Un estudio desvela la realidad "fallida" de los trenes en España
La mayoría de trayectos no tiene conexión directa.
Con la llegada del verano, los viajes de un lado a otro y el trasiego de personas que disfrutan de sus vacaciones, se convierte en una constante hasta finales de septiembre, y muchos tratan de buscar las mejores alternativas para poder gozar un período vacacional real, sin tensiones, alejados de la rutina del día a día y descansando.
Para conseguir esto, por lo general, en España, se suele ir bien a zonas de montaña o bien a la costa, ya sea en el sur, este, noroeste o Cantábrico, o fuera de España, dependiendo del gusto, las preferencias y las capacidades económicas de cada uno.
Por ello, una de las motivaciones de las vacaciones es viajar y poder disfrutar de zonas a las que el resto del año, por motivos laborales, no podemos acudir para desconectar. Pero hay un problema en esto de viajar... y es que, basándose en los datos publicados en un informe de Greenpeace, en Europa, y por ende, en España, tenemos un grave problema con las comunicaciones: los trenes no son eficientes.
Pero, ¿por qué se dice esto? La respuesta la encontramos en el estudio elaborado por la ONG. Según este, y tras analizar casi mil conexiones internacionales por tren entre 45 ciudades europeas, tan solo el 12% de ellas cuentan con rutas directas, mientras que el 69% las tienen por avión que, evidentemente, es muchísimo más contaminante que el tren.
El dato establece que hay casi seis veces más vuelos directos que conexiones por tren entre las ciudades de toda Europa, por lo que la gente termina optando por coger los aviones en lugar de trenes.
Esto no es nuevo para nosotros, ya que de por sí, en España, la conexión entre numerosos pueblos es inexistente. Pues bien, esta tendencia se repite también en Europa, donde moverse entre las capitales del continente se torna en una misión casi imposible.
Ni trenes nocturnos ni conexiones eficientes
Esta situación se agrava al comprobar que, incluso en trayectos de menos de 600 km como pueden ser entre las capitales del Viejo Continente como París-Roma o Londres-Berlín no existen conexiones directas, algo que supondría una solución al gran problema de la contaminación, y potenciaría el sector ferroviario como nunca.
Por último está el problema de los trenes nocturnos. Directamente no existen. No hay trenes nocturnos que vayan desde o hacia España con el resto de las capitales europeas, algo que se agrava al comprobar que desde la pandemia, tampoco hay nocturnos nacionales entre Madrid y el norte (A Coruña, Ferrol, Barcelona, Vigo...).