Si Barbie pudiera escribir una carta abierta sobre su imagen
Por favor, no me culpéis por el tema de la imagen. No puedo hacer nada por ello. Fabricar a una muñeca diferente y ponerle mi nombre tampoco es la solución. Todo el mundo tiene sus propios complejos, y eso es lo que nuestros niños deben comprender.
¡Hola!
Soy Barbara Millicent Roberts, más conocida como Barbie. Nací en 1959 y soy uno de los juguetes más famosos de todos los tiempos.
También he estado implicada en múltiples controversias y me han culpado por crear conflictos acerca de la imagen de las mujeres. Hasta me han llamado modelo de poca monta. Me han criticado por mi talla y por el concepto que las chicas tienen sobre mí.
Aun así, nunca me han preguntado qué pienso de todo esto. Pero, si lo hubieran hecho, sabrían que yo también tengo complejos.
Vamos a empezar por lo obvio: no tengo vagina. Probablemente ya lo supieras (sé que tus pervertidos hermanos pequeños también lo saben). Este es uno de los mayores problemas que tengo. La gente me dice que soy perfecta, que desearían parecerse a mí. Pero ¿cómo pueden tomarme en serio si ni siquiera tengo lo que todas las mujeres tienen?
Mi cuerpo tampoco es perfecto. Si me trasladaras a la vida real, las probabilidades de que alguien tuviera un cuerpo como el mío serían de una entre 4.300 millones. Ojalá me pareciera más a Xena, la princesa guerrera, o a Wonder Woman. Ellas siempre van juntas al gimnasio y nunca me llaman. Creen que soy una esnob por mi apariencia. No se dan cuenta de lo celosa que estoy de su cuerpo. Haría lo que fuera por tener un poco más de músculo. Daría lo que fuera por poder ir a hacer ejercicio con ellas. Pero siempre que se lo digo, me ignoran.
Ken y yo tenemos una relación extraña desde hace muchos años. Él no tiene pene. Yo he intentado ser fuerte, pero estoy harta de estar con alguien que no está contento consigo mismo. Me merezco algo mejor. Sé que la sociedad piensa que lo tengo todo. ¿Por qué? ¿Porque soy estrecha de caderas? ¡Por favor! Si ni siquiera he sido capaz de encontrar un trabajo estable. Y eso que soy inteligente: he sido astronauta y médico.
A pesar de todo, tengo amigas. Teresa y Christie siguieron a mi lado hasta cuando las BRATZ y todos los demás se olvidaron de mí. Ellas me entienden; saben que aunque la sociedad piense que soy perfecta, no lo soy. No como mucho porque salgo muy poco de la caja. Además, la única comida que me dan está hecha de plástico. Qué puedo esperar de una fiesta organizada por una niña de cinco años. Ya no me consideran una buena muñeca, y cada año fabrican juguetes mucho mejores para niñas.
Como muñeca mayor de 50 años, te diré lo que me encanta de mí misma. Me encantan mis imperfecciones y no quiero cambiarlas. Me ha costado mucho llegar a aceptarlo, pero ahora puedo afirmar que soy feliz.
Por favor, no me culpéis por el tema de la imagen. No puedo hacer nada por ello. Fabricar a una muñeca diferente y ponerle mi nombre tampoco es la solución. Todo el mundo tiene sus propios complejos, y eso es lo que nuestros niños deben comprender. Puede que mi cuerpo no se ajuste al de la mayoría, pero eso está bien. En realidad, está mejor que bien. Porque estoy segura de que algunas jóvenes tienen cualidades de las que el resto carece. Algunas tienen un brillo en los ojos que las demás no tenemos. Deberíamos enseñar a las jóvenes a descubrir sus propios rasgos positivos en vez de centrarnos en compararlas con las demás.
Al fin y al cabo, podrás seguir viéndome en anuncios o revistas. Pero si mi hermana pequeña llega a casa y me dice: "Hoy en la escuela me han dicho que no soy lo suficientemente alta/baja/morena/pálida/guapa/fea/gorda/flaca...", le diré que es perfecta tal y como es.
Porque yo soy perfecta tal y como soy.
Atentamente,
Barbie
Traducción de Marina Velasco Serrano