Un pueblo de Málaga declara la guerra a estos pájaros ruidosos y piden eliminarlos de parques y zonas verdes
La rápida expansión de estas aves supone un problema local.

En Málaga, la presencia de aves se ha convertido en un tema que genera tanto admiración como debate. Estos coloridos pájaros, que habitan en parques y zonas verdes, aportan un toque exótico al entorno urbano. De hecho, se cree que hay alrededor de 200.000 cotorras argentinas a lo largo de toda la Costa del Sol, algo que ha suscitado inquietudes sobre su impacto en cuanto a la convivencia en la ciudad.
Se cree que esta especie de loro fue inicialmente importada como mascota desde Argentina a finales de la década de los 70, pero que dos de ellos consiguieron escapar y reproducirse hasta convertirse en una población dominante en estado salvaje hoy en día. Por ello, las autoridades locales advierten que esta rápida expansión de las cotorras argentinas está poniendo en riesgo a las especies nativas.
Estos pájaros, también llamados periquitos monje, son conocidos por sus constantes y estridentes llamadas, lo que afecta a la tranquilidad de los espacios públicos. Sus fuertes sonidos se han convertido en una molestia para los residentes de Fuengirola, una situación que se ha ido agravando con el paso de los años. Ante esta problemática, se están estudiando diversas estrategias que permitan devolver la calma a las calles.

Los pasos a seguir
El Ayuntamiento de Fuengirola ha tomado cartas en el asunto ante el rápido crecimiento de la población de esta especie invasora. Hace un año, contrató a una empresa encargada de capturar y eliminar gran parte de estos ejemplares, como medida para controlar el crecimiento, y ahora ha vuelto a sacar a licitación el contrato, que expira el 25 de marzo. El nuevo acuerdo tiene ahora una duración de dos años y un coste de 79.408 euros para las arcas municipales
“La cotorra se ha ido convirtiendo a lo largo de los últimos años en un problema para la conservación de la biodiversidad en los parques y zonas verdes de Fuengirola y en un agente de riesgo para la población, por la peligrosidad de caída de sus nidos y de las ramas de los árboles que los albergan”, explican desde el Ayuntamiento en la memoria justificativa del contrato recogida por Diario Sur.
Aunque todavía se están valorando las diferentes ofertas de las empresas que se han presentado, lo que sí está claro es que no se utilizarán métodos de captura agresivos como el uso de armas de fuego, sino que el procedimiento se realizará con jaulas. Eso sí, el proceso deberá especificar la operativa relacionada con el control de puestas, así como la metodología a seguir desde la captura de las aves hasta su consecuente incineración.