Lo que pasó cuando me propuse estar 30 días sin masturbarme
El primer día ha sido bastante fácil. Como con un propósito de Año Nuevo en enero, estaba tan convencido que he pasado el día casi sin tentaciones. He escuchado una canción cuya letra dice "grab his business" [agárrale el tema], y eso me ha hecho recordar el experimento y sentir una leve excitación. Nivel de dificultad: 2.
Cuando le contaba a la gente que iba a dejar de masturbarme durante 30 días, la respuesta que recibía era unánime: "¿Por qué?". Nadie me contestaba "parece interesante" ni "me alegro por ti". Solo obtuve porqués confusos, inquisitivos y extrañados.
Estaba trabajando en un crucero lejos de mi novio, con el que mantengo una relación monógama, lo que me dio la oportunidad única de no experimentar un orgasmo en 30 días. (En tierra, somos como conejos. Conejos que practican sexo de una a tres veces por semana). Además, compartía la habitación, así que la masturbación ya no era un crimen de pasión. Teniendo compañero de habitación, la única masturbación posible es la de primer grado.
Me moría de curiosidad. Según un grupo de usuarios de Reddit, la producción de testosterona, el atractivo sexual, la creatividad y la productividad aumentan tras siete días de abstinencia. Afirman que el cuerpo masculino entra en hiperimpulsión para crear un bebé y, si no un bebé, para crear algo.
El alivio logístico, junto con la promesa de una mayor productividad y el perverso incentivo de un escritor que quería buscar situaciones dolorosas o difíciles para tener algo de lo que escribir, responden a las preguntas de los demás. ¿Qué fue lo que pasó? Sigue leyendo.
A continuación podrás encontrar las notas de campo y el grado de dificultad que documentan lo que les pasa a un cuerpo y a una mente cuando se les priva de su único propósito evolutivo.
Escala de dificultad de no masturbarse (0-10)
0 - ¿Masturbarse? ¿Eso qué es?
1 - Ah, masturbarse...
2 - Seguro que es divertido
3 - Suena muy bien, pero estoy ocupado
4 - Sería genial poder masturbarse
5 - Preferiría no estar sin masturbarme
6 - Soy idiota
7 - ¿Por qué narices me estoy haciendo esto?
8 - Necesito explotar ya
9 - Mi pene le está enviando amenazas de muerte a mi cerebro
10 - Quiero bañarlo todo con semen
Día 1
El primer día ha sido bastante fácil. Como con un propósito de Año Nuevo en enero, estaba tan convencido que he pasado el día prácticamente sin tentaciones. He escuchado una canción de hip-hop cuya letra decía "grab his business" [agárrale el tema], que me recordó el experimento que estaba haciendo y me produjo una leve excitación.
Nivel de dificultad: 2
Día 2
Hoy ha sido ligeramente más difícil, pero todavía es sencillo. En tierra me masturbo cada dos o tres días, así que no esperaba que los primeros días me resultara muy complicado. Estaba leyendo la tercera edición de Historia del mundo de J.M. Roberts porque estoy bastante oxidado en historia anterior al siglo XVII y porque me pareció una ganga tener el registro escrito de la humanidad por cuatro dólares. Resulta que la historia implica un montón de sexo, así que mi experimento se vio ligeramente amenazado.
Nivel de dificultad: 3
Día 3
Le he hecho una foto a un pasaje que me ha gustado de Historia del mundo, lo que me ha recordado que hice lo mismo ayer con un pasaje que me había excitado, y recordar esa excitación ha vuelto a excitarme. Después, he escrito esto en una nota del iPhone, y escribir la palabra "excitado" me ha excitado.
Sobre la hora de comer, he pensado en el experimento de forma racional y no de forma sexual. También he escrito una nota sobre esto en el móvil, pero al escribir la palabra "sexual" me he excitado.
Ha sido un día muy metamasturbatorio.
Nivel de dificultad: 5
Día 4
Nada que anotar. Ha sido un día sorprendentemente fácil entre dos bastante difíciles.
