Esta fue la primera ciudad romana de Hispania: fue cuna de grandes emperadores de origen español
Su fundación se remonta al año 206 a.C., al final de la Segunda Guerra Púnica.
Roma ejerció su dominio a lo largo de varios siglos en tres continentes, incluyendo Europa. La península ibérica, conocida como Hispania, fue una de sus gemas más preciadas. Itálica, ubicada en la actual Santiponce, a unos 10 minutos de Sevilla, fue la primera de las ciudades romanas establecidas en lo que eventualmente se convertiría en España. Además, fue el lugar de nacimiento de dos emperadores y varios senadores de la época. Aunque sus notables ruinas, como el anfiteatro, el teatro, las casas valiosas, las termas y otros edificios públicos, todavía perduran, su historia por sí sola merece atención, llena de riqueza, interés y anécdotas.
Breve repaso histórico de Itálica
Itálica emergió como una ciudad romana clave en la península ibérica, siendo la primera en establecerse en Hispania y fuera del territorio italiano. Su fundación se remonta al año 206 a.C., al final de la Segunda Guerra Púnica, cuando Publio Cornelio Escipión, conocido más tarde como el Africano, estableció su campamento en el Cerro de San Antonio, a orillas del Bajo Guadalquivir. Este lugar sirvió como refugio y centro de atención médica para los heridos de la guerra.
Cerca de Alcalá del Río, durante la Batalla de Ilipa, las fuerzas cartaginesas fueron derrotadas, otorgando a los romanos vencedores la condición de fundadores auténticos de la población. Itálica tomó su nombre en honor a estos primeros habitantes procedentes de la península itálica, y con el tiempo, civiles llegaron en busca de oportunidades económicas en esta nueva ciudad.
Las referencias sobre esta ciudad son limitadas hasta las guerras civiles entre Sertorio y Pompeyo, y luego entre Pompeyo y Julio César. Con la llegada de Augusto, Itálica adquirió el estatus de municipio, lo que le permitió acuñar su propia moneda y la construcción de su primer teatro permanente, que serviría como modelo para los teatros posteriores en la República Romana.
El declive de Itálica
En el siglo II d.C., se desarrolló un nuevo y lujoso barrio al norte de la ciudad, conocido como Nova Urbs, que duplicó su extensión. Este barrio estaba caracterizado por calles empedradas, alcantarillado, aceras porticadas y majestuosas domus con tiendas, convirtiendo a Itálica en un referente en la región.
El declive de Itálica en el siglo IV se atribuye en gran medida a factores político-económicos, tras la desaparición de los emperadores hispanos y la disminución de la influencia de las grandes familias de la ciudad. Primero, las lujosas domus comenzaron a deteriorarse, seguidas por las tiendas, aunque una pequeña población continuó habitando la parte más antigua de la ciudad.
Desde su fundación, Itálica disfrutó de condiciones ideales para la agricultura y la minería, además de mantener buenas relaciones con las poblaciones autóctonas cercanas, como los turdetanos. Esto la convirtió en un lugar popular para los romanos veteranos, mientras que Hispalis (la antigua Sevilla) se centraba más en actividades comerciales y portuarias.
Después de las guerras civiles, con el establecimiento del principado, los habitantes de Itálica pudieron ascender socialmente. Algunos incluso accedieron a cargos en la administración imperial. El emperador Adriano elevó el estatus de la ciudad a colonia y la expandió en su apogeo, construyendo murallas, domus con impresionantes mosaicos, grandes edificios públicos, sistemas de alcantarillado, termas y un anfiteatro con capacidad para aproximadamente 25,000 espectadores.
Itálica, cuna de grandes emperadores
Se cree que este anfiteatro fue uno de los más grandes de todo el imperio romano. La ciudad estaba llena de actividad y diversión, como lo demuestran los Tabula Lusoriae, tableros de juego grabados en piedra repartidos en varios lugares, que servían como entretenimiento durante los intervalos de las actuaciones en el anfiteatro.
Itálica también fue la cuna de personajes ilustres, como los emperadores Trajano y Adriano, lo que elevó aún más la importancia de la ciudad, otorgándole el título de Colonia Aelia Agusta Itálica. Aunque no se ha podido confirmar, es posible que Teodosio I el Grande también haya nacido aquí.