Un experto señala a los cinco grandes traidores que cambiaron la historia de España

Un experto señala a los cinco grandes traidores que cambiaron la historia de España

Saca tus cuchillos, monedas para sobornar y chismorreos: nos ponemos en plan traidores.

Dos traidores conspirandoGetty Images

"Solo conociendo a los traidores del pasado, podremos identificar a los enemigos del presente", escribe el abogado y periodista Jesús A. Rojo Pinilla en su obra Grandes traidores a España, donde revela al lector común las mayores traiciones que ha sufrido el país. En una época en la que las mentiras de nuestros gobernantes son comunes, resulta útil mirar al pasado y repasar las historias de algunos de los personajes más desleales.

Don Julián, el traidor más emblemático

Considerado uno de los peores villanos en la historia española. Aunque su figura está envuelta en leyenda, tanto fuentes árabes como cristianas aseguran que el conde don Julián, gobernador de Ceuta y encargado de defender las ciudades del Estrecho, facilitó la invasión musulmana de la Península Ibérica con su traición. Esto significó abrir las puertas de Hispania visigoda a las hordas mahometanas, lo que estuvo a punto de causar la destrucción de España como concepto cultural.

Según la tradición, su traición al país se originó porque un rey visigodo, en algunas historias llamado Witiza y en otras Rodrigo, había violado a su hija Florinda, conocida como "La Cava". Florinda vivía en la corte visigoda para recibir la educación adecuada para una mujer de su posición. La historiadora Margarita Vallejo Girvés explica en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia que el conde "desistió en su resistencia a las tropas árabes", les "facilitó los barcos de los que aún disponía en Ceuta para defender el estrecho" y "se ofreció a darles información sobre la Península". Así, el rencor de don Julián se convirtió en una venganza que culminó en la traición a su país.

Antonio Pérez, la farsa personificada

1567 fue un año decisivo para Antonio Pérez. En enero se casó con Juana de Coello, con quien ya tenía un hijo. En julio, Felipe II le otorgó el título de secretario del Rey. El toque final llegó en diciembre, cuando el Rey prudente, quizás por la desconfianza que le inspiraba Pérez, "dividió la hasta entonces única Secretaría de Estado, encargada de la política internacional, otorgando la parte del norte a un oficial llamado Gabriel de Zayas y a Antonio Pérez los asuntos de Italia", según su perfil en el Diccionario Biográfico de la RAH.

Al asumir el cargo, Pérez recibió un aviso recordándole que debía rechazar regalos, evitar familiaridad con los negociantes, y no hacer propuestas de oficios para parientes y amigos, además de ser diligente en el trabajo. No obstante, por avaricia y prestigio personal, incumplió todas estas obligaciones.

Tras la muerte de su protector, el príncipe de Éboli, Pérez se asoció con la viuda de éste, aprovechando la relación para mejorar su estatus entre la aristocracia y obtener beneficios económicos. Pérez reveló a la princesa Éboli secretos de Estado. Mientras las tensiones entre Madrid y Flandes aumentaban, la pareja traficaba con información gubernamental. Incluso mintió al Rey diciendo que Juan de Austria planeaba invadir Inglaterra y proclamarse soberano allí, para luego hacer la guerra a España. El engaño fue descubierto y Juan de Escobedo fue enviado a Madrid para revelar la traición al Rey prudente. Temiendo por su vida, Pérez ordenó el asesinato de Escobedo.

Felipe II, al descubrir las verdaderas intenciones de su secretario de Estado, ordenó su arresto. El juicio de Pérez se prolongó por más de una década, generando una revuelta en Aragón, de donde logró huir. En Francia, incitó a Enrique IV a invadir Aragón y, tras exiliarse a Inglaterra, facilitó el saqueo de Cádiz en 1596 al proporcionar información confidencial.

Pau Claris: secesión y corrupción

Pau Claris es un caso emblemático de traición por secesionismo y corrupción. Nacido en 1586, provenía de una familia acomodada de Barcelona y fue destinado a la carrera eclesiástica. Doctor en derecho civil y canónico, fue nombrado canónigo de la catedral de la Seu d'Urgell. Allí, el obispo Duran, de espíritu reformista e inspirado por el concilio de Trento, chocó con las últimas corruptelas de la iglesia representadas por Claris.

Como representante del capítulo de Urgell en las Cortes Catalanas, en 1638 fue promovido a presidente de la Generalitat. Claris se hizo conocido por oponerse a las normativas modernizadoras del Conde Duque de Olivares, representando los privilegios de la oligarquía. La guerra con Francia convirtió la región en zona de frontera, con sus contribuciones económicas y de reclutamiento dirigidas por el astuto presidente hacia la conspiración que culminó con el asesinato del virrey marqués de Santa Coloma y la revuelta campesina del Corpus de Sangre, estableciendo una república que duró siete días. La recompensa del cardenal Richelieu fue aceptar la soberanía francesa del Rey Luis XIII. Doce años más tarde, Juan José de Austria liberó Barcelona y los catalanes se unieron al sentimiento antifrancés que mantuvieron en la Guerra de Sucesión y conflictos posteriores.

Manuel Godoy: entregó España a los franceses

En el siglo XIX, el ascenso de Manuel Godoy, joven guardia de corps, a hombre de máxima confianza de los reyes, le trajo la envidia y desconfianza de la corte, centrada en torno al Príncipe de Asturias, Fernando. Este último organizó el Motín de Aranjuez el 18 de marzo de 1808, resultando en la destitución de Godoy, quien estuvo a punto de ser linchado, y en la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Sin embargo, la alianza que Godoy había establecido con la Francia napoleónica permitió el cruce de sus tropas hacia Portugal.

Fernando VII, el rey traidor

Fernando VII autorizó al general Murat a entrar en Madrid y tomar la custodia de sus padres, Carlos IV y la Reina María Luisa, quienes fueron enviados a Francia. Bajo presión de Napoleón, Fernando VII tuvo que devolver los derechos a su padre, quien los entregó a Napoleón, siendo sustituidos por su hermano José Bonaparte, dando lugar a la ocupación francesa. El retorno de Fernando VII en 1814 marcó el inicio de un reinado desastroso, entregando España a los franceses, perdiendo América y reduciendo a la nación a un puesto insignificante en el orden internacional.