Qué hay detrás del bulo de los tomates españoles que no saben a nada
Las palabras de la exministra francesa Ségolène Royal siguen trayendo cola.
Las palabras de la exministra francesa Ségolène Royal contra los tomates 'bio' españoles siguen trayendo mucha cola y ha dado la vuelta al mundo en los últimos días.
Después de cargar contra los tomates ecológicos españoles, insistió en que "seamos transparentes en cuanto a la igualdad de normas y controles, ya que va en el interés común de la salud en Europa".
Reaccionó a las críticas, insistiendo en su tesis, alegando que "cuando las condiciones sanitarias son desiguales, hay competencia desleal".
Tras decir que la producción española buscaba "engañar al consumidor" o que eran "incomibles", las palabras de Ségolène Royal ha generado un lío real, pero ¿qué hay de cierto en estas afirmaciones?
Todo se remonta al año 2017, cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Florida analizó 398 variedades distintas de tomates y sacó una conclusión principal, el tomate "necesita de unos 25 compuestos distintos para construir su inconfundible identidad organoléptica".
Y, en el trabajo, han detallado que en las variedades comerciales solo tienen ya 13 de los compuestos volátiles que le dan el olor al tomate.
Según recoge Xakata, hay un inconveniente y es que los tomates que España envía a todo el mundo cuentan con unas características visibles perfectas, pero es cierto que el sabor ha bajado.
En el caso de que no haya una buena fotosíntesis, se provoca una mutación en la planta. Una alteración de la proteína GLK2 que es la que regula la transformación de la energía del sol en azúcares. De esa manera, se disminuyen los niveles de azúcar en el interior del fruto y es lo que deja a un tomate sin sabor.
Por lo que todo podría estar relacionado con el cambio climático y el aumento de las temperaturas. Pero, en cualquier caso, eso sólo en el caso de los comerciales. El resto, como dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, son "imbatibles".