La historia de Natalia, la española endeudada en Australia por calentar demasiado un trozo de pizza

La historia de Natalia, la española endeudada en Australia por calentar demasiado un trozo de pizza

"No vuelvo a tocar un microondas en mi vida, llevo comiendo galletas desde el domingo".

La tuitera Natalia ÁlvarezCortesía de Natalia Álvarez

Natalia Álvarez, una estudiante española que vive en Sídney (Australia), se ha hecho viral en redes sociales por publicar en X una distópica situación que la ha llevado a endeudarse por calentar demasiado un trozo de pizza en el microondas.

"Adivinad quién poniendo una pizza en el microondas hizo saltar la alarma de incendios y debe 1.500 euros a los bomberos de Sídney. Me quiero morir", ha publicado la tuitera como inicio del hilo, el cual ya lleva 5,6 millones de visualizaciones y 40.000 me gustas.

La española de 22 años, que lleva tan sólo un mes viviendo en el continente, en el que está realizando una movilidad internacional como estudiante, ha hecho saltar la alarma de incendios del bloque en el que se aloja al calentar demasiado una pizza en el microondas.

Álvarez ha contado que todo pasó el domingo, cuando decidió cenar una porción de pizza recalentada, que era lo único que tenía, pero al ver que "llevaba en la nevera 80 días" se le ocurrió una idea: "Pensé que en vez de un minuto, la metería al microondas unos… ocho".

"Aquí ya se puede ver que, efectivamente, no tengo muchas luces", ha bromeado la tuitera, quien ha confesado que, pese a que no se incendió nada, al abrir la puerta del electrodoméstico empezó a salir mucho humo, lo que hizo saltar la alarma de incendios.

"Sólo quería cenar mi trocito de pizza tranquila, pero la alarma se disparó y evacuaron el edificio de 12 plantas. Algunos tuvieron que salir de la ducha con la toalla puesta, otros estaban en medio de un examen…", ha relatado la tuitera, quien provocó el desalojo de más de un centenar de personas.

El trozo de pizza de Natalia ÁlvarezNatalia Álvarez

Pero eso no fue lo peor, ya que los bomberos en Australia cobran solo por desplazarse, lo que le ha conllevado una factura de 1.500 euros por parte de la institución. "Y la verdad es que trabajaron poco, abrieron las ventas y se fueron", ha subrayado, abatida.

"Cuando me enteré del precio lloré, obviamente. Estuve como un rato llorando porque me agobió bastante", ha admitido la tuitera en una entrevista con el HuffPost, quien además está trabajando para pagarse el alquiler.

"Ya tengo que pagar el alquiler, que son mil euros y que ya me está costando pagarlo cada mes, y entonces a esto le sumas de repente 1.500 euros... Claro, una estudiante de 22 años no tiene de repente 2.500 euros para pagar de la nada", ha manifestado.

Por este motivo, la tuitera decidió hacer caso a los consejos y crear un crowdfunding, al que ha llamado "Ayuda a una desgraciada pirómana" y con el que ya lleva recaudados  980 euros.

"Lo hice de broma, de esto típico de 'venga, que si todo el mundo pone un euro lo pagamos'. Pero yo nunca esperé que la gente fuese a poner dinero, estoy súper, súper, agradecida. Es una ayuda que, la verdad, me quita un peso enorme de encima", ha dicho.

En cuanto a la posibilidad de apelar la multa, ha manifestado que lo intentará, aunque no ve "la salida tan clara", porque la residencia en la que vive es la que hace de intermediaria y en su contrato de alquiler pone que si vienen los bomberos ella se debe hacer cargo.

"Yo no sabía que cobraban... Bueno, a ver, si me hubiera leído el contrato, pues lo ponía, que cobraban por venir, pero nunca me dio por leerlo", ha confesado Natalia, quien pese a considerarse "un desastre en la cocina", nunca pensó que su torpeza llegase tan lejos.

Natalia Álvarez llorando tras el incidenteNatalia Álvarez

"Cuando saltó la alarma fue algo que dio bastante miedo, se empezaron a cerrar todas las puertas... pero en ningún momento pensé 'ay, voy a tener que arruinarme', ¿sabes?", ha señalado en tono bromista.

"No sé cuantos microondas se pueden comprar con ese dinero. Y nada, ya me río. Al pasar un par de días pues lo asumí y decidí hacer un hilo en Twitter para que por lo menos la gente se ría también, que es lo único que nos queda", ha manifestado.

"Y nada, todo el mundo se ha hecho unas risas. El que no se ha reído de la situación se ha reído de mí, que también es válido. Eso sí, no vuelvo a tocar un microondas en mi vida, llevo comiendo galletas desde el domingo. No tengo yo ganas de cocinar", ha afirmado.

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Al final, de toda esta trambólica historia, Natalia ha sacado una inalterable conclusión que tiene muy, muy clara: "Yo ese microondas no lo voy a volver a ver. Vamos, es que ni para un vaso de leche. Me da miedo".