Una técnico nutricionista desvela las calorías que debes comer cada día según tu edad
La experta en nutrición Ana Luzón explica los factores que influyen en cada etapa de la vida.
Las necesidades nutricionales a lo largo de la vida van variando a medida que pasan los años. No es lo mismo la dieta que requiere un niño que la que necesita un adulto. Dependiendo de su estado de salud, hay que adaptar determinadas necesidades y carencias a su alimentación.
Según Ana Luzón, técnica en nutrición, “durante muchos años, se ha creído que el metabolismo basal depende en gran parte de la edad. Siempre se ha constatado que la adolescencia es una época en la cual el gasto calórico es muy elevado, y a partir de los 40-50 años, el metabolismo baja de manera significativa”.
Sin embargo, un estudio reciente, publicado por la revista Science, señala que "el momento en el cual empieza a reducirse el metabolismo basal de manera significativa comienza más tarde de lo que se esperaba y llega al punto más alto en una edad muy temprana". Además, "constata que durante las décadas de los 20, 30,40 y 50 años de edad, el metabolismo se mantiene estable". Es decir, de los 20 a los 60 de edad, no hay cambios a nivel metabólico ni reducción de este. Sin embargo, la experta añade que “todos hemos oído aquello de que a partir de los 30 mantener un peso saludable o perder algún kilo 'extra' resulta más difícil. O que con la menopausia la ganancia de peso es inevitable”. Por tanto, “parece que no es una cuestión de las calorías que comemos, sino del estilo de vida y de la actividad que realizamos, la cual sí que suele caer con la edad” cuenta Luzón.
Diferentes necesidades en función de los cambios hormonales de la mujer
En el caso de las mujeres, Ana Luzón explica que “los estrógenos son capaces de aumentar la sensación de saciedad y de favorecer el gasto energético. Así con la perimenopausia y la caída de estos, tenemos más hambre y nos saciamos menos. Y, por otro lado, sin darnos cuenta, podemos desarrollar hábitos inconscientes que nos llevan a comer más y a querer gastar menos energía”. Por tanto, la pregunta: ¿cómo puede ser que haya subido tanto de peso? Luzón opina que debe ir acompañada de la siguiente reflexión "¿He mantenido mis hábitos alimentarios y de actividad física intactos o me he visto eligiendo más alimentos dulces, comiendo frecuentemente o moviéndome menos?”.
Como comenta la experta, “durante el inicio de la transición climatérica es posible que esta sensación de hambre/saciedad se haya visto alterada y tu gasto energético haya disminuido ligeramente”. No es de extrañar que “al inicio y hasta los 2 o 3 años posteriores de haber pasado la menopausia, muchos signos vitales se alteren", por lo que, “tratar de vencer esa inercia es importante” matiza Luzón. Porque “aunque el gasto energético no se vea alterado, la caída de los estrógenos hace que tengamos una actitud más sedentaria y que, sin darnos cuenta, gastemos menos energía”.
Por otro lado, aunque las calorías importan, Luzón recalca que hay que darle también importancia a la procedencia de esas calorías, ya que depende de donde vengan, “Así las calorías que “debemos comer”, van a depender de la masa muscular que tengamos y de la actividad que realicemos y no tanto de la edad”.