Toman medidas en uno de los mayores puntos negros de España por el pesticida cancerígeno
La descontaminación de parte de un municipio en Galicia avanza después de años de preocupación y lucha vecinal.
En la provincia de Pontevedra, en O Porriño, luchan desde hace años contra un monstruo: la descontaminación del lindano, un pesticida cancerígeno que se producía a mediados del siglo pasado y que, por desgracia, convierte a este municipio pontevedrés en el punto negro de esta sustancia prohibida. La presencia de este compuesto tóxico, fabricado por una fábrica local hace décadas, ha dejado un legado de más de 1.000 toneladas de residuos en la parroquia de Torneiros. Sin embargo, la verdadera magnitud del problema se reveló cuando los propios vecinos, desconociendo su toxicidad, manipularon el lindano para diversos usos, desde plaguicidas hasta material de construcción para sus hogares.
A pesar de que han pasado más de setenta años, los vestigios persistentes del lindano emergen esporádicamente. El último foco, según El Confidencial, se detectó en 2019 en el barrio de Contrasto. Un incidente que, sin embargo, recibió una respuesta tardía por parte de las autoridades. Cinco años después, la Xunta de Galicia ha aprobado finalmente un plan de descontaminación para la zona, aunque la Plataforma Antilindano de Louriña lamenta que sea insuficiente y tardío. Señalan que aún hay fincas contaminadas de las cuales la Xunta debe hacerse cargo, mientras los propietarios, inocentes, continúan sufriendo las consecuencias de la contaminación.
Las tareas de descontaminación, encargada a la empresa Tragsa, presenta desafíos logísticos y regulatorios. La inversión prevista para la operación en Contrasto alcanza los 7,5 millones de euros, con un plazo de ejecución de ocho meses. Sin embargo, la falta de instalaciones autorizadas para el tratamiento de los residuos del lindano obliga a echar mano de una subcontratación, lo que prolonga aún más el proceso.
El conflicto de competencias entre la Xunta y el Ministerio de Transición Ecológica ha contribuido también a la toma de decisiones para pasar a la acción. Mientras tanto, el alcalde de O Porriño, Alejandro Lorenzo, insta a una intervención global y coordinada que involucre a todas las administraciones. Los afectados, por su parte, exigen una respuesta integral para abordar uno de los problemas medioambientales más antiguos de España.
Aunque el lindano en Galicia no alcanzó las proporciones de otras áreas, como Sabiñánigo, el riesgo para la salud y el medio ambiente es innegable. Un informe de la Xunta reveló la contaminación del suelo y del agua en la parroquia de Torneiros, afectando a miles de residentes. La propuesta de la Xunta de tratar todas las tierras contaminadas en una nueva escombrera en As Somozas indica un paso hacia una limpieza más completa, aunque la complejidad de la operación es evidente.
La investigación de la Universidad de Navarra podría ofrecer una solución definitiva contra el lindano, pero mientras tanto, la población sigue sufriendo las consecuencias de vertidos ocurridos hace décadas. La descontaminación de O Porriño es una tarea urgente y compleja que requiere una acción coordinada y decidida por parte de todas las instituciones involucradas.