Nivel de dificultad: 2
Día 5
Hoy he considerado la posibilidad de renunciar. Me he preguntado por qué estaba haciendo esto, por qué me privo de este minúsculo placer, y he empezado a visualizar qué pasaría si me rindiera a los cinco o a los siete días. Pero no he caído. He continuado con valentía.
Nivel de dificultad: 8
Día 6
He empezado a estructurar este artículo y a convertir mis notas de iPhone en los párrafos de este blog. El mero hecho de escribir sobre no masturbarme me hace pensar muchísimo en masturbarme. He empezado a regatear conmigo mismo y a intentar buscar vacíos legales en el experimento. "No masturbarse" significa "no tener un orgasmo", así que ¿puedo tocarme pero sin llegar hasta el final? ¿O eso será aún más cruel para mi cuerpo? ¿Estoy jugando con fuego o demostrando mi fuerza de voluntad? ¿Mirar fotos eróticas se considera un tipo de masturbación? Wikipedia dicta lo siguiente:
Me pregunto si el experimento sería más fácil si no estuviera escribiendo sobre él.
Nivel de dificultad: 4
Día 7
Lo más difícil de no masturbarme el día 7 ha sido censurarme para no soltar en medio de una conversación "quiero metértela".
He sentido un intenso dolor físico, no solo en el pene y en los testículos, sino también en el estómago y el abdomen. En un momento de debilidad, he considerado la posibilidad de rendirme.
"Lograr no masturbarse durante una semana ya es un logro", le dice el pene al cerebro. "Hacer algo durante una semana ya es mucho tiempo". "Es un logro", cede el cerebro, "pero no es el logro que intentabas conseguir". "Que te den, cerebro", maldice el pene.
A pesar de las disputas entre mi cerebro y mi pene he sobrevivido, el sol se ha puesto y el experimento continúa.
Nivel de dificultad: 10
Día 8
Durante un momento particularmente provocador (utilizando el léxico estéril de Wikipedia), me he estimulado los órganos genitales, pero sin llegar al orgasmo. En muchos aspectos, esto podría considerarse masturbación, pero, por el bien del experimento, continuaré con él y no volveré a hacer esto.
Nivel de dificultad: 7
Día 9
Un chico se quitó la camiseta, como hacen los tíos guapos en las playas, mientras yo le miraba escondido tras mis fajitas. Se puso a posar delante de un Volkswagen amarillo. Su novia le hizo un montón de fotografías: de los suaves y amplios pectorales; de los brazos, fuertes y ejercitados, pero no por vanidad. Debía de ser nadador, pensaba yo entre bocado y bocado, o bailarín, o simplemente un tío guapo.
Sonreía para la cámara, cosa que le hacía menos atractivo. Las portadas de las revistas me han condicionado para creer que la gente sexy no sonríe, que simplemente mira fijamente con los ojos llenos de lujuria y que sus pectorales, cara y abdominales están rodeados de titulares. Su novia -¿o su prometida? No vi ningún anillo, pero es que estaba fijándome en otras cosas- le pasó la cámara y se puso a posar. Cuando terminaron de hacerse las fotos en solitario, vi que miraban alrededor en busca de una tercera persona.
Les grité desde la cafetería en la que estaba: "¿Queréis que os haga una foto?". Se lo iban a pedir a alguien que estuviera más cerca, pero fui hacia ellos a toda velocidad. La carrera que me pegué fue fruto de la lujuria y de llevar nueve días sin masturbarme. Cuando les alcancé, él me pasó su móvil.
"Lo estamos subiendo a Snapchat", me dijo. Recuerdo que hace unos dos años borré Snapchat porque me parecía una tontería, y ahora me arrepiento. Estoy hecho un viejo y un desfasado al lado de este joven buenorro. ¿Cuántos años tendría? ¿24? ¿25? Debía de haberle costado años desarrollar esos músculos enormes y turgentes cual cuerdas de barco trenzadas y además estaba moreno y parecía tener la piel muy suave. Cogió su teléfono otra vez y salió de Snapchat para poner la cámara. Ahora que lo pienso, debería haber aprovechado esa oportunidad para echarle un ojo a sus abdominales. Les hice la foto y les devolví el móvil, maravillado por mi valentía y avergonzado por perder el culo por un desconocido.
