Unas figuras de 6.000 años de edad obligarían a reescribir la historia
De ser auténticas.
¿Te imaginas que de repente apareciesen unos vestigios arqueológicos que apuntasen a que seres humanos y dinosaurios conviviesen en algún momento del pasado? Pues esto es lo que opinan algunos defensores de una teoría descartada por la comunidad científica desde hace décadas.
Así lo recoge el portal rumano Stiripesurse en una publicación en la que se hace eco de la historia detrás de las conocidas como las figuras de Acámbaro. Se trata de una colección conformada por 32.000 piezas de arcilla que fueron halladas en el municipio mexicano del que porta el nombre.
Entre ellas hay algunas tan disparatadas como la de una representación de un hombre montando un dinosaurio que se asemeja a un triceratos. Fueron descubiertas en 1945 por el arqueólogo alemán Waldemar Julsrud -que da nombre al museo en el que permanece la colección- y en 1969 fueron sometidas a datación mediante un método que estaba todavía en desarrollo, la termoluminiscencia, por parte del Museum’s Applied Science Center for Archaeology (MASCA).
En ese caso arrojó una antigüedad de 2.500 a. C., mientras que otras pruebas posteriores llegaron a aumentar esa fecha a los 6.500 a. C. Sin embargo, la clave está en lo que ha generado consenso entre la comunidad científico y ha permitido considerar a estas figuras de arcilla como falsificaciones modernas.
La clave para resolver que las figuras son falsas
Tuvo lugar mucho antes de las dataciones, en 1952, cuando el arqueólogo Charles DiPeso, de la "Amerind Foundation" de Arizona, pudo observar a los excavadores que realizaban sus trabajos en la zona y determinar que la estratigrafía de las piezas revelaba que fueron enterradas con tierra de distintas etapas arqueológicas.