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Pide un préstamo de 11.000 euros para la boda de su hijo y acaba sin casa por no leer la letra pequeña

Pide un préstamo de 11.000 euros para la boda de su hijo y acaba sin casa por no leer la letra pequeña

Para colmo, el matrimonio apenas duró unos meses.

Una novia y un novio tomados de la mano durante una bodaGetty Images

Una boda que terminó en pesadilla (y no solamente por el divorcio). En 2013, María de Fátima Gonçalves, una mujer que vive en el distrito portugués de Setúbal, decidió pedir un préstamo de 11.000 euros para ayudar a su hijo a casarse.

Sin embargo, el crédito, pedido en una empresa de dudosa reputación, se acabó convirtiendo en el gran error de la vida de la mujer por no haber leído la letra pequeña antes de firmar el contrato.

Tal y como recoge CNN Portugal, tras una serie de peticiones extrañas por parte del prestamista, Alexandra, la hija de María de Fátima, decidió que la familia se asesorara legalmente y acudiera a una abogada para conocer qué es lo que estaba ocurriendo.

“En aquel momento, la abogada Ana Cristina dijo inmediatamente 'doña María de Fátima, la casa ya no es suya y ya tiene otros propietarios' y mi madre dijo 'eso no es posible, es mi casa, yo pagué por mi casa. No puede ser, abogada, es mi casa”, ha explicado Alexandra.

“Esto ocurre porque la gente es sucesivamente engañada para hacer negocios jurídicos cuyo significado y alcance no entiende. Y así, de un préstamo se pasó a las escrituras de compraventa de inmuebles”, ha destacado, en declaraciones a CNN Portugal, la abogada Rita García Pereira.

La hija de María de Fátima ha detallado que “nada se leía en voz alta. Ni siquiera estaban en un escritorio normal. Se sentaban en un banco donde les decían y eran siempre muy amables: 'señora María, señor Fernando, firmen aquí, que todo está en orden'”.

Todo surgió por lo que María de Fátima pensaba que era una renegociación de la cuota del préstamo personal pedido. Sin embargo, la realidad es que la cantidad mensual que empezó a pagar correspondía a un contrato de alquiler de su propia casa, que ya no le pertenecía.

La mujer presentó una querella criminal en 2020, pero la misma aún no ha sido resuelta por la justicia portuguesa. Para colmo, el matrimonio de su hijo (que fue el motivo por el que se pidió el préstamo) apenas duró unos meses.