Ningún niño se porta mal en esta clase; descubre por qué
Raúl Bermejo es maestro de Educación Infantil, tiene 33 años y una convicción: los niños no se portan mal, son el reflejo de lo que los adultos somos. En 2012 llegó al Colegio Árula de Madrid, de 1.500 alumnos. Le tocó la clase de los zorritos: 27 niños de cuatro años con muchas ganas de juego y pocas de saber qué es eso de las minúsculas y mayúsculas.
Lo seguía en Facebook e Instagram, y siempre me había preguntado dónde daría clase. El otro día lo conocí. Raúl Bermejo, exestudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones, es maestro de Educación Infantil, tiene 33 años y una convicción: los niños no se portan mal, son el reflejo de lo que los adultos somos.
En 2012 llegó al Colegio Árula, en Madrid, de 1.500 alumnos. Le tocó la clase de los zorritos, aunque también podría haber sido la de los caballitos de mar o los delfines. Nombres muy idílicos con una misma realidad de 27 niños de cuatro años por aula, con muchas ganas de juego y pocas de saber qué es eso de las minúsculas y mayúsculas.
Cuenta que había niños que lloraban porque no les salía una letra. No podemos machacarles a esa edad con la lectura y escritura. "Los padres se creen que sus hijos son más listos así. Hay rivalidad entre familias. Es una locura, se ha creado una mentalidad en la que tienen que saberlo ya, aprender rápido. Estamos muy confundidos. Hay que hacerlo en Primaria y tranquilamente", sostiene.
¿Por qué?
El desarrollo madurativo está condicionado de un mes para otro. En tres meses, hay cambios abismales; en ocasiones hay estancamientos y luego se avanza. Depende de cada uno. Me preocupaba ver a niños llorando porque no les salían las fichas, o a otros que estaban felices porque creían que lo habían hecho muy bien, pero se lo tenía que borrar para que empezaran de nuevo.
¿Y qué hizo?
Me frustré. Y un amigo me dijo: "¡Deja de quejarte y ábrete un Instagram! Que todo el mundo sepa lo que pasa en las aulas". Entonces creé Thinksforkids. Así le di le vuelta a la situación.
¿Ya no les enseña a leer y a escribir?
Les motivo a ello con juegos que nos inventamos. Con cuatro años tienen que crear, jugar e inventar. No pueden estar sentados seis horas como en los años 70. Es una de las razones de la falta de motivación y del fracaso escolar que viene después. Hay niños que, por su desarrollo, sí están preparados para leer y escribir, y además les motiva; pero otros no. Son recursos que se deben ofrecer, pero no obligar.
¿Y qué hacen los niños en sus clases?
Intento partir de sus intereses. Un juego que hacemos ahora mucho es que se inventan palabras que no existen y las tienen que escribir en una pizarra de toda la vida. Las tizas de colores ejercen una atracción especial. Intentan escribirlo según el fonema que tenga adquirido. E inventamos una definición. Hay muchas risas, les motiva.
¿Sus jefes qué opinan?
Sin su apoyo y el de las familias de los alumnos, nada sería posible. Una mañana llegué al despacho de Nuria, la jefa de estudios, y le planté los cuadernos de los niños encima de la mesa y le dije que no podía seguir una programación de fichas. Estábamos estresados todos.
¿Y qué le dijo?
Me pregunto qué quería hacer. Le contesté que cada alumno siguiera su ritmo, motivándole pero sin obligarle. Y confió. Así hemos puesto en marcha un proyecto que se llama Creatividad y que se está empezando a aplicar en Primaria y Secundaria. ¿Por qué los mayores no pueden utilizar, por ejemplo, la plastilina? Desterramos el libro de Plástica e hicimos en su lugar una exposición de Kandinsky, entre otras actividades. Ahora, un grupo de profesores del colegio estamos estudiando otras formas de enseñar asignaturas como Física o Matemáticas.
¿Le sorprendió que le apoyaran?
Soy lo que soy gracias a mis jefes. Cuando lo hablé, ya llevaba un tiempo investigando y profundizando en otras pedagogías, más allá de lo que estudias en la universidad. El sistema educativo está planteado de una manera que no se tienen en cuenta las emociones, la creatividad, el talento y las inteligencias múltiples. Hay que acabar con los pupitres y con los exámenes. Tener en cuentan las características del niño, dejarle investigar. Menos trabajo individual y más cooperativo.
¿Qué hace cuando un niño se porta mal?
Los niños no se portan mal. Son un reflejo de lo que somos los adultos. Muchas veces es supervivencia. Lo importante es educar en valores. Si no enseñas el respeto, la solidaridad o el compañerismo, de nada te servirán los contenidos. El problema es que estamos demasiado ocupados en cumplir un programa, y luego les regañamos si sus actitudes no son las deseables. ¡Cómo van a hacerlo bien, si no les estamos educando en valores!
¿Y cómo se enseña?
