Rechaza 205.000 euros por abandonar su casa en mitad de una autopista y ahora se arrepiente: lo peor está por llegar
Ahora vive rodeado de polvo y temblores.
![](https://img.huffingtonpost.es/files/image_1200_720/uploads/2025/01/30/la-casa-de-huang-ping-rodeada-por-obras.jpeg)
Huang Ping creyó que había tomado la mejor decisión cuando rechazó la oferta del gobierno para abandonar su casa en Jinxí, China. La compensación ascendía a 1.580.400 yuanes (unos 205.000 euros), pero decidió quedarse. Ahora, con una autopista elevándose a la altura del tejado de su vivienda, admite que ha cometido un error.
El edificio de dos plantas en el que vive con su nieto de 11 años se ha convertido en un "dingzihu" o "casa clavo", como se conoce en China a las viviendas cuyos dueños se niegan a marcharse pese a la expansión urbanística. A medida que avanzan las obras, la polvareda y las vibraciones se han convertido en su día a día. Para evitar el ruido y el caos de la construcción, Huang pasa la jornada en el centro de la ciudad y solo vuelve cuando los operarios han terminado su turno.
"Ahora siento que he perdido una gran apuesta", reconoce. El anciano teme lo que sucederá cuando la autopista se inaugure y los coches empiecen a pasar a pocos metros de su casa. Aunque el tráfico aún no ha comenzado, el panorama es desolador: su hogar ha quedado atrapado en mitad del progreso, convertido en un símbolo de resistencia que él mismo lamenta.
Huang ha terminado admitiendo que su negativa a aceptar la compensación ha sido un error. "Si pudiera volver atrás en el tiempo, aceptaría las condiciones de demolición que me ofrecieron", confiesa.
Las "casas clavo" han aparecido por todo el país como consecuencia de la expansión urbana. Muchas acaban siendo derribadas por orden de las autoridades, pero otras se mantienen como testigos de la lucha entre los ciudadanos y el avance de las infraestructuras. En el caso de Huang, el futuro de su hogar sigue en el aire, pero el arrepentimiento ya ha llegado.