Se buscan argumentos para apoyar al partido más corrupto de España
La gestora que ha tomado el control del PSOE necesita armarse de razones en un tiempo récord, si es posible antes de que los militantes plasmen sus reacciones en trámites que pudieran resultar razonables y hasta eficaces. Alarmados ante la amenaza de perder la voz que el propio Rubalcaba les había dado con las elecciones primarias -las que llevaron a Sánchez a la secretaría general-, cada día llegan a Ferraz voces de que lo de atar a los militantes no va a ser tan fácil.
Foto: EFE
"Hay que elaborar un discurso para silenciar que la operación de investir a Rajoy es un escándalo. Se trata de permitir que el presidente del partido más corrupto gobierne. Por eso guardamos silencio, a pesar de que el PP ha tratado de anular el juicio de la Gürtel en lugar de pedir perdón. Y tenemos que mirar para otro lado cuando se conoce el powerpoint con que el PP instruía a sus alcaldes sobre financiación ilegal".
Con esa crudeza -y no sin tristeza- se expresa uno de los socialistas de referencia histórica, que tiene elaborados ya una parte de los argumentos más buscados de los últimos días, la lista que ayudará a construir un discurso que permita defender la abstención del PSOE para mantener en La Moncloa a Rajoy. Cuatro años más mientras los Bárcenas y los Ratos desfilan ante el juez como si tal cosa. "Ni tan siquiera se van a negociar medidas como la reforma laboral y la fiscal o el ingreso mínimo vital, entre una batería de exigencias para atenuar los efectos del Gobierno del decretazo que puso en marcha Rajoy. Nada. La abstención es gratuita. El presidente de la gestora, Javier Fernández, ha dado los argumentos. Según él, solo hay tres opciones. Una, ir a unas terceras elecciones. Lo que nos venden como si fuera lo peor, porque Rajoy se reforzaría y el PSOE se hundiría. Ignoro en qué se basan. 2) Intentar un Gobierno alternativo, que están convencidos de que es una quimera. Y tres, abstenerse", expone un ex ministro socialista perplejo por el regalo que los socialistas van a hacer al PP.
La Gestora que ha tomado el control del PSOE necesita armarse de razones en un tiempo récord, si es posible antes de que los militantes plasmen sus reacciones en trámites que pudieran resultar razonables y hasta eficaces. Alarmados ante la amenaza de perder la voz que el propio Rubalcaba les había dado con las elecciones primarias -las que llevaron a Sánchez a la secretaría general-, cada día llegan a Ferraz voces de que lo de atar a los militantes no va a ser tan fácil.
Los militantes se mueven
No solo el alcalde de Jun ha recogido firmas -según él, ya cuenta con 70.000- y ha presentado un recurso interno ante la Comisión Gestora, que varios abogados consultados le han asegurado que está fundado, pues en términos estatuarios no está prevista una gestora para esta situación. De hecho, "hay más gente pensando en recurrir a los juzgados, como Izquierda Socialista de Aragón, que ha presentado una impugnación a la gestora", aseguran fuentes próximas al anterior equipo de dirección.
Foto de José Antonio Rodríguez, alcalde de Jun
La división en muchas federaciones es un hecho, y existe un cierto temor -fundado, según fuentes de Ferraz- de que esos miles de firmas lleguen a los tribunales. Tampoco está claro que el Comité Federal -que algunas fuentes fechan el domingo 23 de octubre- vote la abstención por mayoría. A pesar de la bronca que se montó por sacar las urnas en la bochornosa última reunión del día 1, ahora hay quienes piden voto secreto para poder ocultar el apoyo explícito al Gobierno de Rajoy.
