Rafael Castejón, el pintor que retrató a la princesa Leonor: "Es un agradecimiento por su esfuerzo"
Entrevista al artista cordobés que presenta su nueva obra, un óleo y temple sobre lienzo, para retratar a la princesa de Asturias.
Paseando junto a su abuelo por las calles de la ciudad de Córdoba, conociendo los conventos, las iglesias y los museos, Rafael Castejón cultivó esa "pasión" por el arte desde que era pequeño.
El joven pintor de 20 años ha sorprendido, y mucho, a todo el que ha podido ver su última gran obra. 'Retrato de la princesa Leonor' es uno de los pocos retratos sobre la princesa hechos en óleo. Ha sido su última publicación en redes sociales y se ha convertido en la más viral de su perfil: 2,5 millones de visualizaciones, 75.000 me gusta y subiendo.
Actualmente cursa la carrera de Conservación y Restauración del Patrimonio Histórico en Sevilla. Julio Romero de Torres y Johannes Vermeer son su gran inspiración, pero desde pequeño ha crecido con el artista español, empapándose de su técnica hasta tener la capacidad de replicar sus cuadros como si del propio Julio Romero se tratase.
Pero Castejón tiene claro que su carrera artística apenas está empezando, se encuentra en un momento de "descubrirme", en un realismo contemporáneo pero a la vez viviendo todo un sueño, mientras su paleta crómica y composiciones evolucionan.
Encerrado en su casa a causa de la pandemia mundial de la COVID-19, dio su primera pincelada. Tres años de experiencia que parecen toda una vida por la calidad y el realismo de sus composiciones.
- Toda una vida admirando la pintura y no fue hasta la pandemia que dio su primera pincelada.
Al vernos toda España encerrada en nuestra casa, surgió mi nueva idea, mi nuevo proyecto: la pintura al óleo. Mi pasión es Julio Romero de Torres y necesitaba tener una de sus obras en mi casa. Evidentemente, no podía tener una por su alto coste, por eso decidí que podía hacerlo yo. Empecé a investigar haciendo informes de restauración, a descubrir cómo pintaban los antiguos maestros, los pigmentos que usaban...
- Fue una vía de escape, pero una vía vocacional.
Una vía de escape al no poder salir de casa. Esos días los disfruté mucho, pero también sentí mucha frustración, evidentemente, porque no sabía pintar. Hubo muchos cuadros que tuve que volver a empezar, pero fue el primer escalón de esa gran escalera. Siempre fue algo vocacional, desde pequeño me he criado en un ambiente cultural muy grande. Mi madre, por ejemplo, cada vez que salíamos de casa nunca me dejaba el teléfono, ni un videojuego ni nada. Yo siempre iba con mi papel y boli para plasmar lo que veía a mi alrededor. Con tres años ya pintaba la catedral de Notre Dame. Fue vocacional, pero también me lo han inculcado.
- ¿Se está formando en la pintura?
Actualmente estoy en segundo de carrera de Conservación y Restauración. Este año ya empezamos con la asignatura de Intervención en obras de arte y eso me deja fascinado, porque ya hay que empezar a pintar, leyendo informes y estudiando a los maestros y sus pinceladas. Soy todo un ratón de museo, a los que acudo con mi lupa para intentar buscar los secretos que esconden los cuadros.
- ¿Hay alguno de eso secretos que más le haya llamado la atención?
Esta semana he descubierto uno del cuadro de San Rafael, de Julio Romero de Torres, que en la peana de platería cordobesa se esconde en el fondo unas figuras escondidas por la pintura, pero con el paso del tiempo el óleo se vuelve translúcido y aparece esa figura.
- ¿Se valora a los artistas contemporáneos tanto como a los antiguos?
Yo soy muy crítico en ese aspecto, porque cómo se pintaba antiguamente solo lo tienen pintores como Sorolla, Julio Romero, Sargent. Tenían una edad muy joven y pintar esos cuadros con esa técnica tan buena no lo ves hoy en día. No sé si ahora está un poco infravalorado, pero lo que se hacía antiguamente no se hace ahora. Un buen cuadro, una buena técnica, se reconoce por lo menos por la gente entendida o más erudita, pero estamos en unos buenos tiempos, se reconoce mucho la cultura y antiguamente no, la gente no tenía formación en esto. Vamos por buen camino.
- Las obras contemporáneas ahora se critican por ser muy simples, cuadros de gran valor económico que para algunos es un fondo pintado con rayas por encima. ¿Piensa lo mismo?
Muchos son interesantes, pero hay mucho marketing detrás de los artistas contemporáneos. Hay mucha estrategia y yo valoro más la técnica artística en sí, disfruto más de un buen cuadro pintado con una buena técnica, un buen estudio detrás de la obra... Evidentemente hay obras que no tienen técnica alguna. Esos precios que alcanzan son, evidentemente, por estrategia de marketing. No lo comparto, pero es interesante.
- ¿Hasta dónde quiere llegar como pintor? ¿Se puede vivir de ello?
