Los cómplices
Están por todos sitios y no se esconden. Peor: no sienten vergüenza ni se arrepienten. Tapan sus miserias entre sí y se dan al vicio de insultar, acosar y doblegar a quien ose decir que son delincuentes. Cientos de políticos deberían ser juzgados por cómplices, por conocer delitos y no denunciarlos.
Están por todos sitios y no se esconden. Peor: no sienten vergüenza ni se arrepienten. Tapan sus miserias entre sí y se dan al vicio de insultar, acosar y doblegar a quien ose decir que son delincuentes. Los tenemos en el Gobierno, en las comunidades autónomas -de cualquier signo- en los partidos políticos -en especial en PSOE, PP y CIU, pero no sólo- en los sindicatos, en la judicatura y en casi todas las instituciones públicas. Cientos de políticos deberían ser juzgados por cómplices, por conocer delitos y no denunciarlos.
La presunción de inocencia o la falta (aún) de sentencia firme son sus flotadores, lo que da idea de su calaña. ¿Cuántos de los diputados del PP saben de sobra que muchos cobraron sobresueldos en dinero negro? ¿Cuántos vieron a empresas pagar por ganar luego concursos? ¿Cuántos en el PSOE andaluz tienen pelos y señales sobre los tejemanejes para que cientos de personas fueran untadas con prejubilaciones ilegales a nuestra costa? ¿Cuántos conocían que UGT usó nuestro dinero para pegarse juergas como la del bailongo y para echárselo al cuerpo? Qué asco...
Cada semana aparecen nuevos cómplices que entierran en nuestra memoria los de la anterior, en un reparto de papeles que supera de lejos a los 8.000 extras de la película Ben Hur. ¿Lo último? La semana pasada se hizo una cadena humana solidaria entre 45 diputados del PP valenciano para atajar la corrup... ¡ah, no! Se juntaron, sin vergüenza, para pedir el indulto a un alcalde corrupto (de los suyos) condenado por prevaricar. ¿Cabe mayor bajeza? Los humanos normales, como tú y como yo, miramos estas noticias como el gato al calendario. Pero si es penoso que lo hagan, su explicación -en este caso a Gonzo, de El Intermedio- llega a ser hasta cómica:
Pero no sólo pasa en políticos o sindicalistas, qué va: su barra libre de chulería sin principios cala hacia abajo. Así, si unos mossos han matado a un empresario a patadas, dicen ante el juez que le pegaron "para relajarle la musculatura"; o si un agente le arranca el ojo a una mujer disparándola con un pelotazo, su jefe lo cubre y niega que le hubiesen disparado.
La política debe ser como presidir tu comunidad de vecinos: vas a la política un tiempo razonable (4 u 8 años) y te preocupas de que todo lo que hagas sea para el bien de los ciudadanos. El único miedo que debe tener un político es que su trabajo no guste a sus gobernados, y no que no guste a su partido o a las grandes empresas. Queremos que gente honesta vaya a la política como un honor y vuelva a la sociedad contenta de haber hecho algo tan simple como gobernar para los españoles.
"Ni sirvió de nada el 15-M ni vais a conseguir que la gente vote a otros partidos", me dice alguien que se sorprende del poco ruido político que hacemos ahora en la red. Lo hablo mucho con gente cercana que tiene mucha influencia en internet y mi sensación es clara: nosotros tampoco somos idiotas. Sabemos que el partido se juega en 2015 y, hasta entonces, no haremos grandes cosas, más allá de seguir denunciando cada miseria que perpetran. Pero la movilización será entonces y creo de verdad que sí podremos. Nadie sabemos ni a qué partido apoyaremos -igual ni siquiera ha nacido aún- pero intentarán torpedearnos con algo parecido a lo de 2008: por petición de PP y PSOE, los medios se conchabaron para decir que UPyD no lograría ni un escaño y así intentaron desmovilizar a la gente con la falacia del voto útil como arma. UPyD consiguió un escaño y cinco en 2011, cuando las encuestas volvían a ningunearlos, lo que demuestra que aquellas encuestas no eran más que mentiras hechas a medida. En 2015 nos uniremos en internet para aupar al partido (o partidos) que creamos más honesto, al que pueda darnos la llave para que el poder vuelva a ser de las personas y no de unos políticos que hace años que traicionaron su obligación de servirnos.
Estoy seguro de que sí podremos conseguir que nuestra voz se oiga. También creo que los españoles sabremos quitarnos de encima a esa clase política que aún fía su seguro descalabro a sus propias encuestas manipuladas por sus sucios cocineros de encuestas. Convéncete: la política nunca volverá a ser como la conocimos. Y a esos que me llaman ingenuo les digo que no, que ya he visto muchas veces cómo gracias a internet podemos convertir pataletas de barra de bar en soluciones. Internet es el pegamento que nos hace poderosos. Eso sí: para ganar tenemos que soñar. Porque nadie consiguió nunca nada que antes no hubiera soñado. Y, como decía Eduardo Martín en Salvados, "luchar no te garantiza ganar; pero NO luchar sí que te garantiza perder".
De todo esto hablo en mi nuevo libro, El poder es de las personas, en el que doy claves para que tu voz -seas una empresa o un ciudadano- pueda triunfar gracias a la red si aprendes cómo hacerlo. Y sobre todo si partes de los principios. Como dice Adolfo Corujo, "hemos pasado de la era de la estética a la de la ética". Hoy la transparencia es más poderosa que ningún Gobierno. En el libro cuento cómo gracias a la red muchas empresas éticas han conseguido implicar más a sus clientes, explico cómo crearte una marca personal y usar un blog para influir en el mundo. También comparto cientos de casos de empresas pequeñas y grandes que han sabido sacar partido a la web social y de personas que han hecho que sus campañas de activismo triunfen, como #MédulaparaMateo o el caso de Elena Alfaro con los libros de texto o el de Isabel de la Fuente, la madre de una víctima del Madrid-Arena que ha conseguido un cambio en la ley de espectáculos para que no vuelva a haber muertes como la de su hija Cristina.
Bajo este párrafo puedes cotillear el índice del libro El poder es de las personas y leer un capítulo sobre la estupidez de comprar seguidores en la red, un error que siempre te costará caro. El libro se vende en casi todas las librerías y en la web de www.leemelibros.com, que te lo envía gratis (288 páginas con tapas duras, por 19,90€).