Violencia de género en la era de internet
El whatsapp de "La Manada" se encendía entusiasta una de las mañanas de los pasados San Fermines jactándose de la aventura vivida la noche anterior. En los móviles de los acusados se grabaron las escenas de aquélla noche (afortunadamente, ella, durante el juicio, no ha tenido que volverlas a ver). Facebook facilitó al detective privado saber dónde estaba la chica y qué y con quién lo hacía...
Las redes sociales, que nos comunican y acercan en el mundo de hoy, también sirven para hacer daño. La violencia contra la mujer ha encontrado un nuevo ámbito en el que manifestarse: el universo digital del siglo XXI.Igual que en otras facetas de la vida, también las relaciones - y la violencia de género cuando existe - se ha proyectado a las redes sociales.
Desde el año 2015, el Código Penal contempla como delito el acoso a través de los medios digitales, con especial mención a los casos en los que se ejerce sobre una mujer que sea pareja o lo haya sido. El Parlamento español, en ese compromiso pionero en el mundo por erradicar la violencia contra la mujer, legisló para poner coto a unas conductas que van en aumento, tienen características propias y resultan muy agresivas.
Los insultos, las humillaciones o las amenazas a través de internet provocan efectos perversos: llegan a su destinataria de inmediato y pueden ser mucho más constantes y difíciles de detener definitivamente. Dañan a la víctima de manera individual pero también en el seno de su comunidad porque atacan a su comportamiento e imagen pública que, como sabemos, siguen sometidos a una consideración desigual, sexista y estereotipada alimentada por la publicidad, los medios audiovisuales o el marketing. Por eso provocan en ellas una vivencia aún más traumática: la imagen pública de las mujeres siempre está en tela de juicio.
Esta realidad tiene una especial incidencia en las personas jóvenes, el grupo social que mantiene un vínculo más directo y permanente con esta nueva herramienta de la sociedad de la información. La juventud, nativa digital, no tiene conciencia del riesgo en el uso de las nuevas tecnologías según los últimos estudios. No percibe, por ejemplo, como conductas "peligrosas" quedar con un chico o una chica que han conocido en internet, responder a un mensaje de un desconocido que le ofrece cosas o colgar una foto suya de carácter sexual.
El 38,3% de las mujeres residentes en España entre 16 y 24 años que han tenido pareja en alguna ocasión han sufrido violencia psicológica de control por sus parejas (donde puede ir, con quien, que puede hacer, cuáles son sus horarios o sus claves digitales...). Entre las de 16 y 17 años el porcentaje se eleva al 42,6%. La incapacidad para identificar qué es la violencia de género, la normalización de las conductas de este tipo o el entendimiento de que los "celos" son una muestra de amor resultan un caldo de cultivo perfecto. El control de la comunicación, hoy, a través de las vías electrónicas, es la nueva forma de ejercer el dominio sobre ellas: el 25,1% de las chicas adolescentes afirman haber sufrido control abusivo a través del teléfono. Estamos ante el llamadociberacoso.
Es hora de dar más pasos. Primero, para entender. Sabemos lo que está pasando pero aun no hemos estudiado a fondo porqué (sobre todo en una sociedad tan "trabajada" en este aspecto). Segundo, para concienciar. Hacer pedagogía, y enseñar a usar las redes, conocer los riesgos y detectar las conductas peligrosas, especialmente a la gente joven y por vías "que les lleguen". Tercero, para proteger.
El Pacto de Estado propone incorporar como medida cautelar y pena privativa de derechos la prohibición de acudir a determinados lugares o sitios web cuando el delito se cometa a través de las nuevas tecnologías y algunos sectores plantean la creación de una orden de alejamiento "digital". Todo además de seguir trabajado para conseguir la igualdad entre mujeres y hombres: la violencia es la misma, los medios, los del siglo XXI.