Los cinco mejores consejos para combatir la nostalgia
Vivir en el extranjero es una aventura emocionante. Pero a veces, sumergirse en una nueva cultura y una nueva vida puede llegar a ser abrumador e incluso estresante. Lo sé por experiencia; después de haber vivido en seis países diferentes, he tenido esta sensación unas cuantas veces.
Vivir en el extranjero es una aventura emocionante llena de infinitas posibilidades. Pero a veces, sumergirse en una nueva cultura y una nueva vida puede llegar a ser abrumador e incluso estresante. Después de haber vivido en seis países diferentes, y a pesar de mi facilidad para enfrentar los choques culturales de forma tranquila en general, esta sensación se ha cruzado ya varias veces en mi camino.
No importa dónde vivas ni cuánto tiempo hayas estado ahí; la nostalgia te acecha en los momentos más inesperados. Hasta los más experimentados viajeros con una mayor facilidad de adaptación pueden verse expuestos a esta. Personalmente, lo experimenté de manera intensa durante mi estancia en Georgia, donde trabajé como profesora de idiomas.
Todos afrontamos la nostalgia a nuestra manera, y aquí les ofrezco algunos trucos que me han ayudado en mis momentos más difíciles.
1. Mantente en contacto con tus seres queridos
Una de las mejores maneras de combatir la nostalgia es seguir en contacto con tu familia y amigos. Con esto hay que tener algo de precaución: recuerda que el equilibrio es la clave. Intenta crear un horario semanal o mensual para llamar a los tuyos. Esto permitirá que estés más tranquilo y tengas una razón para alegrarte regularmente. El no saber cuándo iba a poder hablar con mis padres me solía producir ansiedad. Pero desde el momento en que señalamos un día a la semana para llamarnos por Skype, esa incertidumbre y ese estrés desaparecieron por completo.
Otra manera efectiva de mantener a tus seres queridos al día es escribiendo un blog. Durante mi semestre en Londres, donde también daba clases de inglés, me dedicaba a mi blog durante mi tiempo libre. Fue particularmente práctico, ya que no siempre tenía internet y muchas veces no era posible hacer llamadas por Skype. Me di cuenta de que la manera más fácil de hacerlo era estableciendo un horario para escribir al menos un post semanal.
Enviar cartas y tarjetas postales es otra forma divertida de hacerle saber a esa persona que estás pensando en ella cuando estás lejos. Haz el esfuerzo; es mucho más personal que enviarles un correo electrónico o un mensaje por Facebook.
2. Ponte cómodo
No existe nada peor que no tener consuelo en tus momentos de mayor necesidad. Algo tan pequeño como un peluche de tu niñez, fotos de familia o tu chocolate preferido -cualquier cosa que tenga valor emocional- puede marcar la diferencia. He notado que el momento en que más extraño mi casa es durante el otoño y he aprendido que todo lo relacionado con la pumpkin Spice, tan popular en Estados Unidos, me hace sentir mucho mejor.
Si te encuentras en una ciudad grande, cena en un restaurante que tenga comidas de tu país. ¡Puede ser exactamente lo que necesitas para superar tu tristeza! Me da un poco de pena admitir que cuando vivía en Georgia, me monté una hora y media en bus para ir al McDonald's más cercano. Aunque cuando estoy en Estados Unidos rara vez voy a ese tipo de restaurantes, en ese momento fue el consuelo que estaba buscando desesperadamente.
3. Cuídate bien
Siempre es importante asegurar el propio bienestar físico y mental, pero lo es muchísimo más cuando extrañas tu casa. Resulta tentador esconderse el día entero en la cama cuando te encuentras mal, pero eso no te hará sentir mejor a largo plazo. Es necesario admitir tus sentimientos y darte suficiente tiempo para adaptarte.
Roma no se construyó en un solo día y tú tampoco te sentirás totalmente a gusto en un nuevo país de un día para otro. Estar triste y extrañar tu hogar es una reacción totalmente natural, pero no dejes que te consuma la nostalgia. Asegúrate de comer bien, hacer algo de ejercicio y dormir lo suficiente. ¡Esto te ayudará a encontrar la energía que necesitas para conquistar el mundo!
4. Establece una rutina
No caigas en el mal hábito de pasar todo el día al teléfono con tus amigos o de no salir de la cama, revolcándote en tristeza si tienes cosas que hacer. Podrás mantener tu mente ocupada si estableces una rutina, y ello permitirá que puedas adaptarte a tu nuevo entorno más rápidamente. Aprovecha la oportunidad de hacer algo nuevo o de seguir con tus aficiones favoritas.
Cuando me mudé a Hungría, me enteré de lo popular que es el baile en barra y decidí intentarlo. En Rusia, participé como voluntaria en un hogar para niños durante mi tiempo libre y desde que me mudé a Alemania he estado aprendiendo alemán y me he unido a un club de póquer. Por supuesto, no es necesario incluir todo tipo de actividades en tu nueva rutina; algo tan simple como crear un plan semanal para ir de compras o darte el gusto de ver tu serie favorita puede ser suficiente para levantar tu ánimo.
5. Explora
El cambio puede ser tan importante como la rutina. Al viajar al extranjero, te sitúas en la posición perfecta para probar cosas nuevas. Si te acabas de mudar, haz de turista para aclimatarte a tu nuevo hogar. Si ya llevas tiempo ahí, explora partes de la ciudad que aún no has visto o prueba nuevos restaurantes. Todo lo que te ayude a expandir tus horizontes y a abrir tu mente será una fantástica distracción con el extra de que te conectará más a tu nuevo entorno.
Otra manera maravillosa de combatir la nostalgia es conocer gente nueva, sobre todo cuando son originarios de tu patria. Forma parte de una red de expatriados como InterNations para encontrar a otros que están pasando por lo mismo que tú. Esto fue lo que hice yo cuando me mudé a Hungría, y lo que me permitió conocer a muchas personas interesantes mientras asistía a los eventos de esta organización. Finalmente, acabé por mudarme a Múnich para trabajar para InterNations y todavía hoy sigue ayudándome a descubrir nuevas amistades y a hacerme sentir como en casa.
Victoria Borisch, originaria de Wisconsin (Estados Unidos), ha pasado tres años explorando la indomable belleza de la República de Georgia, bebiendo whisky en Escocia, practicando un nuevo idioma en Rusia, comiendo el equivalente de su peso corporal de Lángos en Hungría y disfrutando de los Biergarten en Alemania. Actualmente reside en Múnich y trabaja en el departamento de Relaciones Públicas en InterNations.