Pablo Iglesias exige cambios constitucionales antes de hablar de alianzas
Podemos fue de menos a más en la campaña y ha terminado de más a menos en la noche electoral. Una noche que se prometía histórica y que lo ha sido para una formación que apenas cuenta con dos años de vida y que ha revolucionado el panorama político español de la mano de su líder, Pablo Iglesias.
Y, aunque a algunos de sus votantes les sepa a poco, la realidad es que nadie sospechaba por enero de 2014 que un grupo de profesores universitarios pondrían en jaque al bipartidismo y que se plantarían con casi 70 diputados en el Parlamento, pisando los talones al PSOE en porcentaje de voto (20,6% por 22,05% de los socialistas).
"Hoy ha nacido una nueva España", dijo Iglesias con el 95% de los votos escrutados, consciente de que ser la segunda fuerza se antojaba imposible, pero con las exigencias en la mano. "España ha votado cambio de sistema y esto tiene una serie de implicaciones constitucionales", ha dicho el líder de Podemos, que ha pedido cuatro cambios constitucionales "inaplazables e imprescindibles": que se blinden los derechos sociales en la Carta Magna, que se reconozca la plurinacionalidad del Estado español, una reforma de la Ley Electoral y la inclusión de una moción ciudadana contra el Gobierno que no cumpla su programa.
Iglesias ha insistido en que estos cambios son "imprescindibles" antes de "hablar de cualquier otra cosa". ¿Y la investidura? "No toca hablar de entendimientos compartidos, toca hablar de reformas Constitucionales", ha respondido el líder de Podemos con una amplia sonrisa en la cara.
"Vistos los resultados, somos la única fuerza política de ámbito estatal capaz de liderar la necesidad de un acuerdo nacional", ha dicho Iglesias, que ha recordado que Podemos ha ganado en Cataluña, que es segunda fuerza en regiones como Euskadi, Madrid, Valencia y Galicia, y que el PSOE ha logrado "su peor resultado electoral de toda la democracia" con 90 diputados.
Pablo Iglesias tras conocer los resultados de Podemos en las generales
Iglesias ha declarado el "fin del sistema político del turno" y ha dado por inaugurada "una nueva etapa política en nuestro país" antes de abandonar el estrado, aplaudido y vitoreado por los suyos con el ya clásico "sí se puede".
DE MÁS A MENOS
La primera noche de Podemos en unas elecciones generales fue de emociones encontradas. Primero, euforia. Después, moderación. Todos los dirigentes que llegaban al teatro Goya de Madrid, el lugar donde la formación morada ha elegido seguir el recuento electoral, se abrazaban y se besaban suponiendo un gran resultado.
Diputados, miembros del Consejo Ciudadano y colaboradores del partido de Iglesias iban llegando y conversaban sobre lo que iba a deparar la noche electoral. Los más optimistas vaticinaban un sorpasso al PSOE en número de votos, aunque dudaban de que les permitiese superarles en escaños.
Los primeros sondeos les daban la razón. Los gritos y los vítores, audibles desde la inmensa sala de prensa habilitada para los más de 400 medios de comunicación acreditados, hacían presagiar una noche victoriosa para Podemos.
Tanta fue la euforia que el secretario Político de Podemos, Iñigo Errejón, pudo escuchar cómo los gritos de sus compañeros en la sala contigua le hacían cortar su valoración de los primeros resultados justo cuando pedía "prudencia".
Con el escrutinio, los vítores no cesaron hasta que Podemos comenzó a estancarse en los 69 escaños, cifra que se mantuvo hasta el final. Un resultado "histórico" para una "nueva España" que nadie se imaginaba hace apenas dos años.