Pérez Tapias: "La abstención es el mal mayor"
“El partido está roto ahora mismo”. José Antonio Pérez Tapias abandonaba el fatídico Comité Federal del PSOE del pasado uno de octubre pronunciando esta contundente frase. Poco después, Pedro Sánchez dimitía como secretario general y una gestora tomaba las riendas de la formación con la abstención en mente.
El exdiputado del PSOE y exportavoz de Izquierda Socialista había competido precisamente contra Sánchez y Eduardo Madina apenas dos años antes en la primera consulta entre la militancia para elegir al líder del partidos. Y lo hizo con los postulados más izquierdistas y criticando el viraje del partido durante la etapa final de José Luis Rodríguez Zapatero.
A este decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada la batalla del PSOE le ha pillado en pleno arranque del curso universitario, Y, además, preparando una conferencia sobre violencia y cultura para un próximo congreso. En su mesilla, tiene estos días textos académicos y obras como La violencia y lo sagrado, de René Girard, y Sobre la violencia: Seis reflexiones marginales, de Slavoj Žižek.
A cuatro días de viajar a Madrid para participar en el Comité Federal que decidirá sobre la abstención, Pérez Tapias se confiesa con El Huffington Post. Tiene claro su ‘no’ al Gobierno del PP y defiende ir a unas terceras elecciones -"no son el fin del mundo”-. No da por hecho, además, que vaya a triunfar la tesis abstencionista. Y pide que haya pronto un congreso extraordinario para elegir al nuevo líder del PSOE. “Hay muchas miradas que se dirigen a Josep Borrell”, avisa.
¿Sigue creyendo y afirmando que el PSOE está roto?
Sí, fue un diagnóstico que en ese momento se hacía patente ante lo que se estaba viendo en el Federal. Esas tensiones se han proyectado hacia afuera y vemos ahora mismo que hay posiciones muy divergentes. No es una ruptura consumada, por fortuna, pero tenemos que ser conscientes de que las distancias son muy largas entre posiciones. Hay un antagonismo muy fuerte y que se evidencia en los órganos del partido, no en la militancia. Si no se abordan estas situaciones y se resuelven los temas pendientes, la ruptura puede consumarse. No es desechable.
¿Qué recuerdos guarda de aquel fatídico día?
Los recuerdos están muy vivos. Se ha descrito con muchos calificativos, de bochornoso a lamentable. En algún momento yo hablé de vomitivo. Fue una jornada muy negativa política y humanamente. La imagen que se proyectó a la ciudadanía fue ciertamente penosa, de vergüenza colectiva. Esto no se arregla con lamentaciones, exige una voluntad política para recomponer la situación. Y no sólo con la retórica de vamos a coser los descosidos.
El PSOE va camino de la abstención tras los últimos movimientos, ¿cree que esa postura se impondrá el domingo?
Tiene ciertos visos de ser la postura mayoritaria, pero no doy por hecho eso. Yo abogo por mantener el ‘no’ a la abstención al PP porque sigue habiendo sólidas razones. En este caso, vamos a ver qué pasa. Hay federaciones que se inclinan de manera clara por la negativa a la abstención, como Cataluña, Baleares, Cantabria, Castilla y León y Euskadi. La cuestión está muy abierta a pesar de las posibles apariencias de la abstención. Incluso el PSOE en Andalucía no presenta una realidad tan compacta como la que ve desde fuera. Hay que debatir y votar y vamos a ver si hay otra posibilidad que ahora no hemos vislumbrado.
Cita a Andalucía y usted es de allí, ¿qué le parece que ya hable abiertamente la dirección de abstención desde este lunes?
A estas alturas hay cuestiones que no sorprenden, aunque ciertamente han presentado un recorrido que merece la crítica. Es criticable por ser un viraje tan drástico sin una argumentación suficiente. Tal como está la situación política, la crispación y la gravedad de la coyuntura, el lenguaje de la ‘urticaria’ de Juan Cornejo en exceso coloquial no favorece en nada al debate político ni a aclarar la posición del partido. También se puede pensar que no había mucha convicción en el ‘no’ que se estaba propugnando. Deja a la militancia en una situación de perplejidad grande. Parece ser que algunos y algunas no se tomaron esto con la seriedad que el caso requería. ¿Qué esperaban, que en algún momento se diera ese vuelco a la abstención y quien fuera secretario general se achicharra abogando por la abstención? Aparecen muchos interrogantes.
En la reunión en el Senado el presidente de la gestora, Javier Fernández, les dijo a los parlamentarios que había que elegir entre elecciones y abstención “en el terreno del mal menor”. ¿Para usted cuál es el mal menor?
