La alemana, presidenta inesperada de la Comisión, ha pilotado con pulso dos crisis insólitas: el covid y la guerra de Ucrania. A base de personalismo y acciones, se ha convertido en la cara reconocible de Bruselas. La primera mandataria quiere repetir.
Desde el grupo Identidad y Democracia que engloba a las fuerzas de ultraderecha aseguran que el político alemán ha dañado "la cohesión y la reputación" del colectivo.
Ambos países han desarrollado marcos legales robustos tanto para proteger la salud de los trabajadores, como para garantizar la continuidad de la actividad económica.
La amenaza rusa es, según la OTAN, la más seria de cuantas afronta Occidente y eso azuza los miedos, más aún en un país señalado reiteradamente por Moscú.