Este es el origen de la expresión "poner los cuernos"
Hay muchas razones de por qué se vincula a una infidelidad.
Lamentablemente, más de uno/a ha tenido que pasar por el mal trago de que alguien le haya puesto los cuernos. La expresión, ya instaurada en el lenguaje popular, es sinónimo de ser infiel, ya sea en una relación de pareja o directamente en el matrimonio.
Su popularidad es tal que la Real Academia de la Lengua Española (RAE) ya contempla una acepción en su definición de cuerno sobre esta expresión: "infidelidad matrimonial"
A estas se suman otras muchas otras locuciones frecuentes en España, con variantes en América Latina, que forman parte del lengua coloquial: "mandar a freír espárragos", "hacer tilín" o "hablar por los codos" son solo algunos ejemplos.
Sin embargo, y más concretamente en el caso de "poner los cuernos", su origen es desconocido para muchos. Y es que la realidad es que hay muchas teorías al respecto sobre su procedencia.
Origen de la expresión "poner los cuernos"
El origen de la expresión "poner los cuernos" no está estrictamente definido, pero son varios los que la sitúan en la Edad Media.
Tal y como detalla la investigación de la filóloga Héloïse Guerrier, viene de «al Ius primae noctis» o «derecho de pernada», que hace alusión al derecho que tenían los señores feudales de estar con la mujer que deseasen del feudo, además de gozar del privilegio de acostarse con una de las señoras de sus vasallos en su noche de bodas. En este tipo de situaciones, era común colocar una cornamenta de ciervo como símbolo del acto que se estaba produciendo.
Otra de las explicaciones de la expresión es que tiene origen vikingo. El jefe de la aldea vikinga colocaba unos cuernos de un animal en la puerta de su casa cuando estaba acompañado de una mujer, lo que venía a decir que no debían molestarle bajo ningún concepto. Su arraigo fue tal que dicha locución comenzó a emplearse para referirse a las mujeres comprometidas o casadas que complacían, obligadas, los caprichos sexuales de los jefes vikingos.
Asimismo, en la cultura celta, el cuerno siempre se ha empleado como signo de fertilidad y virilidad, de tal manera que podían ser usados como expresión de la fortaleza del hombre, que podía engendrar un hijo con una mujer independientemente de los compromisos matrimoniales y las relaciones que mantuviera esta con otros hombres.
Sumado a ello, muchos lo asocian con la imagen del diablo y los cuernos que le caracterizan. En muchas culturas, cuando alguien es infiel, es que está actuando como el rey de los infiernos, haciendo el mal, poniéndose sus cuernos.