¿Cómo ser feliz en el trabajo?
Piensa en qué querías ser de niño, repasa qué haces cuando tienes tiempo libre, en qué te suelen pedir ayuda los amigos y familiares, qué es aquello que cuando lo haces el tiempo te pasa volando. Seguramente ahí están tus talentos. Cuando los tengas identificados, dedícales un día a la semana, a ver qué pasa.
Foto: ISTOCK
Quizás eres de los que cuenta los meses que quedan para las vacaciones, los días para el fin de semana y las horas para salir del trabajo...
En ese caso, eres de los que trabajan para vivir. Si pudieras, no trabajarías ni un minuto más y vivirías en un eterno día de fiesta.
O tal vez eres de los que estira su jornada todo lo que puede, revisas tus emails en el teléfono cada cinco minutos, incapaz de desconectar incluso durante tus vacaciones.
Entonces eres de los que viven para trabajar.
Pero existe otra manera de hacerlo: puedes vivir mientras trabajas o trabajar mientras vives.
Es lo que ocurre cuando tu trabajo te apasiona y una parte de tu cerebro permanece constantemente conectada a tu oficio. Para ti es imposible separarte del mayor de tus talentos.
Pero no lo haces como lo haría aquel que no puede desconectar.
Simplemente, lo que ocurre es que te gusta tanto la mecánica, el arte, el deporte, la psicología, escribir, restaurar o cualquiera que sea tu oficio, que no quieres dejar de disfrutar ni un segundo del ronroneo de un motor bien carburado, de la perfección de una obra, de un escrito, o de las muescas de una vieja mesa de roble que encuentras en la recepción de tu hotel.
Sabes perfectamente diferenciar tu ocio del trabajo y seguro que no vas a pasar las vacaciones revisando facturas u ordenando albaranes. Sabes que las vacaciones son el momento de descansar, pero por nada del mundo te perderías esa exposición, dejarías de leer ese libro o de prestar atención a cómo otros desempeñan tu mismo trabajo.
Si eres de estos últimos... ¡felicidades! Si no es tu caso, no te rindas: existe otra manera de vivir.
Seguro que se te ocurren un montón de motivos que justifican por qué no puedes dedicarte a algo que te apasione. Yo te voy a dar algunos de por qué merece la pena que lo intentes:
• Es probable que te despidan o decidas marcharte antes de tu jubilación, así que, puestos a cambiar de empleo, mejor prepárate para algo que te guste.
• Puedes ser tu propio jefe.
• Tu talento y lo que te gusta hacer suele ser la misma cosa. Por lo tanto, serás más feliz y la gente de tu alrededor seguro que te lo agradece.
• No tienes que dejar tu trabajo, pero puedes compaginarlo con tu talento: dedica, de momento, un día a la semana y parte de tus vacaciones.
• Para ser bueno, hay que formarse continuamente. Mejor hacerlo en algo que te apasione.
• Dedicas un tercio de tu tiempo al trabajo, mejor que se trate de algo que te guste.
• No existen trabajos seguros.
• Mejor que el pan de los tuyos dependa de ti y no de la opinión o manera de hacer de otros.
• Para ganarte la vida no es necesario ser el mejor, basta con ser el mejor que tus clientes pueden pagar.
Piensa en qué querías ser de niño, repasa qué haces cuando tienes tiempo libre, en qué te suelen pedir ayuda los amigos y familiares, qué es aquello que cuando lo haces el tiempo te pasa volando.
Seguramente ahí están tus talentos. Cuando los tengas identificados, dedícales un día a la semana, a ver qué pasa.
La mejor manera de ser feliz en el trabajo es que, cuando lo hagas, no te parezca un trabajo.