Una experta en vino revela las mejoras formas de guardarlo una vez abierto
Hay diversos trucos para que esta bebida dure más tiempo.
España es uno de los países que mejor vino producen, pero todavía existen muchas cuestiones en torno a su conservación. Aunque hay diversos precios, un vino de buena calidad puede resultar muy caro, con lo que es conveniente saber cómo conservarlo una vez abierto de forma que no haya que tirarlo y desperdiciar ni una gota.
Hay personas que dicen que hay que meter el vino a la nevera una vez abierto, mientras que otras prefieren dejarlo fuera. La sumiller Rachel Thralls da la respuestas definitiva en declaraciones a CNET. Aunque cada tipo de vino requiere diferentes métodos de almacenamiento, hay reglas generales que se pueden aplicar a cualquier botella abierta:
- Comprar un conservador de vino. "Funcionan muy bien para conservar el vino después de abrirlo. Puede utilizar el corcho y volver a colocarlo en su sitio o probar Repour, que elimina el oxígeno de la botella", asegura.
- Guardar la botella abierta en el frigorífico "o en una vinoteca, si tiene una". "Este almacenamiento en frío ralentizará el desarrollo del vino y lo mantendrá fresco. La temperatura ideal de la bodega o la vinoteca es de 13 °C", explica la experta.
- Mantener el vino alejado de la luz solar directa o de fuentes de calor: "Esto incluye encima del refrigerador o el horno. Se 'cocinará' y arruinará el aroma y el sabor".
Qué hacer con cada tipo de vino
En cuanto a otras medidas más específicas, dependerán de si los vinos son espumosos, tintos o blancos, así como de si estos últimos son ligeros, dulces, rosados o con cuerpo.
- Vino espumoso. "Los vinos espumosos pierden su coronación rápidamente después de abrirlos", subraya Thralls. Suele durar de 1 a 3 días en el frigorífico. "Un vino espumoso elaborado con un método tradicional, como el cava o el champán (que tienen más atmósferas de presión, es decir, más burbujas), durará un poco más que un vino espumoso elaborado con un método de tanque, como el prosecco", precisa.
- Vinos blancos ligeros, blancos dulces y rosados. "Se pueden beber hasta una semana si se conservan en el frigorífico con el corcho puesto", explica, aunque advierte de que "notarás que el sabor cambia sutilmente después del primer día a medida que el vino se oxida. El carácter frutal general del vino suele disminuir y se vuelve menos vibrante".
- Vino blanco con cuerpo. Por lo general, duran de 2 a 3 días en la nevera, aunque "los vinos blancos con mucho cuerpo, como el Chardonnay y el Viognier envejecidos en barrica, tienden a oxidarse más rápidamente, porque reciben más oxígeno durante el proceso de envejecimiento previo al embotellado". Es aconsejable "mantenerlos siempre tapados con corcho y en el frigorífico".
- Vino tinto. "Los vinos tintos se pueden conservar en un lugar fresco y oscuro con un corcho, en la vinoteca o el frigorífico. Cuanto más tanino y acidez tenga el vino tinto, más tiempo tenderá a durar una vez abierto", afirma la experta.
Temperatura ideal para servir el vino
Aunque es recomendable meter todos los tipos de vino en la nevera para conservarlos mejor, se deben sacar un poco antes de servirlos para que puedan volver a la temperatura ideal para beber, que también varía en función del vino.
- Champán y vinos espumosos. Los asequibles saben mejor si se sirven a una temperatura de entre 4 y 7 grados centígrados, mientras que si son de alta calidad y más caros, hay que servirlos a la temperatura ideal del vino blanco ligero, que es un poco más cálida.
- Vinos blancos ligeros y rosados. Este tipo de vino se sirve mejor a una temperatura de 4 y 10 grados, un poco más fríos que los vinos blancos más pesados.
- Blancos pesados y tintos ligeros. Saben mejor a una temperatura que puede variar de los 8 a los 13 grados.
- Tintos de cuerpo medio. Estos también se sirven mejor a unos 13 grados, que es también la temperatura ideal para la bodega.
- Tintos con cuerpo y crianza. Por último, estos vinos están mejores a temperaturas más elevadas de entre 15 y 20 grados.