¿Estamos dando de comer a nuestros hijos o alimentando la polémica?
"Ya he acabado", me susurra mi hijo de dos años, adormilado. Me vuelve a colocar la parte de arriba del pijama, se da la vuelta, me abraza y se queda dormido. Me quedo despierta en la oscuridad un rato. Uno de los mejores momentos del día consiste en observarle a mi lado, dormido, saciado, feliz y seguro.
"Ya he acabado", me susurra mi hijo de dos años, adormilado. Me vuelve a colocar la parte de arriba del pijama, se da la vuelta, me abraza y se queda dormido. Me quedo despierta en la oscuridad un rato. Uno de los mejores momentos del día consiste en observarle a mi lado, dormido, saciado, feliz y seguro.
Dar el pecho me ha ofrecido este regalo. Esta conexión, este amor y esta tranquilidad. Lo llevamos haciendo mucho tiempo, pero sigue pareciendo algo nuevo.
Sonrío al imaginarme lo que diría mi yo a los 20 años. Nunca pensé que daría el pecho y menos durante tanto tiempo. Pero después de casi 1000 días, me ha cambiado. Me ha ablandado, me ha hecho ser más paciente, tolerante y calmada. Me enorgullezco del cuerpo femenino como no lo había hecho antes. Estoy orgullosa de mi cuerpo. El embarazo ha producido cambios en él y admiro los regalos que me ha dado y el hecho de que siga siendo capaz de alimentar a mi hijo, de mantenerlo sano y tranquilo.
Mientras estoy tumbada en la oscuridad, abrazando a mi hijo, pienso en un vídeo en el que la actriz Alyssa Milano defiende la lactancia en público ante la presentadora Wendy Williams en su programa de la cadena estadounidense FOX. Parece que a Wendy le incomoda. ¿Por qué? Porque "no necesita verlo". Dice que se iría al coche para darle el pecho en privado a su hijo en vez de hacerlo en público y que espera que el resto de madres haga lo mismo. Pero admite que es un problema suyo fruto de sus propias inseguridades.
Temer a lo desconocido es una vieja costumbre de la raza humana. También lo es utilizar nuestras propias inseguridades como argumento para vencer en una discusión a aquellos que hacen que nos las cuestionemos. Pero el hecho de que sea una vieja costumbre no quiere decir que sea lo correcto.
Como madre, igual que Wendy, me pregunto si ella habría contribuido más a su género, a su hijo y a ella misma al dejar claras esas inseguridades de una manera menos condenatoria. Debería haber apoyado el derecho de las mujeres a alimentar a sus hijos como quieran, aunque ella elija hacerlo de otra manera.
Pero Wendy se dirige a una sensibilidad sociedad más amplia. En un vuelo de la aerolínea United Airlines, en marzo de 2015, Kristen Hilderman amamantó a su hijo de cinco meses. Al verla, un azafato le aconsejó que cubriera a su bebé con una manta y le dijo a su marido que la ayudara. Hilderman publicó la historia del incidente en las redes sociales, se volvió viral y obtuvo un gran apoyo por haber amamantado a su hijo.
¿Por qué la sociedad humilla a las mujeres por dar el pecho a sus hijos? ¿Es que el mundo se ha convertido en un lugar tan artificial que no somos capaces de apreciar la belleza y la inocencia de la lactancia?
En Siria, una mujer perteneciente a ISIS mutiló y asesinó a una madre que amamantó a su hijo en público. La madre estaba dándole el pecho a su hijo debajo del burka después de que asesinaran a su marido. Las cuentas de Twitter de ISIS informaron de que la mujer mutiló a la madre antes de ejecutarla porque había violado "el decoro público".
Decoro público. ¿De verdad hemos llegado a esto? ¿Cuál es el grado de pureza y de decoro, de los espacios públicos de una nación que está masacrando a su propio pueblo? Parece ser que ISIS y la sociedad occidental tienen algo en común... ¿Os parece algo de lo que estar orgullosos?
Gritamos a los cuatro vientos que valoramos la libertad por encima de todo. Los que critican argumentan que su libertad consiste en sentarse en una cafetería y no tener que ver el pecho de una madre. Pero, ¿la libertad de un bebé no consiste en comer cuando tiene hambre, sin importar donde esté? ¿Y la libertad de una madre no consiste en cuidar de su hijo de la mejor manera posible? ¿Qué libertad es más válida? Me asombra tener que preguntar estas cosas.
Muchos insinúan que las madres que dan el pecho se divierten exponiéndose así en público. Yo doy el pecho en público cuando lo necesito, pero cada vez que lo hago me siento cohibida, consciente de todo lo que me pueden estar juzgando.
Mentiría si dijera que no me duele, pero hay algo dentro de mí que pesa más que la ansiedad momentánea que me provoca la mirada reprobatoria de un desconocido. No puedo dejar que las inseguridades de otras personas pesen más que las necesidades de mi hijo. ¿Puede alguien decirme que me equivoco, cuando hay mujeres que van por ahí con escotes de infarto y pantalones cortísimos -que sí que cuentan con el apoyo de la sociedad moderna- que llaman la atención más que yo y por razones bastante menos importantes?
Estoy orgullosa de mi cuerpo. Es el cuerpo que me ha permitido traer a mi hijo al mundo y que sigue permitiéndome darle de comer y proporcionarle un desarrollo saludable. Me sorprende que algunos sugieran que utilizo esta función natural de mi cuerpo para divertirme. Es una acusación a la que nunca me imaginé que me enfrentaría.
Siempre trato de ser discreta, pero somos dos personas y los niños no siempre cooperan. Son inocentes y se guían por sus instintos, no tienen idea de la controversia que rodea a sus necesidades.
¿Cómo es posible que esté bien visto acusar injustamente y herir a una madre? ¿Cómo es posible, en primer lugar, que esas acusaciones e injurias se deban a que esa madre esté dando el pecho?
No creo que encuentre respuesta a esas preguntas. Puede que esté en la naturaleza humana la necesidad de pelear y dividir en vez de la necesidad de alimentar y fortalecer. Espero que no, pero, en vista de las reacciones que provoca dar el pecho, ¿cómo no voy a dudar? ¿Así es como queremos tratarnos?
Cuando Wendy Williams da a entender que amamantar en público resulta ofensivo y que las madres deberían irse al coche, me alegro de que se lo diga a Alyssa Milano, ya que es una mujer muy segura de sí misma. Mi hijo es un poco mayor y no quiero transmitirle que lo que hacemos está mal o fuera de lo normal. No existe nada más natural que dar el pecho a tu hijo porque tiene hambre o porque necesita consuelo o seguridad. Wendy dice que tiene inseguridades y yo quiero garantizar que mi hijo no crezca teniéndolas también. Y la mejor manera que se me ocurre de hacerlo es darle el pecho en privado o en público, pero siempre con la cabeza bien alta.
Aunque esta noche mi hijo me haya dicho que ya ha "acabado", yo sé que yo todavía no. Pido encarecidamente a todas las personas que estén leyendo este post que consideren la importancia de sus opiniones, ya estén a favor o en contra de dar el pecho en público. ¿Cómo podemos aprender a unirnos y ser testigos de las elecciones de otras personas amablemente y no desde la negatividad? Espero que te unas a mi causa por encontrar una respuesta a esta pregunta.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.