Un descubrimiento de miles de piezas en el 'cielo del mundo' asombra a la arqueología
Un grupo de investigadores chinos lleva seis años desenterrado reliquias en una cueva situada a 4.700 metros sobre el nivel del mar.
Las excavaciones de un grupo de arqueólogos chinos en la cueva de Melong Tagphug, al suroeste del Tíbet, han arrojado unos resultados reveladores: el interior de la meseta Qinghai-Tíbet, conocida como el "techo del mundo", lleva habitada desde hace 50.000 años, aunque podrían ser 80.000 si se certifica la antigüedad de algunos de los restos.
El estudio, publicado en la revista científica Science Advances, recoge los trabajos que desde hace 6 años realiza en la cueva -a 4.700 metros sobre el nivel del mar- del equipo de investigadores del Instituto Regional de Protección de Reliquias Culturales del Tíbet y del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia de Ciencias de China y que enterraría la idea de que la región se habitó hace 40.000 años.
Los arqueólogos han desenterrado más de 10.000 piezas de reliquias culturales, entre ellas artefactos de piedra, hueso, cerámica y bronce, así como restos vegetales que datan desde la Edad de Piedra hasta las primeras edades del metal, en una superficie de más de 1.000 metros cuadrados.
La investigadora del instituto Zhang Xiaoling señaló que los restos culturales más antiguos que se han localizado en la cueva se remontan a más de 53.000 años. En el interior de la cueva hay pinturas rupestres de rayas verticales y figuras humanas pintadas con ocre rojo, informa la agencia oficial china Xinhua.
Los restos culturales de múltiples periodos encontrados en la cueva proporcionan evidencias de cómo los antiguos humanos exploraron sus capacidades de supervivencia en el extremo ambiente de alta altitud, mostrando sus patrones de migración y sus formas de organización social. Según el estudio, la cueva estuvo deshabitada durante algún tiempo debido a factores climáticos o a derrumbes, antes de ser ocupada de nuevo en un periodo posterior.
En 2023, China aprobó una ley para la protección medioambiental de la meseta Qinghai-Tíbet, la más grande del mundo, un ecosistema que en las últimas décadas se ha visto amenazado por el cambio climático y la actividad humana. La meseta mide unos 1.000 kilómetros de ancho por 2.500 kilómetros de largo, y tiene una elevación media de 4.500 metros. En ella, se originan grandes ríos asiáticos como el Yangtsé, el Amarillo, el Brahmaputra o el Mekong.