A un artista le gustaría tener un reconocimiento por todo el trabajo que esté haciendo, mas allá de una fama propiamente dicha, sino un reconocimiento de la gente a la que le ha gustado mi trabajo. Es la mayor satisfacción para un artista, ser reconocido por su trabajo, su dedicación, su estudio. Ya no es solo la obra en sí, es todo el trabajo que hay detrás de la investigación, que es uno muy laborioso. Es importante que el pueblo te conozca. Creo que ese sería mi mayor objetivo y por supuesto un sueño.
Creo que todo depende de cómo lo gestiones y de no dejar escapar oportunidades. Las épocas de crisis afectan, pero no hay que dejar pasar oportunidades, trabajar mucho y tener un poquito de suerte.
- Julio Romero de Torres, su gran pasión. ¿Por qué él?
Desde pequeño he estado en su museo. Es mi pasión porque Córdoba es Julio Romero. Mi abuelo tenía un tío pintor y también copiaba mucho a Julio Romero, entonces yo desde pequeño siempre he estado viviendo esa obra, pero realmente no sabría explicarte por qué, porque tampoco es un grandísimo pintor de técnica. Su última época sí me parece la más interesante técnicamente hablando.
- Tuvo la oportunidad de replicar una obra de Julio Romero en su propio museo en Córdoba. ¿Cómo surgió?
Fue un regalo que me hizo Córdoba a través de su ayuntamiento. Copiar ese lienzo (Virgen de los faroles) fue un encargo y a mí se me ocurrió ¿por qué no ir a pintarlo al museo, si eso se ha hecho toda la vida? Es un ejercicio básico. Antiguamente en la academia el ir a copiar a los museos era fundamental para estudiar la técnica, ver in situ la obra.
Fue un sueño... Subirme a la escalera, porque era un cuadro de grandes dimensiones, ver de cerca la cara de la Virgen... Fue algo cautivador.
- Si pudieses conversar ahora mismo con Julio Romero, ¿qué te gustaría preguntarle?
Sin duda, qué hubiera sido de él si no hubiera muerto. Hay que recordar que Julio Romero cierra su estudio de Madrid para irse a París en noviembre de 1929. Qué hubiera sido de él si se hubiera juntado con los pintores surrealistas, con Picasso... Leí una entrevista a Julio Romero en el que le preguntaron qué iba a hacer en París si no tiene la típica mujer cordobesa con moño, y respondió que "habrá que reinventarse". Nos quedamos con la duda, murió muy joven, a los 55 años, de una enfermedad hepática que no tuvo solución.
- Su última gran obra fue Retrato de la princesa Leonor, una gran sorpresa para todos. ¿Por qué la princesa?
Por querer plasmar lo que veo a través de mis pinceles, fue una experiencia muy bonita, por todos los actos de la princesa Leonor, desde la jura de bandera hasta la imposición del collar de Carlos Tercero. Esos momentos los he vivido con mi familia, sobre todo con mi abuela. Me llamó mucho la atención.
- ¿Ha significado algo diferente pintar un retrato de Leonor respecto a sus demás obras?
Jamás había pintado un retrato de una persona de, no tamaño real, sino uno muy próximo a ese. Rematar los zapatos, la textura del traje... Pasé una experiencia que, sin duda, ha servido para afianzar mi técnica al óleo. He estado todo el mes liado. El otro día aparecieron los bocetos preparatorios de la obra. Fue el mismo día de la jura de la Constitución, en el que empecé a esbozar el cuadro definitivo. Acabé hace una semana de barnizarlo, muchas horas y mucho esfuerzo. Ya te digo yo que este cuadro no lo he hecho con intenciones de que se viralice.
- Y aún así lo han visto más de 2,7 millones de personas.
Yo quería que llegase a la Casa Real, pero nunca imaginaría que pasara todo lo que está pasando. Yo pensé que se me había ido de las manos. Lo que más ilusión me puede hacer es dárselo en persona, ese es mi objetivo. Además de ser un lienzo, es un agradecimiento en forma de lienzo, porque sin duda está haciendo un gran esfuerzo en su aprendizaje, en su estudio, por nosotros, para ser una grandísima jefa del Estado. Es un ejemplo de superación, la admiro.
Ha sido emocionante leer los comentarios de la gente, se me ha ido de las manos. El 80% de ellos me piden que por favor haga llegar el cuadro a la princesa. Es mi gran ilusión, dárselo en persona y que ella pueda tener el lienzo.
- En sus redes sociales ha dicho que no existen retratos de la princesa pintados al óleo.
Luego se ha descubierto que sí. He descubierto otros que me han pasado. Hay uno de Ricardo Sanz, pero allí tenía (Leonor) unos 11 o 12 años. No es el primero, pero sí el primero en su mayoría de edad. Luego he descubierto varios mejores que ahora, pero sobre todo de pastel, de técnica seca, pero de óleo no he visto más allá de Ricardo Sanz, que yo haya podido conocer e investigar.