre el público. La iniciativa de repartir estos abanicos que reclamaban #MASMUJERES en el cine, orquestada por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales CIMA, fue sin duda lo mejor de la gala.
Todas y todos nos alegramos mucho por los premios otorgados este año a las mujeres cineastas por la visibilidad y el impacto positivo que este tipo de gestos tiene en las personas más jóvenes. Merecido reconocimiento a Isabel Coixet como mejor directora, mejor película y mejor guion adaptado. A la actriz Nathalie Poza, a la directora novel Carla Simón, a la mejor actriz de reparto Adelfa Calvo, a la mejor actriz revelación Bruna Cusí, al mejor diseño de vestuario de Saioa Lara, al mejor cortometraje documental de Laura Ferrés y al mejor maquillaje y peluquería de Ainhoa Eskisabel y Olga Cruz. También hay que celebrar que el deseo de una sociedad igualitaria sea un mensaje que está calando hondo en todas las esferas de la sociedad. Raro es asistir a un evento en el que no se haga mención a su necesidad y se reivindique. Ojalá no se quede sólo en abanicos rojos o chistes malos. Ojalá las mujeres seamos cada vez más reconocidas y valoradas en todo el mundo y en todos los ámbitos. Ojalá sean mujeres las que dirijan la gala en los próximos años.