Pequeños guiños, gran coalición

Pequeños guiños, gran coalición

Pedro Sánchez puede disociar cuándo el alcalde de Tordesillas es del PSOE y cuándo no. Cuando gana las elecciones el 24 de mayo es del PSOE. El mes oscuro de septiembre, en el que la localidad se prepara para acabar con un toro todos a una, no es del PSOE. Como leyó Gramsci, como escribió Hebbel , "vivir es tomar partido". Y no posicionarse es, irremediablemente, posicionarse.

EFE

Hay sintagmas que abruman. 'Gran coalición', por ejemplo.

Pensemos en una frase dicha en el pleno del Ayuntamiento de una ciudad no muy grande ni pequeña: "Una gran mayoría no están en un lado ni en el otro". Así explica su postura César González, edil socialista en el Ayuntamiento de Xixón. Está hablando de las corridas de toros, aunque en realidad podría estar hablando de casi cualquier cosa. La población gijonesa no es de Tarantino ni deja de serlo. Ni de Amenábar. Ni de Garci. La ciudadanía de la villa marinera no está en contra del pan de molde sin corteza, pero tampoco a favor. Quienes habitan en Xixón ni quieren ni dejan de querer ser ciudad de acogida de personas refugiadas. Esto sirve para cualquier cosa, claro, siempre que aceptemos el discurso de la equidistancia, de la indiferencia.

Mi experiencia de tres décadas en Xixón es que su población no es equidistante. Se puede no ser del Sporting -porque a una le dé lo mismo el fútbol- pero se tiene una opinión sobre Preciado. Se puede no ir al festival literario de la Semana Negra, pero se tiene una posición casi beligerante sobre su organización, ubicación y continuidad. Cuando decimos "No me da más" no se traduce tanto por "Me da lo mismo" como por "No me importa, no es un problema". Nos posicionamos, las más de las veces con vehemencia, hasta por lo más nimio.

El PSOE, el jueves pasado, ante la propuesta del PP que permitía blindar las corridas de toros en la ciudad, se abstuvo. Ante la propuesta de Xixón Sí Puede que impedía el uso de emplazamientos públicos para la práctica de la tauromaquia, se abstuvo. Única abstención en un debate, el del camino a la prohibición o no del toreo, en el que la derecha (PP, Ciudadanos y Foro) y la izquierda (Xixón Sí Puede e IU) lo tenían claro. Y no estaban, precisamente, de acuerdo.

El PSOE se sitúa en la equidistancia: ni uno ni otro. La casilla de las encuestas más insatisfactoria para quien la cubre y quien la lee, y quizás la más tranquilizadora -según- para quien la rellena: No sabe/ No contesta. El PSOE en Xixón opta por la abstención ante la propuesta del PP para que las corridas de toros sean algo indiscutible y por la abstención para que no puedan tener lugar. Esta postura, aritméticamente, no tiene nada de salomónica, ya que deja una mayoría a la derecha y así aprueban, fijan, y pretenden, a su manera, dar esplendor.

Los mismos dirigentes a quienes se les llenaban las columnas de opinión hace escasos tres meses hablando del Pacto del Astillero ante la decisión por parte de Xixón Sí Puede de no apoyar la investidura del PSOE frente a Foro --la corrupción del Musel es incompatible con ningún gobierno que busque el cambio-, se acomodan ahora en el Pacto del Bibio. La técnica, el puente de plata. Si se trata de enemigos o de una gran coalición lo dirán los gestos, y de momento la balanza va despejando con elocuencia las posibles dudas.

Pedro Sánchez puede disociar cuándo el alcalde de Tordesillas es del PSOE y cuándo no. Cuando gana las elecciones el 24 de mayo, por ejemplo, es del PSOE. El mes oscuro de septiembre, en el que la localidad se prepara para acabar con un toro todos a una, no es del PSOE. Como leyó Gramsci, como escribió Hebbel, "vivir es tomar partido". Y no posicionarse es, irremediablemente, posicionarse. No actuar es ceder el paso, a veces con reverencia incluida.