Cuando la muerte es una fiesta: cómo viven el Día de Muertos los españoles en México
Una tradición vista desde dentro de la que hay mucho que aprender.
"Mi primera vez en Día de Muertos la verdad que no sabía bien a lo que me enfrentaba, por así decirlo". Quien habla es Allende, una española que el año pasado vivió su primer Día de Muertos en un pueblo de Oxaca, una región mexicana ubicada en la costa del Pacífico.
Esta popular festividad mexicana, que tiene lugar el 1 y 2 de noviembre, consiste en hacer fiestas en los cementerios, ofrecer comida y bebida a sus difuntos y organizar pasacalles colosales celebrando la muerte.
Pese a que algunos pueden pensar que tampoco es algo tan alejado a la cultura española, ya que en España el 1 de noviembre también es festivo por ser el Día de Todos los Santos, día en el que también se rinde homenaje a los difuntos, lo cierto es que la festividad mexicana es muy diferente.
Y esto es algo con lo que se han encontrado los españoles que han emigrado a México, como es el caso de Ana (@anapico_), una valenciana que vive en Tulum; José Carlos (@josecarlos_illanes), un gallego que vive en Ciudad de México; y Allende (@elviajedeallende), una madrileña que vive en Oxaca.
"Yo estaba flipando, flipando de verdad, no me podía creer que estuviésemos haciendo una fiesta en un cementerio", asegura la madrileña, quien cuenta que se dirigió al camposanto del pueblo, al igual que hacían los locales, para vivir allí la celebración.
Allí dentro, el cementerio estaba lleno de familias que se sentaban en círculo rodeando la tumba de su ser querido, compartiendo comida y bebida, cantando, contando historias y llenándolo todo de flores, de color y de luz.
"Para mí era muy extraño porque para nosotros los españoles los cementerios son lugares solemnes, lugares de culto, pero desde la solemnidad, la seriedad y el luto", relata la madrileña.
Un shock cultural que también vivió José Carlos al pasar su primer otoño en la Ciudad de México, otra región de las más conocidas para celebrar la festividad, donde se pueden ver multitudinarias fiestas y desfiles en honor a esta tradición.
El gallego manifiesta que, aunque le encanta el carácter festivo de la celebración, todavía después de siete años viviendo en la ciudad hay puntos de la tradición que le cuesta integrar.
"Para mí hay un punto macabro en Día de Muertos. Por supuesto, es una percepción que tengo por la mentalidad española y es algo que ellos no ven, pero a mí me cuesta, por ejemplo, poner las fotos de mis familiares", comenta el español.
Sin embargo, también confiesa que la parte festiva le encanta y que todos los años acude a ver los desfiles de la ciudad o asiste a fiestas de disfraces. "Es muy divertido, en realidad es un poco como Navidad, sólo que en vez del Belén ponen un altar", apunta.
Pero al ser México un país tan grande de extensión y tan distinto culturalmente, se hace muy difícil poder encajar al país en un único imaginario colectivo, algo que también pasa con esta festividad.
Lejos de lo que se pueda pensar por su fama internacional, la realidad es que no en todo el país se celebra con el mismo entusiasmo la festividad, algo que aclara la valenciana Ana, quien vive en Tulum, una de las zonas más turísticas de México.
En este sentido, Ana explica que en la región sur de México, perteneciente al Caribe, no hay tanta tradición de celebrar Día de Muertos, por lo que las celebraciones son más íntimas, sin pasacalles, desfiles o grandes eventos en los cementerios.
Aún así, vivir allí este día y empaparse de su cultura también fue algo chocante para la valenciana: "La primera vez fue raro, es algo que nosotros los españoles no entendemos. Es muy impactante e increíblemente muy bonito como entienden la muerte".
Y en este punto, coinciden todos ellos: "Aquí la muerte no da miedo ni genera rechazo, la cultura de celebrar la muerte es algo muy lindo. Tenemos mucho que aprender de ellos en ese sentido".
"Recordar a las personas que ya no están no es algo trágico, es algo bonito. Y como todo en México al final es una tradición muy de familia, muy de estar juntos, de estar en piña y de compartir", señala Allende.
Por su parte, el José Carlos recalca que lo que más le gusta es "esa idea de: vamos a hacer que esa persona reviva en nuestros recuerdos, porque lo que dejamos son los recuerdos y las emociones que somos capaces de dejar en los demás. Y así es como entiendo yo la muerte y la vida desde que estoy aquí".
"Todos tenemos que aprender de como en México se vive la muerte, y de como integran a sus difuntos en la vida. Porque es algo esperanzador", subraya Ana, y añade que ella ha aprendido a tener presente que las personas sólo mueren cuando se las olvida.
Y respecto a este año, los tres coinciden: este año comprarán cempasúchil -la flor naranja típica de la celebración-, pan de muerto -el dulce clásico de la fiesta-, y montarán sus propios altares para celebrar la muerte como les ha enseñado su país de acogida.