Una serpiente de dos metros se cuela en un inodoro de Almería: "Daba siete vueltas"
Una familia de Pujaire pasa 24 horas de angustia, con un bebé en casa, porque el animal desapareció, reapareció, no se iba ni con nada... Una odisea.
Vaya sustazo el que se ha llevado una familia de Pujaire, en Almería: una serpiente de 2,3 metros en su inodoro, inmensa, ocupando toda la taza, que no se iba ni a la de tres. 24 horas estuvieron angustiados sus miembros por ver si lograban sacarla, en un enredo de desaparición, reaparición, llamadas a diestro y siniestro en busca de ayuda y, al fin, buenas noticias. Todo, con un bebé de nueve meses en la casa.
Como informan los diarios La Voz de Almería e Ideal, los hechos se produjeron el pasado jueves. Una mujer identificada como Inma Segura, de visita en Pujaire en casa de su madre, Julia Callejón, llega de un viaje a Málaga y decide ir al baño. Cuando levanta la tapa del wc se encuentra al animal en la taza. "Daba seis o siete vueltas, estaba enroscado y era muy negro. No se veía nada más", ha explicado. Se trataba de una serpiente bastarda de más de dos metros que le iba a dar un enorme dolor de cabeza.
Yo me he criado en el Cabo de Gata y he visto serpientes, pero marrones, más pequeñas, no algo así. Estas serpientes, además, buscan el calor, por lo que en ocasiones se las han encontrado junto a cunas de niños pequeños, así que imagínate...", relata para explicar su miedo. Por eso, de inmediato movilizó a quien pudo: madre, hermano, tío o vecinos. Pero sin resultado. Le echaban agua y no pasaba nada, tampoco con golpes en la loza. No sabían si había entrado por la calle o por la tubería, pero allí seguía.
Al final, con el palo de un cepillo, logran al menos cerrar la tapa del wáter, que había quedado abierta ("y con las marcas de que el animal había intentado escapar", dice La Voz) y se marchan, dejando una toalla en la puerta para que el animal no escapara si lograba salir de la taza. Una vecina que sabía "mucho" de culebras pequeñas se lo recomendó.
Como en el círculo más próximo no encontraba solución, Segura fue en busca de las autoridades. Desde la calle, llamaron a la Policía de Níjar (el pueblo del que depende su pedanía), a Emergencias y a los Bomberos. Estos últimos les dijeron que podían echar agua fuerte en todos los inodoros de la casa, pero ojo, sin hacerle daño, por la "nueva Ley de Bienestar Animal". La Guardia Civil apareció también -nos habíamos puesto en la una y media de la mañana- y al entrar vieron que no estaba, pensaron que el agua fuerte había ayudado. Le recomendaron poner peso en la tapa por si acaso volvía.
Y volvió: enroscada se la encontraron, otra vez, a la mañana siguiente, en el mismo lugar, con el consiguiente susto. En el 112 no podían atenderles hasta la tarde, un técnico de Medio Ambiente fue a ayudar pero se le escapaba. En la Policía Local le dijeron que estaban ocupados ("Nos dijeron que estaban con un detenido por violencia de género y no para sacar serpientes. Claro que no es equiparable, pero lamentamos que en casos así uno no sepa a quién dirigirse para solucionar un problema como este") y no fue hasta la tarde del viernes, hacia las ocho, que se empezó a ver el final: "Aparecieron dos agentes de Protección Civil que lo hicieron de maravilla".
Al parecer, dice la prensa almeriense, ambos echaron agua a presión por la arqueta de la calle y la serpiente salió. El técnico de Medio Ambiente, angustiado por la familia, volvió a aparecer equipado con un traje y fue quien la cogió. "Se la llevaron viva y sin daños enroscada en un palo metálico". Vean la foto. "Fue un momento muy horrible", insiste Segura.
La cosa quedó en un susto pero ha servido para poner de manifiesto que no hay protocolos claros que seguir cuando sucede algo así.
La familia de Pujaire reconoce que, en el campo, no es extraño ver serpientes, pero no desde luego del tamaño de esta. La culebra bastarda es uno de los animales más comunes del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Es una serpiente venenosa opistoglifa (o sea, con los dientes inoculadores de veneno situados en la parte posterior de la boca) que no es peligrosa para el ser humano, por más que esta, por su tamaño, impacte. El envenenamiento es muy raro y sólo ocurre en circunstancias excepcionales, particularmente, si el dedo se inserta profundamente en la garganta de la serpiente.
Es muy activa, agresiva y rápida y se alimenta de pequeños mamíferos como conejos o aves. Si se siente amenazada o acorralada puede elevar la cabeza como una cobra, siseando fuertemente para impresionar a su oponente y, en última instancia, atacar y morder.