Las 'escuelas abiertas' del 1-O
Chocolatadas, colchonetas en los gimnasios, “resistencia pacífica” y el misterio de las llaves
A las nueve y media hay desayuno popular y chocolatada, a las 11 se celebra una asamblea, a las dos se prepara una comida y a las cinco habrá juegos infantiles. Para el final de la tarde y la noche: juegos de mesa, 'cacerolada' y cine al aire libre. Luego a dormir unas pocas horas y a levantarse muy temprano. Será ya 1-O y esperan a los Mossos a partir de las 6 de la mañana. La idea, resistir pacíficamente.
Este es el plan que recorre este sábado el colegio Collaso i Gil, en pleno barrio del Raval y puerta con puerta con la iglesia románica de Sant Pau. Una zona con una fuerte personalidad, reivindicativa, en la que se huele casi el mar, que acoge a miles de inmigrantes. Y este centro se ha convertido en apenas unas horas en uno de los símbolos de la lucha por el 1-O.
Cuando sonó el timbre a las cinco de la tarde este viernes, un grupo de activistas proreferéndum y padres tomaron este centro, que debe su nombre al político liberal que fue alcalde de Barcelona hasta en cuatro ocasiones (entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX) y que también fue diputado en las Cortes. Pasado, presente y futuro. Los Mossos se acercaron hasta allí, pero permitieron que siguieran los concentrados.
En el gimnasio del colegio, según relatan Adrià y Marina, han dormido unas cercas de treinta personas. Los vecinos pasean por el patio delantero, se acercan a comer o beber algo. Algunos traen también aportaciones, como magdalenas o manzanas. Hasta los manteros, comentan, les han llevado bocadillos.
¿Y las llaves dónde estaban? "Las conseguimos", contestan escuetamente. La verja está abierta y una chica está en la puerta con una mesa y una caja de donativos para la resistencia. Con ironía han escrito "no es una urna". Han pasado la noche en colchonetas, se han mezclado algún padre, activistas proreferéndum y alumnos del cercano Institut del Teatre.
"Vinieron los Mossos y no pasó nada", comentan sobre lo sucedido el viernes por la tarde. ¿Y el domingo a primera hora cuando lleguen los agentes de seguridad? "Hemos organizado un concierto", confiesan, de esta manera quieren bloquear la actuación de la policía autonómica, que tiene orden judicial de cerrar los colegios a primera hora.
Después de los mandatos judiciales, los avisos del Gobierno y el desmantelamiento e incautación de parte del material del 1-O, la Generalitat espera que salgan millones de personas a la calle este domingo para intentar votar y legitimar de esa manera este proceso. Los colegios se han convertido en el escenario de este choque y las instituciones catalanas dicen que asumen la responsabilidad para que no afecte a los directores de los centros que ejercerán supuestamente como puntos de votación.
Una gran pancarta blanca cubre las rejas del Collaso i Gil: "Defendemos este colegio electoral". Las intenciones difundidas por la plataforma Escolas Obertes es que haya gente en los centros hasta primera hora del domingo para que no se pueden clausurar y que acudan miles de personas antes de las siete de la mañana. Piden una actitud pacífica y formar larguísimas colas. Además, en las instrucciones internas se ha solicitado no colgar carteles partidistas para dar la imagen de neutralidad.
"Unos han descansado mejor y otros peor. Hemos hecho turnos. Hemos hablado y hemos reído un montón", comentaba Marina, que se ha desplazado desde las afueras de Barcelona para ayudar esta noche. Su objetivo: votar mañana. Muchos vecinos los observan desde la calle, algunos aplauden y otros comentan: "Vamos a ver mañana si se lía".
Por el momento todo el mundo habla de tranquilidad. Se escucha de fondo algún helicóptero. El Raval sigue de sábado matutino, compras, olor a especias, aspirantes a influencers haciéndose fotos en los graffitis aledaños al Macba, ingleses perdidos buscando el funicular.
EL ESPÍRITU DEL TARRADELL
Muy cerca está el instituto Miquel Tarradell. También recibieron el viernes la visita de los Mossos. Al final han logrado pasar la noche casi treinta personas. En el vestíbulo algunos padres juegan con sus hijos, un hombre repasa una partitura. A todos los que entran les pregunta quiénes son. Se han desplazado hasta aquí vecinos de otros barrios también, que confiesan que lo han hecho para ayudar a que se abra el colegio, al haber muchos padres inmigrantes "menos concernidos".
Además, el director de este colegio no quería abrirlo, comenta Lluís, un profesor universitario que ha pasado la noche en un colchón en el suelo. Defiende esta ocupación "pacífica", bien organizada por turnos y noches. Repite constantemente lo de "resistencia pacífica" y pone el acento en que todo estalló con la sentencia del Tribunal Constitucional que recortó el Estatut de Cataluña. Los bancos del recreo taponan el acceso a las escaleras.
Reflexiona a la vez que cuenta la intendencia del día, desde el desayuno hasta los juegos. "Me ha sorprendido que más de la mitad de la gente que hemos dormido somos mayores de cuarenta y cincuenta años", comenta este profesor, que, añade, que eso evidencia a su juicio la mentira de que los jóvenes están "adoctrinados". Precisamente una de las mayores preocupaciones de la Generalitat durante estos días, según fuentes del Govern, ha sido la reacción de los jóvenes, a pesar de la imagen de que están más movilizados que los mayores.
"La noche ha sido mejor de lo que pensaba. Venía a pasar una noche incómoda y a dormir poco. Los compañeros han sido excelentes y he dormido muy bien". En su mente está organizar un buen desayuno popular a las seis de la mañana cuando lleguen los 'votantes'. ¿Y qué pasará este domingo? "Creo que vamos a votar, veo a la gente hipermovilizada como nunca, desde todos los sectores. Mi sensación es que va a haber un alud de gente votando", contesta.
La predicción de Lluís es que "la Policía y la Guardia Civil" pueden "impedirlo en algún colegio", "pero no, de ninguna manera, la votación general".
Muchas incógnitas recorren este sábado la ciudad, tan grisácea como húmeda, a escasas horas del 1-O. Algunas las responderá el Govern, otras Moncloa... y otra parte los ciudadanos. ¿Qué harán cuando lleguen los Mossos? "Un concierto", responde uno; "podremos votar", dice otro congregado cerca. No quieren dar pistas. Mientras, entre los colegios, a pesar de no estar operativa la web de Escoles Obertes, se siguen pasando información a través de Twitter y Telegram.
¿Quién tiene la llave del 1-O?