Un verano de todo menos 'azul' (en lo meteorológico): así serán los próximos meses
Recién superada la primera ola de calor, conocidos meteorólogos avisan de que viene un verano difícil, con algunas claves inesperadas hace poco. Más allá, el otoño empieza a dar pistas de cómo será.
"... Y ojalá me equivoque" como remate a un pronóstico meteorológico no invita a pensar en nada bueno. El verano 'de verdad' ya se ha hecho sentir en España y lo que viene a partir de ahora no son buenas noticias. Tanto, que el panorama inquieta a los propios meteorólogos, enfrascados por desentrañar todas las claves entre mapas, proyecciones y cálculos.
España sufre un verano que todo indica será "tan malo o incluso peor" que el histórico de 2022. La primera ola de calor ha dado muestras de cómo puede ser el periodo, con la trágica muerte de dos trabajadores del campo bajo máximas de hasta 45ºC. Lo que muestran esos mapas de temperatura va más allá. Todos pintados en tonalidades rojas, propias de un calentamiento fuerte. Ni rastro de que el verano vaya a ser 'azul'... al menos en lo climatológico.
Sin embargo, los planes sí han cambiado algo con respecto a los pronósticos lanzados hace meses. Ya se hablaba de un calor extremo para lo peor del verano, pero las semanas de inestabilidad y tormentas de mayo y junio han modificado el ambiente. Sobre todo con las lluvias.
Qué nos espera en julio y agosto
"Sabemos que seguiremos en temperaturas muy por encima de lo normal en la media veraniega, especialmente en julio. Se espera que julio sea peor mes, por extremo, que agosto", explica Mar Gómez, responsable de eltiempo.es en una charla con El HuffPost.
Su compañero Mario Picazo añade que será "en el interior" donde se eleve una anomalía térmica que podría alcanzar los cuatro grados de más. "Por ejemplo en Madrid, pero vendrán semanas duras también en Córdoba, Badajoz, Sevilla, La Mancha... más de lo que siempre son", explica el histórico presentador de Telecinco y hoy miembro de eltiempo.es. A su pronóstico de "olas de calor puntualmente intensas" le suma que en las zonas del levante y el arco mediterráneo "quizás no haya tanto registro extremo pero sí será muy fuerte la sensación de bochorno". El calor, más la humedad promete meses difíciles también en el este de España.
Porque, prosigue Picazo, "no sólo hay que fijarse en los picos de máximas temperaturas; también debe preocuparnos la tropicalización de las noches". Prevé que se sucederán las noches en las que la temperatura no baje de los 20 grados —tropicales— y asume con resignación que habrá otras tantas que alcancen la categoría de ecuatoriales —no menos de 25ºC—. Mal asunto para intentar descansar, cuenta temeroso desde su residencia en California (EEUU), donde confiesa a El HuffPost el 'miedo' que le da volver a España próximamente por el drástico cambio térmico que le espera. "Aquello de las noches frescas de verano ya es sólo un recuerdo lejano de mi juventud", lamenta.
Al menos, siempre de acuerdo a las previsiones, parece que la lluvia dará un cierto respiro a la grave situación de sequía que mantiene España pese a las precipitaciones de este tiempo atrás. Ahí reside el gran cambio. "Esperamos unas lluvias algo por encima de lo normal, sobre todo en agosto", añade Gómez... matizando de inmediato que llover algo más de la media en verano tampoco significa grandes precipitaciones.
Habrá agua y no vendrá sola. El tramo final del verano traerá bastante actividad tormentosa, especialmente en la mitad oriental, dado el aumento del vapor de agua en suspensión por el calentamiento de mares como el Mediterráneo, exponen las dos voces de eltiempo.es.
Lo que se sabe del otoño
Tormentas, lluvia y calor deberían tener continuidad con el cambio de estación, a finales de septiembre, de acuerdo con los primeros modelos que 'dibujan' el panorama en otoño. Los dos especialistas consultados piden cautela porque a tres meses vista los pronósticos no son tan precisos. "Pero sí hay previsiones de que sea un otoño caluroso y tormentoso", retoma Picazo.