En un universo paralelo, ese chico me cogía de la cintura, me daba un beso en la mejilla, me invitaba a sentarme con él en su escarabajo amarillo, se enrollaba conmigo, me preguntaba cosas sobre Estados Unidos y paseaba conmigo por la playa mientras la brisa marina le alborotaba el oscuro cabello.
No me he masturbado. Pero parece que el experimento es contraproducente. Yo no resulto más atractivo a los demás, los demás me resultan más atractivos a mí.
Nivel de dificultad: 8
Día 10
El culpable de que mi experimento se echara a perder ha llegado de madrugada. Durante un sueño, mi cerebro ha convencido a mi pene de que iba a tener descendencia con alguien con quien estaba soñando. Mis calzoncillos, y mi experimento, se han echado a perder.
Tras unas cuantas bebidas de frutas, he llegado a la conclusión de que si tenía un sueño erótico podía masturbarme también. Ya había expulsado lo que llevaba 10 días marinándose en mis pelotas (así funciona la biología), así que los beneficios que podía obtener relacionados con el aumento de la creatividad se habían esfumado. Igual podía disfrutar un poco y volver a retomar el experimento al día siguiente.
Después de hacerlo, me he sentido vacío.
No solo en los testículos, sino vacío cósmicamente, cansado, agotado. Mi experimento se ha acabado y la liberación no ha sido más satisfactoria que una paja de resaca un domingo por la mañana. Me había estado conteniendo por voluntad propia, y ahora se había acabado.
¿Qué podía más: la fuerza biológica que me impulsa a tener orgasmos y a crear herederos genéticos o mi empeño en no tener orgasmos y completar el experimento? La biología se coló a hurtadillas por la noche cuando mi cerebro racional estaba apagado, pero se me ocurrió la primera excusa para abandonar el experimento. ¿Mi instinto animal era más poderoso que mi voluntad humana?
Nivel de dificultad: 0
Día 11
Me he masturbado otra vez. El experimento se ha acabado definitivamente.
Nivel de dificultad: 0
Conclusión: 9 días
Al final, conseguí estar 9 días sin masturbarme; cosa que parece más un accidente que un logro. Mi fracaso es tanto miedo como pena: da miedo porque he descubierto que el cuerpo depende de un ritmo determinado de orgasmos, y es absurdo porque masturbarse es una buena forma de diversión además de limpia e inofensiva. Realizar este experimento era como renunciar a las piscinas hinchables durante 30 días.
En cuanto a los dos motivos iniciales que establecí -logístico y creativo- el experimento arrojó algo de luz al asunto. En cuanto a la logística, fue pan comido. En cuanto a la creatividad, no me sentí más productivo. Si acaso, lo único que noté fue que no masturbarme y documentar que no me estaba masturbando ocupaba mucho espacio en mi cerebro. Si mi meta era minimizar el tiempo que se pasa pensando en masturbarse, fracasé. Habría sido más fácil vivir con mis deseos, masturbarme y seguir adelante, en vez de luchar contra la naturaleza.
Todos los amigos que me preguntaron que por qué lo hacía no hicieron ningún seguimiento de mi experimento. Tú tampoco seguirías a alguien que hiciera un desafío que consistiera en comer sano durante 30 días, ¿verdad? ¿Y por qué? Porque la masturbación no suele ser un tema de conversación muy habitual, ya sea por vergüenza o por mantener en privado algo que, por definición, solo compartimos con nosotros mismos. ¿O quizá se deba al deseo de guardarnos algo para nosotros en un mundo en el que queda todo registrado y todo tiene cookies? ¿Mi experimento habrá hecho que alguien se pregunte por qué se masturba? ¿Habrá tenido ese efecto que puede tener para un carnívoro ir a comer con un vegetariano? ¿Le habrá recordado a alguien lo dependiente que es de la masturbación porque, después de todo, aunque la raza humana nos haya dado la historia, la ópera, a Chaucer o a Einstein, somos animales en celo? ¿Cómo se sentirán los lectores al sumergirse en la historia de un hombre que se propone no masturbarse y fracasa en el intento?
Hay que investigar más al respecto.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.