Ahora mismo hay teorizaciones de movernos siempre bajo este paradigma del mal menor. Vamos a conceder que es así. Pero hay que decirles a los que argumentan en ese sentido que el mal menor también es una salida que se ha provocado desde el momento que se han bloqueado otras posibilidades, como la del pacto que diera lugar a un Gobierno alternativo. Eso se ventiló provocando la dimisión del secretario general y su Ejecutiva.
Es verdad que la situación es dilemática y que los dos extremos conllevan negatividades. La abstención da paso a un Gobierno del PP en las mismas fechas en las que el caso Gürtel está en los juzgados. Y no deja de ser un partido que no ofrece ninguna garantía de cambiar sus políticas de recortes y sus planteamientos autoritarios. No es lo que España necesita, a lo que se añade el inmovilismo del Partido Popular respecto a la situación de Cataluña y, por ende, a la crisis del Estado. Por lo tanto, algunos pensamos que la abstención para un Gobierno en el que Rajoy vuelva a ser presidente no es un mal menor, es un mal mayor.
El horizonte de las terceras elecciones no era lo más deseable, pero en democracia hay buenas razones para concurrir con una propuesta para defender ante la ciudadanía. Si se va a esos comicios desde una posición pasiva, resignada y sin resolver una candidatura que pueda concitar credibilidad, pues estamos perdidos. Pero, claro, hay un camino que hacer si se abre la hipótesis de unas terceras elecciones. Por eso pedimos un congreso extraordinario cuanto antes.
¿Qué le parece que la gestora no abra la posibilidad de una consulta a la militancia?
He abogado por ello desde mucho tiempo atrás, incluso desde antes que Pedro Sánchez hiciera su propuesta de congreso ordinario. En estos términos, donde hay que elegir entre dos posiciones en los que el partido y el país se juegan mucho, yo haría una consulta. Pero, claro, al desplazar el Comité Federal de la manera que se ha hecho tenemos la mala excusa de que no hay tiempo. Tras el anterior, este órgano ha quedado con un déficit de legitimidad grandísimo. Razón de más para que la militancia tome la palabra.
¿Qué consecuencias puede tener a corto y largo plazo que el PSOE se abstenga? ¿Puede sucederle algo parecido al PASOK griego después de apoyar a la derecha?
Pues sí, podemos trazar similitudes entre unos casos y otros, aunque cada país y cada partido tiene su trayectoria. Haciendo un análisis de la situación: el PSOE dando paso al Gobierno del PP mediante una abstención pasiva acepta una situación fáctica en la cual se va a ver muy maniatado. Podemos tener serias dudas de que tal y como está el PSOE pueda condicionar mucho de manera efectiva. En primer lugar vendría la situación sobre qué hacer ante los presupuestos, máxime cuando el PP va anticipando que llevará determinadas exigencias de Bruselas. El PSOE va a quedar muy hipotecado, hay serias dudas de que el PSOE pueda llevar adelante la oposición que dicen que se puede realizar. Ante la ciudadanía y ante otras fuerzas políticas, el PSOE aparecerá como un partido connivente con el PP. Y con una situación de Gobierno inestable puede que las terceras elecciones que ahora no se desean sean dentro de unos meses y haya que afrontarlas en peores circunstancias.
¿Está en riesgo la relación de los partidos hermanos PSOE-PSC? ¿Se puede llegar a partir?
Hay una relación como partido federado con sus acuerdos y están presentes en los órganos. El PSC tiene una autonomía y en este caso las divergencias pueden acentuarse. Habrá que ver a dónde le lleva esa misma autonomía sobre la que también tiene que dar cuenta ante su militancia, su electorado y la sociedad catalana. Es uno de los puntos más delicados donde las relaciones pueden verse más trastocadas.
"NO ME PLANTEO PRESENTARME"
¿Ha hablado con Pedro Sánchez después del Comité Federal?
No he hablado con él, además parece que ha estado fuera. Tengo mi vida profesional, académica, con una facultad muy grande y con su magnífico ambiente de investigación y docencia. Cada cual está en sus tareas.
Defiende un congreso extraordinario pronto. Ahora mismo el PSOE está huérfano de líder. Usted compitió contra Pedro Sánchez y Eduardo Madina en la consulta de 2014, ¿se plantea presentarse?
No, no, sinceramente no. En aquel momento me presenté por una decisión personal pero no en solitario. Fue una cuestión debatida con los compañeros de Izquierda Socialista y otros colectivos del partido porque queríamos hacer oír nuestra voz y dar mayor visibilidad a ese sectores. Ahora mismo no hay condiciones para ello. Quizás haya otras personas que en estos momentos puedan presentar una candidatura con más posibilidades. Por cierto, hay muchas miradas que se dirigen al compañero Josep Borrell, como una persona que por sus posiciones, sus maneras de argumentarlas, su trayectoria y su capacidad pudiera ser un candidato que pudiera encauzar la situación del partido.