Cuando no han sabido llevar una discusión o se han hecho sentir mal entre ellos, dejamos lo que estamos haciendo y lo llevamos a la asamblea. Es aprendizaje para todos. Se soluciona hablando. Les pregunto cómo se han sentido, entonces parlotean entre ellos, y luego llegamos a conclusiones.
¿Te llaman profesor?
Algunos sí, pero también me llaman Calvito o Raulito. Cuando llego a la escuela, a las 9:45 de la mañana, voy a recogerles al patio. La fila se desarma y nos damos los buenos días. Ya en clase, nos vamos a la alfombra, nos contamos qué hemos hecho el día anterior y vemos a qué dedicaremos el día. Trabajamos por proyectos, ahora estamos con el universo. Tenemos una programación, pero me la salto muchas veces porque, si no, sería imposible partir de los intereses de los niños. Les voy guiando, les leo poesía, cuentos, empezamos a jugar, se inventan sus historias.
¿Cuál ha sido el último juego?
Tenían que unir palabras relacionadas con el universo que ellos conocen, como espacio o gravedad, con sus definiciones. También estamos aprendiendo a sumar y restar con rollos de papel higiénico, con números que ellos pintan y alubias para contar. Disfrutan aprendiendo, son felices en el cole.
¿Eso es la creatividad?
Creatividad es el desarrollo de todas las aptitudes y capacidades de un niño. No hay que confundir sólo con el arte, que es un error habitual. Por eso prefiero hablar del pensamiento creativo.
¿Un ejemplo de ese pensamiento?
Me sorprendió ver cómo los regalos del Día de la Madre o del Padre se producen en serie. Muchas veces son los tutores los que los hacen. ¿Cómo es posible que todos salgan iguales? Cada uno querrá decorarlo a su manera, no hay que decirles dónde tienen que poner la pegatina. Es inverosímil que, ese día, todos los alumnos vayan con regalos que son clones unos de otros.
Me rebelé. No tiene sentido, debe hacerlo el niño. Avisé que de mi clase no iban a salir maceteros como la gente se esperaba. Y salieron maceteros hechos por la imaginación de niños de cuatro años, no por la pretendida perfección de un mayor.
¿Protegemos demasiado a nuestros hijos?
Una cosa es la sobreprotección y otra cosa es fomentar la autonomía. Hacérselo todo a los niños hace que no generen sus capacidades. Tienen que tener responsabilidades acordes con su edad. Te pueden ayudar a hacer la cama o la cena. No puede ser el grito continuo. Lo que quieren hacer es jugar. La respuesta del niño ante la frustración es llorar, patalear, el lenguaje no les da a los tres años para expresar sus sentimientos. Muchas veces no saben que están cansados, o que se puede llorar de alegría.
¿Qué trastadas le hacen a diario?
No hacen trastadas. Hacen cosas graciosas. Si manchan el baño de pintura, es lo normal.
¿Quién lo limpia?
Lo limpio yo junto a ellos.
Eso está bien. Así intentarán a ser más cuidadosos la próxima vez
¿Por qué? Si lo que quieren es embadurnarse y llenarse el brazo de pintura verde para parecerse a Hulk. ¿Quién no quiere ser un superhéroe?
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¿Sus alumnos hacen las actividades en silencio?
Suelen hablar entre ellos. No hay problema. Así practican las habilidades sociales. Aunque hay que controlar el nivel de ruido. Suelo poner música a un volumen determinado, y si deja de escucharse, les recuerdo que hablen más bajito.
¿Y qué pasa cuando llegan a Primaria?
Primaria debería ser la continuidad de Infantil, y no Infantil una prePrimaria, como pasa ahora. En primero de Primaria tienen sólo dos meses más. Siguen siendo niños de cinco años. No puede haber un choque tan grande, porque lo pasan mal. Hay niños que no se adaptan.
¿Para cuándo un Pacto Educativo?
Cuando se den cuenta de que no se puede exigir una educación pública de calidad con la ratio actual y el recorte de profesorado. Y recomiendo al próximo ministro de Educación que pase una temporada en Infantil para que vea lo que hay de verdad.
Un consejo...
Con constancia, perseverancia, ilusión y motivación se llegan a conseguir muchas cosas. Hay que creer en ellas y ponerse en el lugar del otro. Y eso sirve para todos los ámbitos. Estoy escribiendo un libro sobre el pensamiento creativo con actividades para llevar a cabo en casa. Es el resultado del trabajo junto a las familias. Yo apunto todo, las frases de los niños, anécdotas, sentimientos. Nada queda en el olvido. Es la forma de seguir creciendo.
No sabemos qué recordarán estos niños de cuatro y cinco años de su profesor Raúl, o de las clases de juego continuo y ganas de saber. Pero estoy segura de que un puñado de sonrisas y abrazos se habrán quedado almacenados para siempre en el recurdo de una infancia que, por encima de todo, debemos exigir que sea feliz para todos los niños de este mundo. Y, sobre todo, construirla juntos.