¿Tu personalidad depende de la forma de tu cerebro? La ciencia dice que sí
Los investigadores encuentran una vinculación entre la forma del córtex y los rasgos psicológicos de los participantes.
Bien es sabido que el cerebro es amoldable. Con trabajo y mucho entrenamiento, es posible moldear ciertas partes de nuestra cabeza para cambiar las reacciones ante determinados problemas y acontecimientos del día a día.
Estudiosos en materia científica y psicológica hablan de la comunicación no verbal como una forma de expresión del carácter de cada uno de los individuos. Más concretamente, muchos llegaron a la conclusión de que la forma de andar de una persona e incluso su manera de escribir es un determinante para concluir si una persona es extrovertida, si está abierta a nuevas experiencias o, por el contrario, es tímida, reservada y se ahoga en un vaso de agua.
Algunos han ido más allá. Una investigación de científicos británicos, estadounidenses e italianos, publicada en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, determinó la correlación que existe entre la forma del cerebro y los rasgos de personalidad de los participantes.
¿Cómo se realizó la investigación?
Para el estudio se seleccionaron a 500 voluntarios sin ningún tipo de enfermedad neurodegenerativa ni psicológica previa para someterlos a un test basado en cinco aspectos clásicos de la personalidad: estabilidad emocional, apertura a nuevas experiencias, extraversión, neuroticismo y amabilidad/simpatía.
De los resultados de ese test realizaron una vinculación con las formas principales del cerebro, de la rugosidad y grosor de las capas externas, los pliegues y el volumen de masa cerebral en general.
¿Cuáles fueron los resultados?
Los resultados evidenciaron que las personas que presentaban un córtex cerebral más espeso pero mayor finura y plasticidad en los lóbulos frontal y temporal mostraban unos niveles más bajos de estabilidad emocional y eran más tendentes al nerviosismo. No se adaptan bien a los cambios y suelen ser más neuróticas.
Por otro lado, las personas cuyo córtex era menos espeso pero tenían una mayor rugosidad en esos lóbulos frontal y temporal respondían a rasgos propios de la creatividad y apertura a nuevas experiencias. Eran curiosos y el emprender un camino nuevo les provocaba más emoción que preocupación ante un futuro incierto.