Las lágrimas que oculta la pobreza
Las cifras de la pobreza van en aumento y, paradójicamente, quienes deben ampararles se apartan de ellos y les dejan a la intemperie con menos apoyos y menos ayudas. La austeridad mal entendida del Gobierno del PP e impuesta por la troika europea amenaza con aniquilar nuestro país, reventar la esperanza de la gente y provocar un estadillo social que, hasta ahora, no se ha producido por el apoyo familiar y la economía sumergida.
Uno de cada cinco españoles vive bajo el umbral de la pobreza, según datos oficiales de la encuesta de Condiciones de Vida difundida por el Instituto Nacional de Estadística. Un dato que se suma a otro más escalofriante que conocíamos la semana pasada: más de ocho millones de personas recurren en nuestro país a los Servicios Sociales para recibir ayuda.
Cada vez son más las familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes como consecuencia de la crisis. El 40% no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos y el 44% de los hogares no se puede permitir ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año. Y cada día se incrementa la cifra de quienes no pueden pagar la hipoteca y viven con la angustia de ser desahuciados.
Las cifras de la pobreza van en aumento y, paradójicamente, quienes deben ampararles se apartan de ellos y les dejan a la intemperie con menos apoyos y menos ayudas. El Gobierno del Estado asegura que los Presupuestos de 2013 son los más sociales, pero si ponemos la lupa en cada una de las partidas las cifras indican todo lo contrario.
Quienes viven bajo el umbral de la pobreza son las víctimas con nombres y apellidos de la cruda crisis que vivimos y de los devastadores recortes aplicados para cumplir con un déficit que devora servicios sociales, sanitarios y educativos.
La austeridad mal entendida del Gobierno del PP e impuesta por la troika europea amenaza con aniquilar nuestro país, reventar la esperanza de la gente y provocar un estadillo social que, hasta ahora, no se ha producido por el apoyo familiar y la economía sumergida.
El malestar va en aumento y la tensión en la calle se volverá a vivir esta semana en las 87 manifestaciones que han sido convocadas en Madrid.
Necesitamos tomar aire para seguir respirando en una sociedad enferma que languidece y que exige a quienes les representan que pongan fin a una cadena de recortes que sólo han servido para empobrecer nuestra economía y que miles de jóvenes hayan hecho las maletas en busca de un trabajo que no encuentran en su propio territorio.
La pobreza es una realidad difícil de asumir. Muchas familias se refugian en sus casas por vergüenza y para ocultar su drama entre las paredes de sus hogares. Algunos salen de madrugada, cuando el resto duerme, para buscar alimentos y otras necesidades básicas en los contenedores de basura. Y otros caen en una profunda depresión que les paraliza y que les impide gestionar su nueva realidad por miedo y por dignidad.
El Gobierno actúa con las manos atadas y los números que ha plasmado en los Presupuestos sólo cumplen con el pago de los intereses de la deuda y abocan al desempleo a muchas familias y al cierre de empresas.
Crear una empresa en España es, en estos momentos, más difícil que en Zambia, según los datos publicados por el Banco Mundial en su informe Doing Business 2013. La dificultad para montar una empresa sigue siendo un lastre al que se suma la ausencia de estímulos y al estrangulamiento de la economía por la carencia de políticas que reaviven los indicadores.
En definitiva, somos más pobres, nuestro Gobierno está secuestrado, generar economía es una odisea y el futuro es más incierto que nunca. Y tras la frialdad de las cifras se encuentran aquellos que ocultan las lágrimas de una tragedia llamada pobreza.