¿Cree que la gestora va a dilatar mucho el periodo hasta el congreso y que se celebrará el año que viene?
Vamos a ver, también depende de cómo vayan los acontecimientos en torno a la investidura. Pero, claro, cuando llegan rumores en ese sentido, se encienden las alarmas. Por eso muchos hemos firmado ese escrito que solicita agilizar la decisión de convocar un congreso extraordinario.
¿En el próximo congreso dará definitivamente el paso Susana Díaz? ¿Qué le parece como posible secretaria general del partido?
Como secretaria general del PSOE andaluz ha tenido un papel muy destacado en todo este periodo. Algunos no valoramos ese papel positivamente porque la manera en la que se articuló la dimisión de los 17 compañeros en la Ejecutiva para provocar la dimisión de Sánchez no revestía las mejores credenciales democráticas. Ha sido público y notorio que ha tenido ahí un determinado papel. Eso ha erosionado su figura y su imagen pública. Ahora mismo, lo tiene más difícil que antes para una candidatura a la Secretaría General. No sólo se ha actuado irresponsablemente por las consecuencias de esta situación que no se previeron, sino que el mismo cálculo político no ha sido acertado. Su imagen ha empeorado entre sectores de la militancia. Y viéndolo desde Andalucía, tampoco es lo mejor que pueda ocurrirle para su misma imagen institucional de presidenta de la Junta verse involucrada en estas maniobras conspiratorias. Una cosa es participar en el debate político, pero lo que no se ha hecho es manifestar claramente unas opiniones.
Ya dimitido Sánchez, ¿qué valoración hace de sus dos años al frente de la Secretaría General?
Es un balance donde hay elementos que se contrapesan. Yo lo he apoyado en todo lo que consideraba que acertaba. Y en algunos casos he criticado ciertas decisiones suyas, como la manera en la que se resolvió la crisis en el PSOE de Madrid. Fueron unos métodos autoritarios. También critiqué el pacto con Ciudadanos, que era una hipoteca fuerte que inclinaba el partido hacia la derecha. En los últimos tiempos, hemos visto otro recorrido intentando otras vías. Es verdad que le ha faltado un poco de decisión en cierto momento y de claridad en el discurso, pensé que había que explicitar más que el ‘no’ al PP había convertirlo en el sí a un Gobierno alternativo. Pero comprendo que trabajar en las condiciones en que lo ha hecho era una tarea dificilísima. Las presiones han sido muy fuertes desde dentro y fuera. Desde el Comité Federal de diciembre, a Pedro Sánchez se le ha puesto a correr atado de pies y manos. Llegar a la meta en esas condiciones no era fácil. Hay que hacer justicia a su recorrido como secretario general.
"ME RESISTO A SER UNA MARIONETA DE LOS PODERES"
Si el PSOE finalmente decide abstenerse, ¿sopesaría dejar el partido?
En estas cuestiones, es verdad, uno se plantea toda clase de hipótesis ante posibles escenarios. Ahora mismo estoy concentrado en hacer valer los argumentos contra la abstención y encarar unas elecciones de una manera que sea productiva. No vernos achantados como partido en ese escenario. No es fácil, pero no es el fin del mundo. Sería un reto a abordar. Por lo tanto, no me doy por vencido en ese punto. Mi ubicación en el campo socialista es clara. Vamos a ver por dónde van los acontecimientos. Es verdad que en estas situaciones todos necesitamos un horizonte. Confío en que en el PSOE sea posible. En poco tiempo a veces pasan muchas cosas.
¿Tiene futuro el PSOE? ¿Volveremos a ver en La Moncloa un presidente socialista?
Como diría Althusser en aquel título suyo: El porvenir es largo. La cuestión es el futuro del PSOE. Recuerdo que en la campaña de las primarias en las que concurrí de candidato, uno de los mensajes que lanzaba era que 135 años de historia -hace dos- no garantizaban los cinco siguientes. Y estamos en ese punto, 137 años de historia no garantizan los dos siguientes. La responsabilidad colectiva es importantísima por lo que ha significado el partido para España. Todo lo que ha ocurrido no es solo una cuestión interna del PSOE, aquí hay muchos elementos para pensar que algunos han sacrificado al PSOE por otros intereses. Aquí hay una operación donde muchos poderes fácticos han tenido y tienen una determinada participación para que los hechos hayan ocurrido así y la dinámica vaya en cierta dirección. Otros nos resistimos a ser marionetas de esos poderes.