De dar la cara en la tribuna del Congreso defendiendo la abstención se encargará Antonio Hernando, que anda buscando los argumentos que los protagonistas del descarrilamiento de Pedro Sánchez no le suministran, más allá del que esgrimen el presidente de la Gestora Javier Fernández o Elena Valenciano de que mejor facilitar el Gobierno a Rajoy que dejar que obtenga mejores resultados en unas terceras elecciones. No es suficiente el mensaje para acallar el que le lanzará Podemos y que el mismo Antonio Hernando -portavoz también con Sánchez- ha repetido en varias ocasiones y utilizó hace solo unas semanas: abstenerse y dejar gobernar a Rajoy "es indultar al PP de la corrupción". Justo en estos días en los que decenas de altos cargos del Partido Popular se sientan ante los tribunales por otras decenas de casos de corrupción.
Foto: EFE
La gerontocracia piensa, pero ¿conecta?
Entre Javier Fernández (68), presidente de la Gestora que pilota los destinos del PSOE, Vicente Álvarez Areces (73) y Ramón Jáuregui (68), tres de los nombres de socialistas históricos que durante buena parte de su vida lo han dado todo por el partido, suman 209 años. Eso sin incluir a figuras históricas y venerables, como Felipe González (74) y Alfredo Pérez Rubalcaba (65), a quienes se les atribuye ser los cerebros grises que apoyan a los tres primeros para sacar al PSOE que ellos llevaron a la gloria de la terrible situación en la que se encuentra y que le puede llevar a la desaparición.
¿Alguien duda que entre todos ellos no van a encontrar la ristra de argumentos -debatibles o no- para ir a la abstención y hacer presidente a Mariano Rajoy? Aunque este sea el presidente más cuestionado de la historia, tocado en todos sus flancos por la corrupción y que un día incluso quizá tenga que responder ante la justicia. "Los poderes fácticos existen. Está es una prueba de ello. En una situación normal sería lógico que el segundo partido apoyara al primero. Pero esta no es una situación normal. En cualquier país de Europa, un presidente de Gobierno con los escándalos que salpican al PP habría dimitido" reconoce otro ex ministro socialista, que aún no comprende cómo se ha llegado a esta situación y ve muy complicado salir airoso de la abstención.
Foto: EFE
Si Fernández, Areces, Jáuregui, González o Rubalcaba no convencen a sus hijos o sobrinos con lo que están haciendo, quizá lo logren en un futuro con sus nietos, dentro de diez o quince años. Experiencia les sobra. Otra cosa es que sus argumentos lleguen a los jóvenes, los machacados por la crisis, el votante urbano y el que no soporta ni entiende el voto a la corrupción, aunque lo hagan ocho millones de ciudadanos. La fractura con una buena parte de los militantes no es pequeña, ni tampoco el divorcio que se está fraguando con el PSC, para el que abstenerse significa hacerse el harakiri en una Cataluña imbuida en el debate soberanista.
En líneas gruesas, los miembros de la Gestora y los barones -silentes, claro, porque no quieren apechugar con el nombramiento de Rajoy- ya han recitado una parte de las razones para el país: España no puede seguir sin Gobierno , sin presupuestos, sin timón por imagen en Bruselas ni ante el panorama internacional, desaparecida como país. Además, desde la oposición y con un Gobierno en minoría de la derecha será posible forzar al PP a aprobar reformas sociales (eso sí, sin escuchar los chorreos que amenazan desde Bruselas) y recuperar sanidad y educación, por ejemplo.
Las de partido son también presuntamente evidentes: "Ir a unas terceras elecciones es darle la mayoría absoluta a Rajoy (sic)". "Necesitamos retrasar ocho meses el congreso para terminar de enterrar a Pedro Sánchez, o que él mismo se convenza de que no tiene nada que hacer. Y lo mismo con Susana Díaz. Si el congreso se retrasa casi un año, surgirá un tipo nuevo desconocido, como pasó con Zapatero y el propio Sánchez".
Enumeradas así, son tan obvias y debatibles que por eso la dirección del PSOE necesita armar un discurso mínimamente creíble que rebata el que saben que sigue instalado entre buena parte de la militancia y los votantes. El de que permitir otro Gobierno de Rajoy es consentir que un partido devorado por la corrupción continúe en el poder, lo que no deja de ser una aberración que pone en cuestión la calidad de la democracia, cada día más deteriorada.