Por qué las botellas de vino son de 75 ml y no de un litro
Durante el siglo XX, la legislación europea sobre envases reconoció oficialmente la capacidad de 750 ml como estándar en 1975.

La historia de las botellas de vino se remonta a la antigüedad, cuando el vino se almacenaba en pellejos de animales y vasijas de barro. En el siglo XV a.C., los egeos en la ciudad de Cnosos comenzaron a usar ánforas de arcilla para transportar vino, una práctica que luego adoptaron los romanos y griegos. Con el tiempo, los romanos sustituyeron las vasijas por barricas de madera de roble, aprendiendo de los galos, quienes ya utilizaban este material para almacenar cerveza.
El uso de botellas de vidrio para el vino comenzó con los artesanos fenicios en el siglo III a.C., quienes elaboraron los primeros contenedores redondos y cerrados. Sin embargo, no fue hasta 1821 en Bristol, Inglaterra, que se empezaron a fabricar botellas de cristal en grandes cantidades, similares a las que conocemos hoy en día.
La capacidad de 750 ml tiene su origen en Francia durante el siglo XVIII. En esa época, el rey Luis XIV decretó que los vasos de vino que se servían en la corte debían contener exactamente una sexta parte de una botella de vino. Por lo tanto, la capacidad de una botella debía ser de seis vasos de vino, lo que resultó en la medida de 750 ml.
Además de esta razón histórica, existen otros factores prácticos que han influido en la estandarización de esta medida. Durante el siglo XX, la legislación europea sobre envases reconoció oficialmente la capacidad de 750 ml como estándar en 1975. Esta medida se adoptó ampliamente debido a su conveniencia tanto para los productores como para los consumidores. Las botellas de 750 ml son fáciles de manejar y almacenar, y su tamaño es adecuado para compartir entre dos o tres personas en una comida.
Otro aspecto importante es la producción de vidrio. Las fábricas de vidrio producen botellas en medidas estándar para optimizar la eficiencia y reducir costos. Cambiar la capacidad de las botellas de vino implicaría ajustes en la maquinaria y en los procesos de producción, lo que incrementaría el precio final del vino.
En términos de comercio internacional, la capacidad de 750 ml también facilita las transacciones. En el siglo XIX, cuando el comercio de vino entre Europa y América se intensificó, se adoptó esta medida para simplificar las exportaciones e importaciones. Una caja de vino estándar contiene 12 botellas de 750 ml, lo que equivale a 9 litros, una cantidad manejable para el transporte y almacenamiento.
Finalmente, es importante mencionar que existen otras medidas de botellas de vino, aunque menos comunes. Por ejemplo, la botella Magnum tiene una capacidad de 1,5 litros, equivalente a dos botellas estándar, y se utiliza principalmente para vinos tintos y de guarda. La botella Jeroboam, con una capacidad de 3 litros, se reserva para ocasiones especiales o vinos de alta calidad. Estas variaciones permiten a los productores y consumidores elegir el tamaño que mejor se adapte a sus necesidades y preferencias.