La mayor parte de la plantilla despedida de la fábrica que se prepara el cierre definitivo en Valladolid rechaza los puestos que le ofrece la compañía compradora.
"Hemos comprobado que nuestra directora general no ha cumplido con su responsabilidad más importante", afirma el presidente de la junta directiva de Horesta, Mads Friis.
La defensa también intentó vincular el despido con problemas de salud mental que había sufrido la trabajadora en el pasado, como episodios de ansiedad y depresión.
Aquellos con una experiencia de entre cuatro y nueve años pueden ver un aumento significativo en sus ingresos, alcanzando un promedio de 22.100 euros brutos al año.