El truco, la juventud; el coco, la violencia
La juventud es algo pacífico e inocente por naturaleza. Esto es lo que se dice a nivel teórico. Pero, entonces, ¿quiénes son los violentos que han tirado huevos a la policía pacífica durante las protestas celebradas desde septiembre pasado? Lástima, son también jóvenes, pero de los malos.
¿Recordáis a Beatriz Talegón? Llegaremos a ella.
El truco de la imagen
No sé cuándo empezó la moda de colocar a unos cuantos jóvenes detrás de los políticos cuando pronuncian sus discursos ni sé quién se lo ha inventado. Pero seguramente sea el mismo que ha inventado la otra moda juvenil, que voy a ignorar en este texto, que es la de que el político se siente en un taburete alto como si estuviera en un bar. Algo que no encaja con la mayoría de ellos.
¿Por qué colocar a los jóvenes detrás? ¿Para dar dinamismo a la imagen? ¿Para hacer una insinuación al futuro? ¿Para dar credibilidad al político de turno a través de esta "virginidad e inocencia" que aparecen detrás suyo?
La moda de usar este tipo de decorado ha ido en aumento y ya se ha convertido en un decorado fijo. Da igual cómo sean los jóvenes que están detrás, que a menudo mueven sus cabezas con un gesto de convencimiento sobre lo que dice el político, aunque a veces se nota que es falso. Otras veces podamos notar que no están escuchando, o que están aburridos e incluso algunos están dormidos.
¡Juventud dormida!
La moda no se quedó allí, llegó hasta los discursos. El político de turno, de cualquiera de los dos grandes partidos, siempre está preocupado por el futuro de los jóvenes, aunque él mismo esté manchado por acusaciones de corrupción, o su partido. Así que tiene que hablar todo el rato sobre la juventud. Da igual el contexto, y da igual el contraste entre el discurso y la política real, y da igual la situación real de desastre que vive la población y principalmente los jóvenes.
Lo más importante es que maquilles tu imagen colocando a estos pobres detrás tuyo y maquillando tu discurso con palabras vacías.
El terror
La juventud es algo pacífico e inocente por naturaleza. Esto es lo que se dice a nivel teórico. Pero, entonces, ¿quiénes son los violentos que han tirado huevos a la policía pacífica durante las protestas celebradas desde septiembre pasado? Lástima, son también jóvenes, pero de los malos.
Así se descubre al nuevo coco del Gobierno de Rajoy, tachar cualquier protesta, de cualquier tipo, de violenta. Y la palabra violencia empieza a competir con la palabra juventud en el diccionario de los políticos para ver cuál es la que está más presente.
Pero eso no es así. No se trata de competencia sino de acompañamiento. La pregunta principal es: ¿Eres un joven bueno o eres un joven malo y violento?
Aumenta la moda de usar el término violencia. Así que cualquier acto que no convenga a los intereses personales del político, o a los intereses de su partido, ya es violento.
¿Quién escucha el discurso de la juventud y de la violencia? El público, que es pacífico, odia la violencia, tiene miedo del término y quiere eliminar el efecto que pueda producir en su cabeza. ¿Cómo? A través de otro valor que adora, el valor de la juventud.
No serás un joven bueno, ni pacífico, si te vienen a la cabeza alguna de estas preguntas: El hambre, la necesidad, el paro, ¿no son violencia? ¿La corrupción no es violencia? ¿El político sordo no es violento? ¿Las actuaciones de la policía contra las concentraciones no es violencia? ¿Invadir la universidad para detener a estudiantes no es violencia?
Beatriz Talegón
Ella deseaba que dos palabras pronunciadas en un congreso en Portugal, que, por cierto, expresan ignorancia acerca de las bases ideológicas e históricas de la Internacional a la que ella pertenece, le abrirían el camino del éxito. Un camino que probable estuviera impulsado por alguno de los llamados barones.
Pero falló.
Falló porque no está suficientemente preparada. Porque no tiene méritos especiales para jugar el papel de tener que lavarle la cara a un gran partido. La tiraron al agua muy pronto, además, sus propios compañeros empezaron a sacarle los trapos sucios.
La gloria de Beatriz Talegón duró dos días a través de algunas entrevistas y reportajes para intentar fabricar una estrella. Pero murió en el intento de una forma triste y en dos episodios que ocurrieron el mismo día. Fue abucheada y expulsada de una concentración y a continuación sentada en un plató - en La Sexta - con otro joven, del PP esta vez, sin saber qué decir a pesar de que los dos habían sido presentados como el futuro digno, dinámico y crítico contra lo antiguo, la alternativa que podía salvar a dos partidos fracasados en todo salvo en las urnas.
Por favor, no olvidéis que los que la echaron de la concentración son de los malos, son jóvenes violentos.
Es probable que la mala suerte de Talegón sea tan simple como la de aparecer tras la marcha de Zapatero. Él le hubiera dado un Ministerio, junto a sus compañeras.
Hace pocos días comenzó el debate sobre quién va a ser el futuro candidato del PSOE. Empiezan a barajarse nombres jóvenes y Beatriz Talegón vuelve a aparecer y a expresar que tiene mucho "apetito".
¿Será otro fracaso a pesar de ser joven y mujer? Ya se verá y se verá si las ganas del público son las de comer, trabajar y vivir bien, o ver una cara joven todos los días. Una cara que no les dice nada.