Pero no es un escenario cerrado. Para que se cumplan esas previsiones deben darse varios factores que hoy parecen posibles: la tendencia de temperaturas altas, la entrada de aires fríos por esas fechas y la elevadísima temperatura del agua, un 'cóctel' que abre la puerta a numerosas tormentas, lluvias torrenciales y granizo.
Mar Gómez detalla, con repetida cautela, que el trimestre septiembre-octubre-noviembre será "mas cálido de lo normal", con un aumento de medio grado o un grado con respecto a los registros promedios otoño algo más caluroso. Cuenta que "si miramos los mapas" de estos meses y los siguientes "vemos muchas zonas en rojo (aumento extremo) o naranja (aumento moderado), pero en azul (descenso térmico) en España no hay nada, no", apunta esbozando una leve sonrisa.
A los elementos ya conocidos cabe añadir uno del que se lleva tiempo hablando. El Niño, fenómeno surgido en las aguas recalentadas del Pacífico que puede tocar a Europa y a España en particular. Si bien aquí sus efectos son más suaves que en EEUU y zonas orientales de Asia y Oceanía, se trata de un Niño "prematuro", advierte Picazo. "Habitualmente se nota más de cara al invierno, así que veremos si este año sus efectos también se adelantan". Estos podrían entroncar y acrecentar el ya esperado aumento de lluvias y temperaturas en la estación otoñal.
Las lluvias torrenciales no son ninguna solución
Que llueva era bueno y necesario, pero según y cómo. Después de varias semanas entre mayo y junio con constantes tormentas, hasta episodios de precipitaciones repentinas y violentas, "algo" se ha notado en las reservas hídricas y algunos cultivos, pero muchos otros se han visto dañados. Más aún.
"Es que no han sido las mejores lluvias por ser como fueron, torrenciales y esporádicas. Lo que hubiéramos necesitado eran lluvias de invierno, las que descargan de forma uniformes y son mas generosas; estas han hecho más daño que bien y no han drenado el campo tan seco porque ha caído mucho en poco tiempo", sostiene Mar Gómez.
Tanto ella como Picazo celebran ese "algo" que han mejorado las reservas de embalses, pero "el nivel sigue por debajo el año pasado... y muy lejos de los registros de años atrás".
'Combustible' con una mecha muy peligrosa: España, ante la pesadilla de los incendios forestales
Los dos compañeros utilizan el mismo término para explicar la situación de vulnerabilidad ante el miedo de otro verano de incendios en masa. "Combustible", en referencia a un campo seco, descuidado en muchas ocasiones por la inacción de las administraciones y el abandono productivo.
"Estábamos secos, llegó la lluvia y algo hará crecer la vegetación, sólo algo. El problema es que el combustible está ahí, pero la mecha es cada vez más intensa, porque no hay alivio térmico y estamos, en cierta manera, en manos de cómo venga el viento", expone Mario Picazo al preguntársele por la cuestión. Al cómputo de riesgos le suma que "ya no hay ni el refresco habitual de las noches, que en otro tiempo ayudaría a que los focos se fueran apagando".
La única esperanza climatológica que vislumbran es la fuerte actividad tormentosa que parecen mostrar los mapas. Si bien los rayos son fuente de generación de incendios, "las lluvias y su consecuente mitigación térmica", esta vez pueden servir de freno. No obstante, pasan los años y el peligro no hace sino multiplicarse. El calor impropio del mes de abril, el primer gran sofocón del año, ya deparó centenares de focos y miles de hectáreas calcinadas en Castellón, Asturias o Extremadura.
"Hemos tenido un respiro, pero para julio volveremos a estar en una situación crítica. Toca rezar para que venga un otoño con lluvias buenas y generalizadas", concluye Picazo.