Ser feliz en soledad es clave para poder disfrutar en compañía
Si has alargado relaciones que, en el mejor de los casos, no te aportaban nada, sólo por no estar sol@, o conservas amigos que muestran más interés en destacar tus fallos que en tenderte una mano cuando lo necesitas, debes saber que cuando aprendas a estar bien sin compañía, conseguirás que sólo entren en tu vida aquellos que vienen a mejorarla.
Aprender a ser feliz en soledad es, sin lugar a dudas, una lección muy recomendable que podemos poner en práctica a lo largo de nuestra vida. Sólo cuando seas capaz de estar solo y disfrutar de tu propia compañía, estarás realmente preparado para compartir tu vida con los demás...
Quizás seas una de esas personas que va enlazando relaciones sin dejar prácticamente tiempo entre un desengaño y el siguiente. O puede que tengas una vida social tan intensa que apenas te quede tiempo para pararte a reflexionar.
Pero yo soy de los que piensan que no puedes aprender sin detenerte un momento a observar y reflexionar sobre:
- qué no estás dispuesto a aceptar
- qué esperas de los demás
- qué quieres ofrecer
Si has alargado relaciones que, en el mejor de los casos, no te aportaban nada, sólo por no estar sol@, o conservas amigos que muestran más interés en destacar tus fallos que en tenderte una mano cuando lo necesitas, debes saber que cuando aprendas a estar bien sin compañía, conseguirás que sólo entren en tu vida aquellos que vienen a mejorarla.
Con esto no quiero decir que se esté mejor sólo o que haya que alejar a las personas que tienes cerca.
Lo que quiero decir es que es necesario poner unos límites y tener cerca a aquellos que los respetan. No se trata de entender la soledad como un destino, debes verla como un camino.
Las personas somos animales gregarios, necesitamos de compañía para sentirnos bien, y esto no es algo nuevo.
Seamos sinceros, como depredadores éramos un desastre, de modo que era necesario compensar nuestras garras inexistentes y pobres fauces con la fuerza que da el respaldo de la tribu.
Tal vez ahora el peligro no sean otros animales, pero nuestros instintos permanecen intactos y resulta difícil encontrar trabajo o superar una enfermedad sin compañía. Por no hablar de la dificultad de procrear -algo para lo que estamos programados- sin el contacto con otros humanos.
Existen algunas prácticas que pueden ayudarnos a aprender a disfrutar de nuestra propia compañía. Una vez seas capaz de hacerlo, verás cómo las personas que te rodean empezarán a disfrutar también de pasar tiempo contigo.
- Primero de todo, deshazte de las personas tóxicas, ya sean familiares, compañeros de trabajo, vecinos... y si no fuera posible, al menos raciona el tiempo que les dedicas.
- El ser humano es un animal de costumbres, de modo que si no sueles estar sólo, es muy normal que cuando empieces a hacerlo te genere malestar. Muy posiblemente tengas la sensación de que ya pasas mucho tiempo sólo y que no terminas de habituarte. Quizás porque no estás realmente sólo, ya que el teléfono móvil o las redes sociales no nos ayudan a aprender a estar bien en soledad. Si no puedes estar un día sin teléfono o sin mirar el Facebook, deberías plantearte la conveniencia de desintoxicarte.
- Haz una lista de aquellas cosas que te gusta hacer durante tu tiempo libre y señala las que podrías hacer sin compañía. Tienen que ser físicamente posibles, aunque te puedan parecer muy difíciles de poner en práctica. Por ejemplo, ir al cine o cenar en un restaurante son opciones que podrías hacer solo. Reflexiona sobre esta pregunta: si tú no quieres cenar contigo mismo, ¿por qué tienen que querer hacerlo los demás?
- Ahora que tienes tu lista, anota en la agenda aquellas cosas que estaría bien hacer en compañía y hazlas solo. No se lo digas a nadie a menos que te pregunten. Quizás te parezca aburrido ir a cine sin tus amigos o tu pareja, pero puedes estar seguro que es mucho más aburrido estar en casa, pensando en lo bonito que sería tener compañía para ir al cine.
- Cuando seas capaz de hacer lo que te gusta y disfrutes de tu propia compañía será el momento de ir comentando los planes a nuestros allegados. Ahora sabes que no les necesitas para pasarlo razonablemente bien, pero si a alguno le apetece acompañarte y crees que mejora la soledad, perfecto. Si no la mejora, basta con responder con un "Gracias, pero me gusta disfrutar de un tiempo conmigo mismo".
Recuerda, el objetivo es ser feliz en soledad, para poder disfrutar de vivir en compañía.