El youtuber Pablo Cabezali prueba toda la carta de un vuelo business de Iberia: este es su veredicto
Ha dejado una conclusión.
El popular creador de contenido y colaborador de El HuffPost en Huffeando con Pablo, Pablo Cabezali, ha hecho un vídeo para su canal de Cenando con Pablo en el que analiza toda la carta del avión de clase business de Iberia en el que ha viajado desde Nueva York a Madrid.
Lo primero que prueba es el pollo cajún a la parrilla con remolacha asada y nueces confitadas. "Está bastante especiado. Notas esos matices picantes, no está nada seco, cosa que se agradece", describe.
"Nadie espere que la comida en un avión sea como la de tierra. Tenemos una salsa de mostaza, no es algo que te vaya a saciar mucho, pero está bien, te lo puedes comer y no es algo horripilante como la comida en avión", asegura, señalando que el pan está blando, pero es algo "normal".
Después prueba la ensalada César vegetariana. "Qué cutre, entiendo que cada persona tiene sus necesidades de alergia e intolerancias, pero en el fondo lo vegetariano es que le han quitado el pollo. Hay huevo, picatostes, lechuga, tomates semisecos, un poquito de queso y una salsa de mostaza", describe, añadiendo que no son los sabores a lo que se está acostumbrados.
Ahí es cuando empieza a probar los tres segundos. El primero es el de carrilleras de terneras estofadas con un cremoso de polenta y verduras, que son brócoli y guisantes. "Están bien guisadas. Se deshace, está buena, la carne tierna con sabor, no es un ultranivel, pero para comer en un avión cumple", indica.
El segundo segundo que prueba son los ñokis de patata con salsa ricotta, espinacas salteadas y tomates cherry. "Los ñokis no es lo que más suelo comer. La crema de ricotta está buena y con las espinacas quedan bastante bien. La pega los ñokis, que están blandos y no tienen tanto encanto", explica.
Finalmente, acaba con los segundos comiendo bacalao con garbanzos, espinacas y gambas a la plancha: "Qué ternura la del bacalao, cómo se deshace. Está bueno, es lo más real a nivel del suelo, van acompañados de una base de garbanzos y la gamba no me dice tanto".
Entre los postres que prueba son una selección de quesos, azul o edam con membrillo, helado de vainilla con crujiente de chocolate y frambuesa y panacotta de fruta de la pasión, "que me sabe a yogur de sabores del supermercado".
Tras todo esto, acaba haciendo la siguiente reflexión: "Contento con el nivel porque estamos en un avión, si me lo ponen en un restaurante sería poco. Comentar que las azafatas fueron encantadoras y me sacaron todos los platos porque sobraban, lo incluido habitualmente es un primero, un segundo y un postre".