Acuerdo fiscal PP-PNV: un atropello a la igualdad
El PP de Mariano Rajoy acaba de firmar "15 años de paz fiscal" con Euskadi a cambio de los 5 votos del PNV a sus presupuestos; así que se acaba de blindar la desigualdad en España, a mayor gloria de las políticas nacionalistas que el PNV aplica en el País Vasco con el apoyo del PSE. Por mucho que supuestamente cambie el Congreso de los Diputados, hay cosas que nada cambian, como es el blindaje político del Concierto Económico gracias al cual, por la vía de los hechos y de los dineros, se perpetúa la desigualdad dentro del Estado... y lo peor es que nadie alzará la voz ni en el Congreso de los Diputados ni en el Parlamento Vasco en contra de este atropello. Los que estábamos en esas instituciones representando a UPYD y a millones de españoles no sólo para clamar contra la corrupción política sino también para impulsar reformas igualitarias y defender el bien común fuimos barridos del mapa. Ahora algunos viven más tranquilos: los recortadores sociales, los corruptos, los falsos regeneradores, los que permiten la pervivencia de los "derechos históricos"... y los nacionalistas que quieren romper España. Estas palabras no son un lamento sino una evidencia.
El acuerdo es ya un hecho y supone el mayor acercamiento entre el PP y el PNV en más de una década. El Gobierno de Mariano Rajoy ha otorgado lo que el Ejecutivo de Urkullu ha denominado "15 años de paz fiscal" a Euskadi, al cerrar un pacto que permite liquidar las diferencias en el cálculo del Cupo que ambas administraciones arrastraban desde 2007. Se ha cerrado la cuestión como se ha solido cerrar históricamente y algunos hemos denunciado: a través de una negociación política. Mayor opacidad, imposible, puesto que supuestamente existe una fórmula matemática que permite concretar las cuantías. Tal es la transparencia que, en lugar de hacer los cálculos con luz y taquígrafo, se acuerda en un despacho. El acuerdo es sobre el Cupo, pero ni el Concierto Económico ni el Convenio navarro han sido puestos nunca en cuestión por los principales partidos españoles hoy presentes en el Congreso de los Diputados. Y en Euskadi no habrá nadie que llevará la cuestión al Parlamento Vasco... al menos de momento. No hay progresistas presentes que alcen la voz ante tamaña injusticia; en este asunto, como en tantos otros, son todos reaccionarios.
Hubo un tiempo en el que distintas voces se alzaron para criticar este sistema, aunque fuera solo de boquilla y para lograr un puñado de votos: entre otros, el entonces secretario general del PSOE Pedro Sánchez, la presidenta de Andalucía Susana Díaz, el líder de los socialistas catalanes Miquel Iceta, el presidente de la Generalidad valenciana Ximo Puig, o la vicepresidenta y portavoz de esa misma comunidad autónoma, Mónica Oltra, de Compromís. Todos ellos criticaron el sistema de Concierto y el cálculo del cupo, dejando caer o diciendo abiertamente que supone una sobrefinanciación para los vascos respecto de los demás ciudadanos españoles. Hoy guardan silencio.
Hay antecedentes: ya en 2005, Antonio Mª Aguirre, miembro entonces del Comité Nacional del PSE, con motivo del 25 aniversario del Concierto Económico, afirmaba que "nuestra aportación al Estado no respeta los principios de igualdad, progresividad y solidaridad establecidos en la CE" y que "los socialistas tenemos que preguntarnos si queremos ejercer realmente el socialismo siguiendo los principios según los cuales se fundó el partido político más antiguo del País Vasco". Hoy el PSOE ni está ni se le espera. Ahí están además los artículos y trabajos de distintos intelectuales, economistas y especialistas en la materia: Mikel Buesa, Carlos Monasterio, Ángel de la Fuente, Javier Tajadura, Joseba Arregi, José María Ruiz Soroa o Alberto López Basaguren, quien llegó a definir el sistema como "un sistema privilegiado de obtención de recursos financieros". Qué decir de UPYD, único partido que lo criticó abiertamente y llevó la cuestión tanto al Parlamento Vasco como al Congreso de los Diputados.
El sistema de Concierto Económico permite una fiscalidad propia para las provincias vascas, capacidad de la que carecen el resto de instituciones españolas. El cupo es la cuantía que Euskadi paga al Estado por los servicios que éste presta en la comunidad autónoma. El propio sistema conlleva un privilegio evidente y la práctica habitual, una sobrefinanciación para una parte de los ciudadanos españoles frente a los restantes. Quienes nos consideramos progresistas no podemos sino volver a alzar la voz y comprometernos a seguir denunciando este anacronismo histórico.
Según datos objetivos, "nuestra aportación al Estado no respeta los principios de igualdad, progresividad y solidaridad establecidos por la CE". En palabras del economista Ignacio Zubiri, "incluso el cupo teórico daría lugar a una aportación a otras CCAA mucho menor que lo que pagan las comunidades ricas de régimen común" y "generalizar el sistema es imposible"; según Ángel de la Fuente, "el cupo es sustancialmente más bajo de lo que debería ser aplicando los criterios de la propia Ley"; y según López Basaguren, "País Vasco y Navarra no contribuyen en la nivelación interterritorial, al contrario que las CCAA con mayores ingresos fiscales", producto de un régimen cuya extensión a Cataluña "haría estallar el sistema". Si el PNV ha firmado es porque se mantiene el escarnio.
Hay quien dice en Euskadi que "son nuestros derechos"; sin embargo, cuando, dentro de un Estado, hay derechos que solo los disfrutan algunos ciudadanos frente a los restantes, ya no son derechos sino privilegios. Hay quien apunta a la diversidad cultural española... como si la diversidad cultural afortunadamente existente en España pudiera justificar diferencia de derechos.
Este anacronismo que hoy vuelve a estar de actualidad debe corregirse cuanto antes: se trata de modernizar profundamente España y reformar el Estado autonómico para ir hacia un Estado Federal simétrico y solidario a través de la indispensable reforma de la CE que garantice más derechos, más igualdad y más bienestar para todos.
Este acuerdo y el silencio de todos los partidos presentes en el Congreso de los Diputados nos recuerda que hoy, más que nunca, es indispensable una izquierda cívica que defienda la igualdad en España.